lunes, 10 de julio de 2017

Prominentes mujeres en la judería medieval - Enlace Judío

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Prominentes mujeres en la judería medieval

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El hallazgo de la Genizah del Cairo en el s. XIX (a raíz de los
trabajos de renovación que se iniciaron en 1890) fue un acontecimiento
revolucionario, pues a pesar que este archivo documental era conocido
desde mucho antes, el valor de su acervo literario e histórico fue
recién reconocido e investigado en el s. XX. Una genizah es un depósito
especial mantenido por las comunidades judías antiguas, anexo a
sinagogas o cementerios, donde se guardaban aquellos textos
categorizados como sagrados, por contener escrito en ellos el nombre de
dios. Estos documentos incluyen tratados bíblicos o del Talmud, como
también textos laicos como testamentos, cartas, solicitudes y dictámenes
rabínicos sobre temas de diversa índole.


La Genizah del Cairo, construida en el año 882 d.C. contenía
abundantes documentos invaluables, entre ellos una versión original en
hebreo del Libro de la Sabiduría de Ben Sirah, tratados de Mishná
firmados por Maimónides y poemas de Yehudá Halevi, verdaderos tesoros
literarios de la judería medieval. Los registros privados, cartas,
contratos y otros documentos, son pequeñas ventanas a la vida de la
judería medieval, no sólo en el mundo islámico, pues además de textos en
hebreo y árabe, hay documentos en lengua persa, español, griego,
italiano e yiddish.


Una porción considerable de documentos de la Genizah del Cairo
estaban escritos por mujeres, sobre los temas que les eran importantes,
consultas sobre pertinencia o praxis religiosa, reclamos a rabinos y
autoridades sobre una situación legal. Estos documentos dan cuenta del
status de las mujeres en las comunidades judías de la época, como
individuos letrados, independientes o semi independientes, capaces de
desenvolverse en el mundo interactuando no sólo con sus familias, sino
con autoridades comunitarias, sabios de tierras lejanas y con la
sociedad gentil.


Además de amas de casa y madres de familia, muchas mujeres judías de
la época trabajaban fuera del hogar en oficios relacionados al comercio
de textiles; costureras, hilanderas, bordadoras, así como comerciantes
de hilos, telas y vestimentas. Por ejemplo, la esposa de Abu al-Hasan,
molinero, hija de un hazán, apela a la corte rabínica para estipular que
su marido no tiene el derecho de obligarla a trabajar como costurera en
casas ajenas, y que en caso de hacerlo, él no tiene el derecho de
recibir ese dinero.


Karima al-Wuhsha (la deseada) la comerciante, fue una mujer
prominente en la vida pública de El Cairo en el siglo XII. Su esposo se
divorció de ella tras el nacimiento de una hija, luego tuvo un hijo
fuera del matrimonio, por lo cual fue expulsada de la sinagoga iraquí en
Egipto en Iom Kippur. Otros documentos narran sobre su éxito económico y
también sobre su continua vinculación a la comunidad. El testamento de
Karima deja legados a caridad y a instituciones comunitarias, incluyendo
a la sinagoga iraquí, e instruye sobre los arreglos para un gran
funeral. Luego de su muerte, los documentos siguen mencionándola al
identificar a sus hijos y nietos.


Otros oficios descritos para las mujeres judías de la sociedad
medieval incluyen partera, médica oculista, astrólogas, cuidadoras de
casas comunitarias (como escuelas y sinagogas) y maestras. Un caso
presentado a Maimónides trata de una mujer abandonada por su marido, que
se gana la vida dirigiendo una escuela; el esposo regresa años después y
le exige que deje la escuela y se dedique sólo al trabajo doméstico. La
solicitud de la mujer insta a considerar que este hombre ha sido poco
fiable en el pasado y que si ella renuncia a continuar con la escuela y
pierde a los alumnos, le será imposible volver a encontrar clientela en
el futuro si su esposo la vuelve abandonar. El dictamen de Maimónides
indica que el marido debe ser obligado a divorciarla, y ella no debe
recibirlo y debe renunciar a su porción marital (pues éstas son causales
de divorcio), y que mientras ella se encuentre divorciada podrá
disponer de sí misma, enseñar lo que le plazca y actuar como le parezca.




Las relaciones entre géneros también pueden ser revaluadas a la luz
de algunos hallazgos de la Genizah del Cairo. Se encuentran entre los
documentos abundantes ketubot de estilo talmúdico, escritas a nombre del
marido, pero además se encuentra un tipo diferente de ketubah, llamado
bilateral, según la costumbre de la tierra de Israel, en la cual se
señalan obligaciones comunes mutuas entre los esposos, definiendo el
matrimonio como una sociedad y se garantiza a la mujer la prerrogativa
de iniciar el divorcio si la convivencia es imposible.


La educación femenina no era corriente, pero tampoco totalmente
excepcional. Aquellas mujeres educadoras o comerciantes debían saber
leer y escribir, en árabe probablemente, así como manejar rudimentos de
matemáticas y contabilidad. La educación formal religiosa era un tema
más bien exclusivo de los hombres, si bien las niñas y jóvenes debían
ser instruidas en las bases religiosas que garantizara una adecuada vida
familiar dentro de los preceptos bíblicos. La existencia de algunas de
estas mujeres instruidas está atestiguada en los documentos de la
genizah, como la hija de Samuel ben Ali, autoridad comunitaria en
Bagdad, quien era experta en las escrituras y el Talmud, respetada
maestra quien daba clases a hombres jóvenes en materias religiosas, a
pesar de hacerlo a través de una ventana que separaba su presencia de
sus alumnos. Qasmunah, posible hija del poeta Ismail ibn Baghdala o del
rabino Samuel ha Naguid, escribió bellos poemas en lengua árabe, los
cuales sobreviven hasta hoy en antologías medievales.


En el ámbito literario, la corriente hebrea Manama introdujo una
serie de motivos misóginos en el canto y la poesía, lo cual es reflejo
de cambios sociales y políticos acontecidos a partir del s. XIII en el
mundo islámico, los cuales apuntaban a la pérdida de autonomía para las
mujeres, leyes patriarcales más severas en la sociedad musulmana en la
cual las comunidades judías se insertaban y una creciente tensión con el
mundo cristiano europeo.


Son estos cambios históricos y la transición a la modernidad los que
configuraron el modo en el que comprendemos hoy a las sociedades del
pasado. Solemos asumir a las mujeres judías del pasado como buenas
esposas y madres, en una continuidad directa con la tradición bíblica,
desestimando la capacidad de transformación y cambio que aquí vemos
plasmada por mujeres medievales, quienes a través de sus oficios,
enseñanzas y rol público, se mantuvieron vinculadas a la vida
comunitaria y secular en forma activa.


Fuente:eldiariojudio.com


#JudiasExcepcionales



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