martes, 20 de junio de 2017

Napoleón Bonaparte - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Napoleón Bonaparte



Napoleón Bonaparte
Emperador de los franceses

Copríncipe de Andorra

Rey de Italia

Protector de la Confederación del Rin
Jacques-Louis David - The Emperor Napoleon in His Study at the Tuileries - Google Art Project.jpg

Retrato de Napoleón en su gabinete de trabajo, en el palacio de las Tullerías. Jacques-Louis David, 1812.
Emperador de los franceses

Copríncipe de Andorra
18 de mayo de 1804-3 de abril de 18141 /11 de abril de 18142
Predecesor Charles-François Lebrun

(como Tercer Cónsul)
Sucesor Luis XVIII

(como rey de Francia y de Navarra)

20 de marzo de 1815-22 de junio de 1815
Predecesor Luis XVIII

(como rey de Francia y de Navarra)
Sucesor Napoleón II3

Información personal
Coronación 2 de diciembre de 1804, Notre Dame de París
Nacimiento 15 de agosto de 1769

Bandera de Francia Ajaccio, Córcega, Francia
Fallecimiento 5 de mayo de 1821 (51 años)

Bandera de Reino Unido Santa Elena, Reino Unido
Entierro Los Inválidos
Familia
Dinastía Bonaparte
Padre Carlo Bonaparte
Madre María Letizia Ramolino
Consorte Josefina de Beauharnais

María Luisa de Austria
Descendencia Napoleón II
Carrera militar
Apodo «El Pequeño Cabo» (le Petit Caporal)
Lealtad Flag of France.svg Francia
Condecoraciones Red ribbon bar - general use.svg

Cruz de la Legión de Honor
Conflictos


Firma Firma de Napoleón Bonaparte

Imperial Coat of Arms of France (1804-1815).svg

Escudo de Napoleón Bonaparte


[editar datos en Wikidata]
Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, 15 de agosto de 1769-Santa Elena, 5 de mayo de 1821) fue un militar y gobernante francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de brumario que lo convirtió en primer cónsul (Premier Cónsul) de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de 1802 hasta su proclamación como emperador de los franceses (Empereur des Français) el 18 de mayo de 1804, y fue coronado el 2 de diciembre; proclamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo. Ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.


Durante un periodo de poco más de una década, tomó el control de casi
toda Europa Occidental y Central mediante una serie de conquistas y
alianzas, y solo tras su derrota en la batalla de las Naciones, cerca de Leipzig, en octubre de 1813, se vio obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia y al poder durante el breve periodo llamado los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, cuando fue desterrado por los británicos en la isla de Santa Elena, donde falleció.


Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de
la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque
con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de
conquista se convirtieron en las mayores operaciones militares conocidas
hasta ese momento en Europa, en las que involucró a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época. Además de estas proezas bélicas, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un «déspota ilustrado»
debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin
embargo, lo estiman un dictador tiránico cuyas guerras causaron la
muerte de millones de personas, así como uno de los personajes más
megalómanos y nefastos de todos los tiempos.4


Se le juzga como el personaje clave que marcó el inicio del siglo XIX y la posterior evolución de la Europa contemporánea.


Sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo (le Petit Caporal), en tanto que los británicos se referían a él con el despectivo Boney y las monarquías europeas como el tirano Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal.5



Índice

Primeros años

Nacido Napoleone di Buonaparte (Nabolione o Nabulione en corso), sólo un año después de que Francia comprara la isla de Córcega a la República de Génova. Napoleone, años después, cambió su nombre por el afrancesado Napoléon Bonaparte. El registro más antiguo de este nombre aparece en un informe oficial fechado el 28 de marzo de 1796.



Carlo Buonaparte y Letizia Ramolino, padres de Napoleón.
Su familia formaba parte de la nobleza local. Su padre, Carlo Buonaparte, abogado, fue nombrado en 1778 representante de Córcega en la corte de Luis XVI, lugar donde permaneció durante varios años, por lo que fue su madre, María Letizia Ramolino,
la figura fundamental de su niñez. Adelantada a su época, exigía que
sus ocho hijos se bañaran diariamente, cuando lo común era bañarse,
llegado el caso, una vez al mes. Napoleón, de carácter huraño y
taciturno, se mantuvo apartado de sus compañeros. Le gustaba estar solo
para meditar y sentía profunda aversión hacia los franceses, a quienes
acusaba de ser los opresores de los corsos. No era muy buen estudiante y
sólo le preocupaban las matemáticas, ciencia en la que progresaba
asombrosamente. También se dedicó a la lectura de obras de la literatura
clásica, como la Historia universal de Polibio, las Vidas paralelas de Plutarco o la Expedición de Alejandro de Arriano de Nicomedia, obras que tuvieron una profunda influencia en su espíritu.


Su padre consiguió que Napoleón y su hermano José se trasladaran a la Francia continental, para estudiar en la escuela militar francesa de Brienne-le-Château a la edad de 10 años. Antes de entrar debía aprender francés, idioma que habló con un marcado acento italiano por el resto de su vida. Obtuvo notas destacadas en Matemáticas y Geografía, y consiguió también las necesarias para aprobar las demás materias. Tras su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale Militaire de París. Aunque había buscado en un principio una formación naval, terminó estudiando artillería en la École Militaire.
Después de su graduación en septiembre de 1785, fue comisionado como
teniente segundo de artillería. Tomó sus nuevas obligaciones en enero de
1786, a la edad de 16 años.


Napoleón sirvió en la guarnición de Valence y de Auxonne hasta el estallido de la Revolución francesa (aunque se tomó casi dos años de licencia en Córcega y París durante este lapso). Poco después de comenzar la revolución, Napoleón se encontraba en Córcega. Apoyó la facción jacobina
y obtuvo el rango de comandante segundo de la Guardia Nacional de
Voluntarios de la isla. Después de entrar en conflicto con el líder
nacionalista Pasquale Paoli (antiguo héroe de Napoleón), Bonaparte y su familia fueron obligados a huir a Francia, donde llegaron en junio de 1793.


Campañas iniciales


Gracias a la la ayuda del compañero Saliceti, se convirtió en comandante de artillería de las fuerzas francesas que sitiaban la fortaleza realista de Tolón,
que se había amotinado contra el terror republicano y había permitido
el desembarco de una fuerza angloespañola. Napoleón definió y ejecutó
una estrategia basada en el emplazamiento de baterías artilleras que
crearan una superioridad total de fuego previa a los asaltos a los
diferentes fuertes que protegían Tolón, que finalmente fue evacuada por
la armada angloespañola. Su determinación, su capacidad de trabajo y su
frialdad bajo el fuego le convirtieron en el héroe del sitio, tras lo
cual fue nombrado general de brigada. Cuando fue enviado a Génova por órdenes superiores en una misión secreta hacia julio de 1794, cae Maximilien Robespierre, y Napoleón se convierte en blanco de sospechas originadas por su amistad íntima con Augustin Robespierre, hermano menor de Maximiliano. Por ese motivo estuvo arrestado durante dos semanas, y fue liberado por falta de pruebas.


En 1795 Bonaparte se encontraba en París cuando el 3 de octubre realistas y contra-revolucionarios organizaron una protesta armada contra la Convención,
sus excesos y su gobierno tiránico. A Bonaparte se le encomendó dirigir
a un improvisado ejército en la defensa de la Convención en el Palacio de las Tullerías. Obtuvo algunas piezas de artillería con la ayuda de un joven oficial de caballería, Joachim Murat,
que posteriormente se convertiría en su cuñado, y logró repeler a los
insurgentes. Este triunfo le dio una gran fama y poder sobre el nuevo Directorio, particularmente sobre su líder, Paul Barras. Pocas semanas después, el 9 de marzo de 1796, se casa con la amante de Barras, Josefina de Beauharnais.


La campaña de Italia de 1796-1797


Bonaparte en el puente de Arcole, por Antoine-Jean Gros (c. 1801).
Días después de su matrimonio, Bonaparte tomó el mando del Ejército
francés en Italia, al que lideró exitosamente en la invasión de dicho
país. Antes de partir, arengó a sus tropas con estas palabras:
«Soldados: estáis mal vestidos y mal alimentados. El gobierno os debe
mucho. Grandes provincias y ciudades serán vuestras. Allí hallaréis
gloria y riqueza». Por aquella época ganó el apodo de «Pequeño Cabo» en
virtud de su buena relación con la tropa. Logró sacar a las fuerzas
austriacas de Lombardía con su victoria en la batalla del puente de Arcole y derrotó al ejército de los Estados Papales. A raíz de la protesta del papa Pío VI por la ejecución del rey Luis XVI, Francia respondió anexionándose dos pequeños territorios papales. Sin embargo, Bonaparte desoyó las órdenes del Directorio de marchar contra Roma y destronar al papa. No fue sino un año después que el general Berthier
capturó Roma y apresó al papa, quien posteriormente falleció por una
enfermedad en su cautiverio. En 1797, Bonaparte, al mando del ejército,
derrotó sucesivamente a cuatro generales austríacos cuyas tropas eran superiores en número y forzó a Austria a firmar un acuerdo de paz. El resultante Tratado de Campoformio le dio a Francia el control de la mayoría del norte de Italia, así como el de los Países Bajos y el área del Rín. Una cláusula secreta prometía otorgar Venecia
a Austria. Bonaparte marchó contra Venecia, ocupándola y acabando con
más de 1000 años de independencia. Posteriormente, en 1797, Bonaparte
organizó los territorios ocupados en Italia en lo que se conoció como la
República Cisalpina.


Napoleón Bonaparte fue un estratega brillante. Logró absorber los
conocimientos militares esenciales de su época y aplicarlos
exitosamente. Como planificador en el campo de batalla fue bien conocido por su creatividad en las tácticas de movilización de la artillería.
Sin embargo su éxito no se debía únicamente a su carácter innovador,
sino a su profundo conocimiento e inteligente aplicación de las tácticas
militares convencionales. Como él decía: «He peleado en sesenta
batallas y no he aprendido nada que no supiera anteriormente». Como
oficial de artillería, desarrolló nuevas tácticas y empleó la artillería
como una fuerza móvil para respaldar los ataques de la infantería,
beneficiándose de la ventaja tecnológica de Francia en materia de
armamento. Fue conocido como un comandante agresivo, que contaba con la
lealtad de soldados altamente motivados. También fue el primero que usó
sistemas de telecomunicación, la llamada «línea Chappe de semáforos»,
implantada en 1792.
También fue un maestro en materia de espionaje y de engaño.
Frecuentemente ganó batallas al conocer de antemano el movimiento de las
tropas enemigas.


Durante su campaña de Italia, Bonaparte se convirtió en una figura influyente en la política francesa. Publicó dos periódicos,
inicialmente para sus tropas, pero que circulaban también por Francia.
En mayo de 1797 fundó un tercer periódico, publicado en París, llamado Le Journal de Bonaparte et des hommes vertues. Las elecciones de 1797 dieron a los realistas mayor poder, lo que alarmó a Barras y sus aliados en el Directorio.
Los monárquicos, por su parte, comenzaron a criticar a Bonaparte
acusándole de haber saqueado Italia y de haberse excedido en su
autoridad al negociar con Austria (lo cual en ambos casos era cierto).
Bonaparte envió con prontitud al general Augereau a París para liderar
un golpe de estado el 18 de fructidor
(4 de septiembre), eliminando políticamente a los realistas. Esto
devolvió nuevamente a Barras el control, pero ahora dependiendo de
Bonaparte para permanecer en su cargo. Después de finalizar sus
negociaciones con Austria, Napoleón regresó a París en diciembre, y fue
recibido como un héroe conquistador y la fuerza dominante en el
gobierno, mucho más popular que sus directores.


La expedición a Egipto


Napoleón visitando a los apestados de Jaffa, por Antoine-Jean Gros (1804).
En marzo de 1798 Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto, en aquel entonces una provincia otomana, con el objetivo de proteger los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. El Directorio,
aunque preocupado por el alcance y el coste de la expedición,
rápidamente aprobó la empresa dado que significaba sacar a Bonaparte del
centro del poder.


El aspecto más inusual de dicha expedición es la inclusión de un buen
número de científicos, lo cual, según algunos, reflejaba la devoción de
Bonaparte por los principios e ideas entonces en boga de la Ilustración.
Otros, sin embargo, lo vieron como una maniobra propagandística que
sólo buscaba ocultar las intenciones imperialistas de Napoleón.
Bonaparte también emitió proclamas en las cuales se presentaba como
liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y alabando
los preceptos del islam. Esta maniobra no fue exitosa dado que el pueblo egipcio siempre vio a los franceses como una fuerza de ocupación.


De camino a Egipto, la expedición de Bonaparte conquistó a traición Malta el 9 de junio, expulsando a la Orden Hospitalaria. Desembarcó en Alejandría el 1 de julio de 1798, eludiendo temporalmente a la Armada británica. Aunque los franceses ganaron la decisiva batalla de las Pirámides
(con un ejército de 25 000 hombres enfrentados a 100 000 del enemigo),
toda la flota francesa (a excepción de dos naves) fue destruida por el
almirante Nelson en la batalla del Nilo. Con su ejército atrapado en Egipto, el objetivo de Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio frustrado, si bien logró consolidar su poder en Egipto, no sin sofocar antes diversas revueltas populares. Bonaparte ordenó que en Egipto la servidumbre y el feudalismo fuesen abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. Bonaparte fue llamado por los egipcios Sultán Kebir. La situación propició el desarrollo de importantes estudios sobre el Antiguo Egipto entre los que se destaca el descubrimiento de la Piedra de Rosetta.



Bonaparte ante la esfinge, pintura de Jean-Léon Gérôme, c. 1868.
A comienzos de 1799 condujo al ejército francés sobre la provincia otomana de Siria
y derrotó a las fuerzas superiores despachadas por la Sublime Puerta en
diferentes batallas, pero su ejército sucumbió ante las plagas (en
especial la peste bubónica) y la carencia de suministros. Napoleón dejó un contingente de 13 000 soldados para apoderarse de las ciudades costeras de Jaffa, El Harish, Gaza y Haifa.


El asalto de Jaffa
fue particularmente brutal. Aunque los franceses se apoderaron de la
ciudad tras unas pocas horas de combate, los soldados de la República
asesinaron a bayonetazos a 2000 turcos de la guarnición que trataban de
rendirse. A continuación se ensañaron durante tres días con la población
civil, robando y matando a hombres, mujeres y niños. La matanza culminó
cuando Bonaparte ordenó la ejecución de 3000 prisioneros turcos.


Con su ejército debilitado, e incapaz de tomar la fortaleza de Acre,
Bonaparte se vio obligado a volver a Egipto en mayo de 1799. Con objeto
de acelerar su marcha, los prisioneros fueron ejecutados y los enfermos
abandonados a una muerte segura. De vuelta al país del Nilo, el 25 de julio Bonaparte derrotó a los otomanos en su intento de desembarco en Abukir.
Con la situación en Egipto estancada y la cada vez mayor inestabilidad
en Francia, Bonaparte abandonó el país en una goleta rumbo a Francia,
dejando al mando al general Kléber.


La Francia napoleónica


Napoleón abucheado en la asamblea de los Quinientos, con motivo del golpe de estado del 18 de brumario, pintura de Bouchot.

Periodo revolucionario

El golpe de estado del 18 de brumario

Durante su estancia en Egipto, Bonaparte siguió de cerca los asuntos
europeos, obteniendo información principalmente de los periódicos y
despachos que le llegaban irregularmente. El 23 de agosto
de 1799 decide sorpresivamente embarcarse hacia Francia, aprovechando
una relajación temporal del bloqueo a los puertos franceses por parte de
la flota británica.


Aunque posteriormente fue acusado por sus oponentes políticos de
abandonar a sus tropas, su partida había sido debidamente autorizada por
el Directorio, que había sufrido una serie de derrotas militares contra las fuerzas de la Segunda Coalición, formada por la alianza de Gran Bretaña con Austria, Rusia, Nápoles y Portugal, que temían una inminente invasión.


Cuando llegó a París
en el mes de octubre, la situación militar había mejorado tras varias
victorias sobre el enemigo. La República, sin embargo, estaba en
bancarrota y el Directorio, corrupto e ineficiente, estaba en su nivel
más bajo de popularidad.


Uno de los Directores, Sieyes, pidió a Bonaparte su respaldo para ejecutar un golpe de estado contra la Constitución existente. La trama involucraba también al hermano de Bonaparte, Lucien, quien se desempeñaba como cabeza del Consejo de los Quinientos, a otro Director, Roger Ducos y a Talleyrand. El 9 de noviembre (18 de Brumario)
y en el día siguiente, tropas dirigidas por Napoleón tomaron el control
y dispersaron a los consejos legislativos, de forma que Bonaparte,
Sieyes y Ducos quedaron como cónsules provisionales que regirían al
gobierno. Si bien Sieyes pretendía dominar el nuevo régimen, Bonaparte
se le adelantó redactando la Constitución del Año VIII,
asegurando su elección como Primer Cónsul. Esto le convirtió en la
persona más poderosa de Francia, poder que se incrementaría en la Constitución del Año X, cuando logró nombrarse Primer Cónsul vitalicio.


El Consulado


Napoleón como Primer Cónsul, por Antoine-Jean Gros (1802).
Bonaparte instituyó diversas e importantes reformas, incluyendo la centralización de la administración de los Departamentos, la educación superior, un nuevo código tributario, un banco central, nuevas leyes y un sistema de carreteras y cloacas. En 1801 negoció con la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen. Durante el año 1804 se dictó el Code civil des Français, también conocido como Código Napoleónico, que consiste en la redacción de un cuerpo único que unificara las leyes civiles francesas. El Código fue preparado por comités de expertos legales bajo la supervisión de Jean Jacques Régis de Cambacérès, quien ejerció como Segundo Cónsul desde 1799 a 1804;
Bonaparte, sin embargo, participaba activamente en las sesiones del
Consejo de Estado, donde se revisaban las propuestas de leyes. Este
código influyó de manera trascendental en el mundo jurídico, y fue la
piedra angular del proceso de codificación.


Otras normas dictadas durante la regencia de Napoleón fueron el Código Penal de 1810 y el Código de Comercio de 1807. En 1808
fue promulgado el Código de Instrucción Criminal, que establecía reglas
y procedimientos judiciales precisos en esta materia. Si bien los
estándares modernos consideran que dichos procedimientos favorecían a la
parte acusadora, cuando fueron promulgados era intención de los
legisladores resguardar las libertades personales y remediar los abusos
que normalmente ocurrían en los tribunales europeos. Si bien es cierto
que Bonaparte era un regente autoritario, no es menos cierto que la
mayoría de Europa estaba gobernada por monarquías absolutas. Bonaparte
trató de restaurar la ley y el orden después de los excesos causados por
la Revolución, al mismo tiempo que reformaba la administración del Estado.


Un interludio de paz


En 1800 Bonaparte regresó a Italia, que había sido reconquistada por Austria
durante su ausencia en Egipto. Cruzó con sus tropas los Alpes en
primavera (si bien cabalgaba sobre una mula, y no en el caballo con el
que lo pintó David). Al principio la campaña no fue muy bien, pero más
adelante propinó una rotunda derrota a los austríacos, la cual llevó a
la firma de un armisticio. El hermano de Napoleón, José, principal negociador del armisticio, reportó que debido a la alianza entre Austria y Gran Bretaña,
Austria no podía reconocer ningún territorio conquistado por Francia.
Las negociaciones se volvieron más y más erráticas hasta que Bonaparte
ordenó al general Moreau atacar a Austria nuevamente. Moreau llevó al
ejército francés a la victoria de Hohenlinden y finalmente el armisticio fue firmado en Lunéville en febrero de 1801, bajo el cual se reafirmaba a Francia su dominio sobre los territorios ocupados en el Tratado de Campoformio. Los británicos también firmaron un acuerdo de paz mediante el Tratado de Amiens en marzo de 1802, por el cual Malta pasó a ser territorio francés.


El Concordato de 1801 con el papa Pío VII, puso fin al enfrentamiento con la Iglesia católica originado por el inicio de la Revolución. Además, para afianzar la relación entre ambos Estados, pidió un legado papal a Roma, puesto que recaería en el cardenal italiano Giovanni Battista Caprara.


La paz entre Francia y Gran Bretaña era muy precaria. Las monarquías
legítimas de Europa se mostraban renuentes a reconocer a la república,
temiendo que la idea de la revolución fuera exportada a sus países. En
Gran Bretaña, el hermano de Luis XVI fue recibido con honores de huésped
de estado a pesar de que los británicos ya habían reconocido a la
república francesa. Por otra parte, Gran Bretaña no había desocupado ni
Malta ni Egipto, como había prometido y protestó contra la anexión de
Piamonte y el Acto de Mediación de Suiza, si bien ninguna de estas áreas
estaba contemplada en el Tratado de Amiens.


En 1803, el ejército de Bonaparte fue derrotado en Santo Domingo, combinándose la fiebre amarilla con la tenaz resistencia de Toussaint Louverture. Ante el escenario de indefensión de las posesiones francesas en Norteamérica, Napoleón decide la venta de Luisiana, un territorio de aproximadamente dos millones de km²
que, habiendo pertenecido por cesión de Francia a la España borbónica
en 1765, era ahora recabado por Francia en decisión unilateral. Estados Unidos buscaba, por su parte, la manera de controlar la navegación sobre el río Misisipi. La Compra de la Luisiana
fue uno de los sucesos más significativos que tuvieron lugar durante el
gobierno napoleónico, aun cuando en su momento pasó relativamente
inadvertido. El precio establecido fue de 7,40 $ por km².



En el año X (1802),
otra constitución dictada por Napoleón otorgó carácter vitalicio a su
consulado y sirvió como preámbulo para su autoproclamación como monarca
del Primer Imperio Francés. Apoyado por buena parte de la aristocracia, en una ceremonia realizada en la catedral Notre Dame de París (1804) ante la presencia del papa Pío VII.
Napoleón se coronó a sí mismo, lo cual dio origen a la creencia popular
de que ese acto fue una demostración de negación a la autoridad
pontificia, lo cual no es cierto. La ceremonia estaba acordada con el
papa en forma anticipada.


Napoleón reorganizó la administración del estado, reorganizó el
sistema judicial, tipificó la legislación civil francesa con el Código
Napoleónico y con otros seis códigos que garantizaban los derechos y
libertades conquistados durante el período revolucionario, así como la
igualdad ante la ley y la libertad de culto. También sometió las
escuelas a un control centralizado.


El famoso y temperamental compositor alemán Ludwig van Beethoven
estaba entre las personalidades de aquel tiempo que admiraban a
Napoleón por lo que simbolizaba políticamente: los ideales democráticos y
republicanos de la Revolución francesa. Al parecer por una sugerencia del embajador francés en Viena, Jean-Baptiste Bernadotte, comenzó a componer su Tercera Sinfonía, que titularía Eroica
('Heroica', en italiano). Sin embargo, con la autocoronación de
Napoleón, Beethoven se decepcionó y le retiró la dedicatoria colocando
como subtítulo: Sinfonia eroica, composta per festeggiare il sovvenire d'un grand'uomo (Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre).


El Imperio


Napoleón en su trono imperial, por Jean Auguste Dominique Ingres, 1806.

Fundación del Imperio

Con la esperanza de consolidar su puesto, Fouché
le sugirió a Bonaparte que la mejor forma de apaciguar conspiraciones
sería transformar el consulado vitalicio en un imperio hereditario, el
cual, dado que tendría un heredero, quitaría toda esperanza de cambiar
el régimen por asesinato. Bonaparte acoge la sugerencia y el 28 de mayo de 1804 se proclama emperador.


Las guerras de conquista

Guerra contra Reino Unido
A pesar de que el emperador procuraba la paz interna y externa,
enviando cartas con proposiciones de paz a los gobiernos que habían
conformado la Coalición, estaba claro que el Reino Unido
no deseaba la paz (a menos que fuera bajo sus propios términos). Tras
el interludio de paz de Amiens, a partir de 1805 empezaría la fase más
intensa de las Guerras Napoleónicas
–que culminaría hasta 1815–. En este periodo los monarcas europeos no
se cansarán de hacerle la guerra al Imperio francés por varias razones:


  • Los nexos de familia que tenían Austria y España con la derrocada dinastía de Borbón.
  • El temor (no muy fundamentado) que les inspiraba la figura del General Bonaparte capaz de destruir grandes ejércitos en días.
  • Los generosos sobornos económicos que ofrecía Gran Bretaña a Europa a
    cambio de que aportaran sus soldados para la cruzada antinapoleónica.
  • La rivalidad comercial-militar entre los británicos y franceses.
Contra la voluntad de todo el continente, la Gran Bretaña reanudó la guerra naval con Francia en abril de 1803. Hasta 1805 Napoleón sólo tuvo que batallar contra los británicos. En este año, Rusia, Suecia, Austria y Nápoles se unieron a Gran Bretaña en la antifrancesa Tercera Coalición.


Para atacar a Gran Bretaña, el problema era el mismo de 1798: para cruzar el canal de la Mancha, los franceses tenían que tomar el control del mar.



Napoleón en la batalla de Austerlitz, por François Gérard (1805).
Napoleón descartó su plan de invadir Gran Bretaña que consistía en un ataque de 2000 navíos entre Brest y Amberes y la concentración de su Grande Armée en el campo de Boulogne (1803).


Muy inferior a la Marina británica,
la flota francesa necesitaba la ayuda de los españoles; e incluso
unidas las dos flotas no podían esperar derrotar más de uno de los escuadrones británicos. España fue inducida a declararle la guerra a Gran Bretaña en diciembre de 1804 y se decidió que los escuadrones españoles y franceses
concentrados en las Antillas como señuelo pusieran una trampa,
atrayendo así a un escuadrón británico a estas aguas con el fin de
equilibrar las fuerzas entre el navío franco-español y el británico. Una
batalla en la entrada al canal podría entonces pelearse con
posibilidades de éxito.


El plan falló tras la dramática derrota naval de Trafalgar, donde la flota británica comandada por el almirante Nelson destruyó gran parte de las flotas de Francia y España.


Napoleón dirigió entonces, sorpresivamente, a sus ejércitos contra
las fuerzas austriacas que ocupaban Baviera, a las que derrotó en la batalla de Ulm. Siguiendo su avance hacia el encuentro con el ejército ruso, despedazó a los coaligados en la batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805.


Expansión hacia el este

Napoleón entrando en Berlín, por Charles Meynier (1810).
Napoleón conquistó el reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se autoproclamó rey de Italia (1805), desintegró las Provincias Unidas, que en 1795 había constituido como República de Batavia, y fundó el Reino de Holanda, al frente del cual situó a su hermano Luis, y estableció la Confederación del Rin, que agrupaba a la mayoría de los estados alemanes y que quedó bajo su protección.


Prusia y Rusia forjaron una nueva alianza (Cuarta Coalición) y atacaron a la Confederación. Napoleón derrotó al ejército prusiano en Jena y Auerstädt (1806) y al ruso en Friedland. En julio de 1807 estableció el Tratado de Tilsit con el Zar Alejandro I por el que se redujo el territorio de Prusia. Además, Westfalia, gobernado por su hermano Jerónimo, y el Gran Ducado de Varsovia entre otros estados pasaron a formar parte del Imperio.


Ocupación de España

No habiendo podido vencer a los británicos militarmente, Napoleón impuso el bloqueo
sobre las mercancías británicas con el propósito de arruinar su
comercio. Portugal fue una de las naciones que no se plegó al bloqueo,
razón por la cual Napoleón buscó una alianza con España para invadir a
Portugal. Debido a la debilidad militar española en el momento y tras la
pérdida de su armada en la batalla de Trafalgar, se firmó el tratado de Fontainebleau,
en el que se permitía a Napoleón entrar en España con su ejército para
derrotar a Portugal y cerrar las rutas comerciales británicas. Tras
cruzar la frontera española y ocupar la capital portuguesa, sus tropas
ocuparon varias ciudades españolas, lo que generó una rebelión popular
que inició la Guerra de Independencia Española entre las tropas francesas y las españolas, en las que tuvo un papel fundamental la lucha de guerrillas.


Napoleón decidió incluir a España en su imperio y nombró rey de ese país a su hermano José en el trono de España, dejando Nápoles como una monarquía manejada por su cuñado, Joachim Murat. Tras la primera derrota importante de sus fuerzas en la batalla de Bailén,
el mismo Napoleón comandó las fuerzas que invadieron España y
derrotaron al ejército de este país; también derrotó al ejército
británico que vino en ayuda de España.


Este conflicto supuso un gran desgaste humano (se ha estimado en 300.000 bajas) y económico para Francia. Se calcula que el 10% de las bajas tanto del lado español como el francés ocurrieron durante los dos sitios a la ciudad de Zaragoza, entre el 15 de junio de 1808 y el 21 de febrero de 1809.


Europa Central

Matrimonio de Napoleón y María Luisa de Austria.
Por otra parte, Austria rompió el pacto con Francia y Napoleón se vio
obligado a comandar sus fuerzas en los frentes del Danubio y Alemania.
En la batalla de Aspern-Essling
(21 y 22 de mayo de 1809) cerca de Viena, Napoleón estuvo a punto de
perder su ejército, sin que el enemigo tampoco lograra un triunfo. Tras
una tregua de casi dos meses, nuevamente se enfrentaron ambos ejércitos,
pero esta vez el ejército francés derrotó al austríaco en la batalla de
Wagram, el 6 de julio de 1809.


Tras este triunfo, Francia convirtió los territorios conquistados en las Provincias Ilirias (en la actualidad parte de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro) y conquistó los Estados Pontificios. Tras aliarse nuevamente con Austria, Napoleón contrajo matrimonio con María Luisa de Habsburgo-Lorena, hija del monarca austríaco, Francisco I de Austria, perteneciente a la casa de Habsburgo, una vez repudiada Josefina
al no poder darle un heredero. Con este enlace vinculaba su dinastía a
la más antigua de la casas reales de Europa, con la esperanza de que su
hijo, nacido en 1811 y al que otorgó el título de rey de Roma como heredero del Imperio, fuera mejor aceptado por las monarquías reinantes.


El Imperio alcanzó su máxima amplitud en 1810 con la incorporación de Bremen, Lübeck y otros territorios del norte de Alemania, así como con el reino de Holanda, después de obligar a abdicar a su hermano que había adoptado el título de Luis I Bonaparte.


Implicaciones fuera de Francia

La Europa napoleónica

El Código Napoleónico fue introducido en todos los nuevos Estados creados bajo el Imperio francés. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la libertad de culto (salvo en España). Le fue otorgada a cada Estado una constitución en la que se concedía el sufragio universal
masculino, una declaración de derechos y la creación de un parlamento.
Fue instaurado el sistema administrativo y judicial francés; las
escuelas quedaron supeditadas a una administración centralizada y se
amplió el sistema educativo libre de manera que cualquier ciudadano
pudiera acceder a la enseñanza secundaria sin que se tuviera en cuenta
su clase social o religión. Cada Estado disponía de una academia o
instituto destinado a la promoción de las artes y las ciencias, al
tiempo que se financiaba el trabajo de los investigadores,
principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos
constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y
eficacia de la gestión fueron un logro real.


Intervención en América

En 1796 Napoleón restaura nuevamente la esclavitud en las colonias francesas, abolida desde 1794.6


Para América Latina, la figura de Napoleón es fundamental. Su intervención en España, las forzadas abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, la promulgación de la Constitución de Bayona
en 1808 que reconocía la autonomía de las provincias americanas del
dominio español y sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos
territorios cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y
designios del emperador, son elementos básicos para entender los
movimientos de emancipación.


En el resto del continente, la negociación de Luisiana y el manejo que dio Francia al proceso de independencia de Haití tuvieron una enorme influencia en el desarrollo del continente.


Ocaso y caída de Napoleón


Napoleón retirándose de Moscú, por Adolph Northen.
Si bien el Congreso de Erfurt había preservado la alianza entre Napoleón y el zar Alejandro I, en 1811
las tensiones comenzaron nuevamente a crecer entre ambas naciones. A
pesar de ser un gran admirador de Napoleón desde su encuentro en 1807,
Alejandro I estaba siendo presionado por la aristocracia rusa para
romper dicha alianza, dado que ésta consideraba insultado el honor ruso.


La primera señal de que la alianza se estaba deteriorando fue la forma no muy entusiasta y débil con que Rusia aplicó el Bloqueo Continental. Esto enfureció a Napoleón quien también tenía simpatía hacia el Zar, lo que le hizo sentirse defraudado y traicionado. En 1812 los consejeros del Zar le indicaron que una vasta revolución estaba fermentando por toda Prusia y que ése era el momento propicio para atacar al Imperio francés y recuperar Polonia.


Gran número de tropas se desplazaron a la frontera con Polonia (más
de 300 000 soldados de un ejército total de 410 000). Napoleón, sin
embargo, se anticipó a esta maniobra y comenzó a expandir su ejército
hasta lograr un contingente de 600 000 hombres (adicionalmente a los
300 000 que se encontraban en la península ibérica). Napoleón ignoró los consejos de no invadir suelo ruso y el 23 de junio de 1812 procedió a la invasión.


En un esfuerzo por ganar apoyo de los nacionalistas y patriotas
polacos, denominó la guerra como «Segunda guerra polaca» (la «Primera
guerra polaca» era la liberación de Polonia de Rusia, Prusia y Austria).
Los patriotas polacos deseaban incorporar la parte rusa de Polonia al Gran Ducado de Varsovia
y crear un nuevo Reino de Polonia, aunque esta idea fue rechazada por
Napoleón, que temió que podía motivar a Prusia y Austria a declarar la
guerra a Francia. Napoleón también rechazó liberar a los siervos rusos,
pues temía que esto podría provocar una reacción conservadora a sus
espaldas.


Tierra arrasada


Napoleón cerca de Borodino, por Vasili Vereshchaguin (1897).
La tierra arrasada fue la técnica militar que usaron los rusos contra
los franceses, la cual consistía en retroceder y no pelear de frente
con los soldados de la Grande Armée y arrasar paulatinamente las
tierras abandonadas a los franceses para que éstos no pudieran
abastecerse del terreno invadido. Pero el zar, muy molesto con el hecho
de que los franceses siguieran avanzando por tierra rusa, destituyó a Mihail Barclay de Tolly y lo reemplazó por el general Smoronski; así al enfrentarse a los franceses el 16 de agosto cayó Smolensk y, tras otras victorias, los franceses siguieron su avance. Los rusos evitaron batallar en repetidas ocasiones contra la Grande Armée, aunque en algunos casos sólo porque Napoleón dudó en atacar cuando la oportunidad se le presentó.


Otra batalla de la campaña a Rusia fue la batalla de Borodinó, que significó un gran triunfo para los franceses y también es conocida como la batalla del lago Moscova.


Los rusos se replegaron nuevamente y Napoleón entró a Moscú
asumiendo que Alejandro I negociaría una paz. Sin embargo, las órdenes
del gobernador del ejército de la ciudad y comandante en jefe, Fiódor Rostopchín, era la de incendiar la ciudad. Tras un mes, temeroso de perder el control en Francia, Napoleón decidió salir de Moscú.



Gráfica que muestra las pérdidas humanas del ejército, sus movimientos y
la temperatura durante la campaña rusa de 1812, en color claro el viaje
de ida, en negro la vuelta. Litografía, 62 x 30 cm, 1869.
Los franceses sufrieron enormemente en su retirada de Rusia, al punto que de los 650 000 hombres que la invadieron, sólo 40 000 cruzaron el río Berezina en noviembre de 1812. En total se estima que en esta campaña, 570 000 hombres del ejército francés murieron y 400 000 del ejército ruso, a lo cual hay que sumar cientos de miles de bajas en la población civil.


Existió calma en el invierno de 1812-1813,
mientras rusos y franceses intentaban recuperarse de sus masivas
pérdidas. Un pequeño ejército ruso atormentó a los franceses en Polonia,
y eventualmente 30 000 tropas francesas debieron retirarse hacia los
estados alemanes para reunirse con las fuerzas estacionadas allí,
llegando a los 130 000 hombres, con los refuerzos de Polonia, cifra que
crecería cuando Napoleón se presentase.


Tras este fracaso, Prusia se unió a la coalición, la cual ahora incluía Rusia, el Reino Unido, España y Portugal. No obstante, Napoleón asumió nuevamente el orden en Alemania, e infligió una serie de derrotas a los Aliados, que culminan en la batalla de Dresde el 26 de agosto de 1813, donde las tropas aliadas sufrieron bajas de más de cien mil soldados.


Si bien parecía que Napoleón iba a resurgir, se unieron a la Coalición Austria y Suecia, y finalmente en la batalla de las Naciones en Leipzig, el 16 de octubre
los franceses fueron derrotados en un enfrentamiento en el que los
aliados contaban con el doble de tropas que Napoleón. Después de esta
batalla donde murieron más de 120 000 soldados de ambos lados, Napoleón
se replegó a Francia, pero su ejército, de apenas 100 000 hombres, ya no
era capaz de resistir la embestida de la Coalición, que contaba con más
de medio millón de soldados.


Los Cien Días


Abdicación de Napoleón en Fontainebleau, por Paul Delaroche (1845).
París fue ocupada el 31 de marzo de 1814. El 3 de abril fue depuesto por el Senado, y bajo la presión de sus mariscales,
Napoleón abdicó salvaguardando los derechos de su hijo el 4 de abril,
pero ante la imposibilidad de emprender una ofensiva sobre París por la
defección de Marmont, abdicó nuevamente el 6 de abril, esta vez incondicionalmente,7 y así poder negociar con los aliados. El 11 de abril, el tratado de Fontainebleau estableció la renuncia de soberanía en Francia e Italia para sí y su familia, y su exilio a la isla de Elba, una isla pequeña a 20 km de la costa italiana, manteniendo su título de emperador de manera vitalicia.2


El Congreso de Viena (1814-1815) dispuso el nuevo orden en la Europa post-napoleónica. En Francia, los realistas instalaron en el poder a Luis XVIII. María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de ésta, el emperador Francisco I,
y Napoleón no volvió a verlos nunca. Consciente de los deseos de los
británicos de desterrarlo a una isla remota en el Atlántico y del
rechazo del pueblo francés a la restauración borbónica, escapó de Elba
en febrero de 1815 y desembarcó en Antibes el 1 de marzo desde donde se preparó para retomar Francia.


El rey Luis XVIII envió al Quinto Regimiento de Línea, comandado por el mariscal Michel Ney, que había servido anteriormente a Napoleón en Rusia. Al encontrárselo en Grenoble,
Napoleón se acercó solo al regimiento, se apeó de su caballo y, cuando
estaba en la línea de fuego del capitán Randon, gritó: «Soldados del
Quinto, ustedes me reconocen. Si algún hombre quiere disparar sobre su
emperador, puede hacerlo ahora». Tras un breve silencio, los soldados
gritaron: «¡Vive l'Empereur!» y marcharon junto con Napoleón a París. Llegó el 20 de marzo,
sin disparar ni un solo proyectil y aclamado por el pueblo, levantando
un ejército regular de 140 000 hombres y una fuerza voluntaria que
rápidamente ascendió a alrededor de 200 000 soldados. Era el comienzo de
los Cien Días.



La batalla de Waterloo, por William Sadler.
Establecido de nuevo en París, promulgó una nueva constitución, de
carácter más democrático y liberal que la vigente durante el Imperio.
Muchos veteranos acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el
enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la campaña de
Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.


El pueblo de París lo apoyaba en la lucha pero los políticos le retiraron su respaldo, por lo que abdicó en favor de su hijo Napoleón II. Marchó a Rochefort donde capituló ante el capitán del buque británico Bellerophon.


Exilio en Santa Elena y muerte


Napoleón en Santa Elena, por Francois-Joseph Sandmann.
Napoleón fue encarcelado y desterrado por los británicos a la isla de Santa Elena en el Atlántico, el 15 de julio de 1815. Allí, con un pequeño grupo de seguidores, dictó sus memorias y criticó a sus aprehensores.


Enfermo del estómago, aquejado de una continua pesadez y un dolor en
el costado derecho, los médicos creían que era una afección hepática,
pero él sospechó inmediatamente que estaba atacado de la misma dolencia
de su padre, un cirro en el píloro o cáncer de estómago,8 pero no se lo dijo a nadie hasta que estuvo lo suficientemente seguro de que así estaba sucediendo.


Sin embargo, recientes investigaciones realizadas a muestras de
cabello del general (cortado poco tiempo después de morir) que habían
estado guardadas en un sobre vacío, revelan que estaban impregnadas con arsénico
hasta tal punto que se necesitaban dosis altamente peligrosas para
lograr aquella concentración. Esto último sugiere que es altamente
probable que pudo morir a causa del veneno (lo que también concordaría
con sus síntomas), ya sea de forma intencionada o no.



Repatriación de las cenizas de Napoleón a bordo de La Belle Poule, el 15 de octubre de 1840, Eugène Isabey, 1842, Óleo sobre lienzo (369 x 238 cm). Castillo de Versalles.
Napoleón Bonaparte murió el 5 de mayo de 1821 a las 17:49h. Sus últimas palabras fueron: «France, l'armée, Joséphine» («Francia, el ejército, Josefina») o, según la versión de las memorias de Santa Elena «...tête...armée...Mon Dieu !». Tenía entonces cincuenta y un años.


Napoleón había dispuesto en su testamento el deseo de ser enterrado a
las orillas del Sena, pero se le dio sepultura en Santa Elena. En 1840, a instancias del gobierno de Luis Felipe I, sus restos fueron repatriados. Trasladados en la fragata Belle-Poule, se depositaron en Les Invalides (París). La llegada de los restos de Napoleón fue muy esperada en Francia. Durante su funeral sonó el Réquiem de Mozart. Millones de personas han visitado su tumba desde esa fecha.


Distinciones honoríficas

Nacionales

Valoración crítica


Tumba de Napoleón Bonaparte bajo la cúpula del Palacio Nacional de los Inválidos, en París.
Desde su mismo ascenso al poder, la figura de Napoleón ha sido objeto de las críticas más acerbas y de la adulación más servil.


El Código de Napoleón
sirve de base para las leyes de muchos países actualmente. En los
países conquistados Napoleón instaura regímenes parecidos a los de la Revolución francesa, que adoptaron constituciones bastante garantistas. Su organizado gobierno logra sacar a Francia
del caos en el que estaba sumida durante y tras la Revolución. En suma,
Napoleón insertó en los países conquistados las ideas de libertad,
igualdad y fraternidad.


Thomas Jefferson se mostraba menos amable con los logros del corso, al que trataba en estos términos:


[un] miserable que (...) provocó más dolor y sufrimiento en el mundo
que cualquier otro ser que hubiera vivido anteriormente. Después de
destruir las libertades de su patria, ha agotado todos sus recursos,
físicos y morales, para regodearse en su maniática ambición, su espíritu
tiránico y arrollador (...) ¿Qué sufrimientos pueden expiar (...) las
desdichas que ya ha afligido a su propia generación, y a las venideras, a
las cuales ya ha agobiado con las cadenas del despotismo? (...) El
Atila de nuestro tiempo (...) ha causado la muerte de cinco o diez
millones de seres humanos, la devastación de otros países, la
despoblación del mío, el agotamiento de todos sus recursos, la
destrucción de sus libertades (...) Ha hecho todo esto para hacer más
ilustres las atrocidades perpetradas, para engalanarse a sí mismo y a su
familia con diademas y cetros robados.9


Napoleón en el cine y televisión

La figura de Napoleón ha atraído en numerosas ocasiones a los cineastas.


Ancestros

Véase también

Relacionados

Otros

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(12 de diciembre de 1799-18 de mayo de 1804)
Imperial Coat of Arms of France (1804-1815).svg

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(18 de mayo de 1804-3 de abril1 /11 de abril de 18142 )
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(Rey de Francia)
Imperial Coat of Arms of France (1804-1815).svg

Jefe de Estado de Francia

(2° mandato)

(Emperador de los franceses)

(20 de marzo-22 de junio de 1815)
Sucedido por:

Napoleón II

24 de junio-8 de julio de 18153

Referencias


  • Depuesto por el Senado [1]

    1. Jefferson, The life,
      p. 656, Carta a Albert Gallatin (16 de oct de 1815); p. 683, carta a
      George Ticknor (25 de nov de 1817); p. 684, carta al conde Dugnani, ex
      nuncio papal en Francia (14 de febrero de 1818).

    Bibliografía

    • Aubry, Octave (1994). Vida privada de Napoleón. Ed. Anaya & Mario Muchnik. ISBN 84-7979-154-3.
    • Browlee, Walter (2001). La armada que venció a Napoleón. Akhal. ISBN 84-460-1607-9.
    • Chardingi, Louis (1989). Napoleón el hombre: una radioscopia de su vida. Madrid: Edaf. ISBN 84-7640-354-2.
    • Cosmelli Ibáñez, José (noviembre de 1983). Historia Moderna y Contemporánea [35º]. Buenos Aires: Editorial Troquel S.A. ISBN 950-16-6348-5.
    • Cronin, Vincent (2007). Napoleón Bonaparte: una biografía íntima. Santiago: Zeta. ISBN 9568144715.
    • Horne, Alistair. El tiempo de Napoleón. Editorial Debate. 2005. ISBN 84-8306-632-7.
    • Ellis, Geoffrey. Napoleón. Ed. B. Nueva. 2002. ISBN 84-7030-747-9.
    • Cases, Conde de las. Memorial de Napoleón en Santa Elena. Ed. Fondo de Cultura Económica de España. 2003. ISBN 84-375-0566-6 (edición incompleta).
    • Manfred, Albert. Napoleón Bonaparte. Globus, Madrid, 1995. ISBN 84-8223-076-X.

    Enlaces externos





  • de Lamartine, Alphonse (1834), Historia de la restauración, ed. Librería Española (Madrid), pág. 46


  • [2] [3]


  • Johnson, Paul (2002): Napoleon: A Penguin Life N.Y.: Viking. ISBN 0-670-03078-3. Reseña; otra reseña (en inglés)


  • Johnson, Paul (2002): Napoleon: A Penguin Life N.Y.: Viking. ISBN 0-670-03078-3.; Boney: Napoleon through English eyes, Historia razonada de los principales sucesos de la Gloriosa Revolución de España, por José Clemente Carnicero.


  • «Cronología: rompen las cadenas». BBC Mundo. 2007. Consultado el 2009.


  • Nicholls, David (1999), Napoleon: a biographical companion, ed.ABC-CLIO, pág. 24.


  • Un
    equipo de la Universidad de Texas anunció los resultados de una
    investigación forense que avalan esta hipótesis. Véase artículo en
    diario ABC, 18/1/2007, «Un estudio defiende que Napoleón murió por un cáncer de estómago.» abc.es ABC.


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