martes, 20 de junio de 2017

Levantamiento del 2 de Mayo - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Levantamiento del 2 de Mayo


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Levantamiento del 2 de Mayo
Parte de la Guerra de la Independencia Española y de las Guerras Napoleónicas
El Dos de Maig. Defensa del Parque de Artilleria de Monteleón, en Madrid, el día Dos de Mayo de 1808..JPG

Defensa del parque de artillería de Monteleón, obra de Joaquín Sorolla, ubicado en la Biblioteca Museo Víctor Balaguer.

Fecha 2 de mayo de 1808
Lugar Bandera de España Madrid, España
Resultado
Beligerantes

Bandera de Francia I Imperio francés Bandera de España España
Comandantes

Bandera de Francia Joaquín Murat

Bandera de Francia Emmanuel de Grouchy
Bandera de España Pedro Velarde  

Bandera de España Luis Daoiz  

Bandera de España Jacinto Ruiz y Mendoza
Bajas

31-150 muertos 200-500 muertos
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El Combate del Dos de Mayo,1 sucedido en 1808, es el nombre por el que se conocen los hechos acontecidos en aquel año en Madrid (España), producidos por la protesta popular ante la situación de incertidumbre política derivada tras el Motín de Aranjuez. Posteriormente a que se reprimiera la protesta por las fuerzas napoleónicas
presentes en la ciudad, por todo el país se extendió una ola de
proclamas de indignación y llamamientos públicos a la insurrección
armada que desembocarían en la Guerra de Independencia Española.



Índice

Historia

Antecedentes

Tras la firma del Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807, la consiguiente entrada en España de las tropas aliadas francesas de camino hacia Portugal y los sucesos del Motín de Aranjuez el 17 de marzo de 1808, Madrid fue ocupada por las tropas del general Murat el 23 de marzo de 1808. Al día siguiente, se producía la entrada triunfal en la ciudad de Fernando VII y su padre, Carlos IV, que acababa de ser forzado a abdicar a favor del primero. Ambos son obligados a acudir a Bayona para reunirse con Napoleón, donde se producirán las abdicaciones de Bayona, que tendrá como final la imposición de la corona española en manos del hermano del emperador, José Bonaparte.


Mientras tanto, en Madrid se constituyó una Junta de Gobierno como
representación del rey Fernando VII. Pero el poder efectivo quedó en
manos de Murat, que redujo la Junta a mero títere, un simple espectador
de los acontecimientos. El 27 de abril,
Murat solicitó, supuestamente en nombre de Carlos IV, la autorización
para el traslado a Bayona de los dos hijos de éste que quedaban en la
ciudad, la reina de Etruria María Luisa, y el infante Francisco de Paula.
Aunque la Junta se negó en un principio, tras una reunión de urgencia
en la noche del domingo 1 al lunes 2 de mayo, y ante las instrucciones
de Fernando VII llegadas a través de un emisario real desde Bayona,
finalmente cedió.


«¡Que nos lo llevan!»


El dos de mayo de 1808 en Madrid, por Francisco de Goya (1814). Los madrileños se enfrentan a la caballería mameluca.
El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, grupos de madrileños comenzaron a concentrarse ante el Palacio Real. La muchedumbre conocía la intención de los soldados franceses de sacar de palacio al infante Francisco de Paula para llevárselo a Francia con el resto de la Familia Real, por lo que, al grito iniciado por José Blas Molina
«¡Que nos lo llevan!», parte del gentío asaltó las puertas de palacio.
El infante se asomó a un balcón provocando que aumentara el bullicio en
la plaza. Este tumulto fue aprovechado por Murat, que mandó un destacamento de la Guardia Imperial al palacio, acompañado de artillería, para hacer fuego contra la multitud. Al deseo del pueblo de impedir la salida del infante, se unió el de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses. Con estos sentimientos, la lucha se extendió por todo Madrid.


La lucha callejera


Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses, por Eugenio Álvarez Dumont (1887). Retrato pictórico de la lucha callejera el 2 de mayo de 1808 en Madrid.
En el Pretil de los Consejos, por San Justo y por la plazuela de la
Villa, la irrupción de gente armada viniendo de los barrios bajos era
considerable; mas por donde vi aparecer después mayor número de hombres y
mujeres, y hasta enjambres de chicos y algunos viejos fue por la plaza
Mayor y los portales llamados de Bringas. Hacia la esquina de la calle
de Milaneses, frente a la Cava de San Miguel, presencié el primer choque
del pueblo con los invasores, porque habiendo aparecido como una
veintena de franceses que acudían a incorporarse a sus regimientos,
fueron atacados de improviso por una cuadrilla de mujeres ayudadas por
media docena de hombres.2


Benito Pérez Galdós: El 19 de Marzo y el 2 de Mayo
Los madrileños comenzaron así un levantamiento popular espontáneo
pero largamente larvado desde la entrada de las tropas francesas,
improvisando soluciones a las necesidades de la lucha callejera. Se
constituyeron partidas de barrio comandadas por caudillos espontáneos;
se buscó el aprovisionamiento de armas, ya que en un principio las
únicas de que dispusieron fueron navajas; y se comprendió la necesidad de impedir la entrada en la ciudad de nuevas tropas francesas.


Todo esto no fue suficiente y Murat pudo poner en práctica una
táctica tan sencilla como eficaz. Cuando los madrileños quisieron
hacerse con las puertas de la cerca de la ciudad para impedir la llegada
de las fuerzas francesas acantonadas en sus afueras, el grueso de las
tropas de Murat (unos 30 000 hombres) ya había penetrado, haciendo un
movimiento concéntrico para dirigirse hacia el centro. No obstante, la
gente siguió luchando durante toda la jornada utilizando cualquier
objeto que fuera susceptible de servir de arma, como piedras, agujas de
coser o macetas arrojadas desde los balcones. Así, los acuchillamientos,
degollamientos y detenciones se sucedieron en una jornada sangrienta. Mamelucos y lanceros
napoleónicos extremaron su crueldad con la población y varios cientos
de madrileños, hombres y mujeres, sin distinción de edad, así como
soldados franceses, murieron en la refriega. Goya reflejaría estas luchas años después, en su lienzo La Carga de los Mamelucos.


Si bien la resistencia al avance francés fue mucho más eficaz de lo que Murat había previsto, especialmente en la puerta de Toledo, la puerta del Sol
y el Parque de Artillería de Monteleón, su operación de cerco le
permitió someter a Madrid bajo la jurisdicción militar y poner bajo sus
órdenes a la Junta de Gobierno. Poco a poco, los focos de resistencia
popular fueron cayendo.


Daoíz y Velarde


Monumento a Daoiz y Velarde, en la plaza del 2 de Mayo de Madrid. Obra de Antonio Sola. El arco es la antigua puerta del Cuartel de Monteleón.
Mientras se desarrollaba la lucha, los militares españoles, siguiendo órdenes del capitán general Francisco Javier Negrete, permanecieron acuartelados y pasivos. Sólo los artilleros del Parque de Monteleón
desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección. Los héroes
de mayor graduación de aquella jornada fueron los capitanes Luis Daoíz y Torres, que asumió el mando de los insurrectos por ser el más veterano, y Pedro Velarde Santillán.
Se enceraron en Monteleón junto a sus hombres y decenas de ciudadanos
que allí fueron en busca de combate contra los franceses, repeliendo
oleadas de las tropas de Murat mandadas por el general Lefranc.
Sin embargo, acabaron muriendo luchando heroicamente ante los refuerzos
enviados desde el vecino Palacio de Grimaldi, cuartel general de Murat.
Otros jóvenes militares tampoco acataron la orden superior de no
intervenir y lucharon junto a Daoíz y Velarde, como el teniente Jacinto Ruiz y los alféreces de fragata Juan Van Halen, herido de gravedad, y José Hezeta.


Los levantados en armas

El Dos de mayo fue la rebelión de la Nación española contra los
franceses, comenzada por las clases populares de Madrid contra el
ocupante tolerado (por indiferencia, miedo o interés) por gran cantidad
de miembros de la Administración. De hecho, la entrada de las tropas
francesas se había hecho legalmente, al amparo del Tratado de
Fontainebleau, cuyos límites, sin embargo, pronto vulneraron, excediendo
el cupo permitido y ocupando plazas que no estaban en camino hacia
Portugal, su supuesto objetivo. La Carga de los Mamelucos, antes
citada, presenta las principales características de la lucha:
profesionales perfectamente equipados (los mamelucos o los coraceros)
frente a una multitud prácticamente desarmada; presencia activa en el
combate de mujeres, algunas de las cuales perdieron incluso la vida (Manuela Malasaña y Clara del Rey, por ejemplo).


La represión


El 3 de mayo en Madrid (1814). Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, de Goya. Museo del Prado.
La represión fue cruel. Murat, no conforme con haber aplacado el
levantamiento, se planteó tres objetivos: controlar la administración y
el ejército español, aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para
escarmiento de todos los españoles y afirmar que era él quien gobernaba
España. La tarde del 2 de mayo firmó un decreto que creó una comisión
militar, presidida por el general Grouchy, para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen sido cogidos con las armas en la mano («Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas»).


El Consejo de Castilla publicó una proclama en la que se declaró
ilícita cualquier reunión en sitios públicos y se ordenó la entrega de
todas las armas, blancas o de fuego. Militares españoles colaboraron con
Grouchy en la comisión militar. En estos primeros momentos, las clases
pudientes parecieron preferir el triunfo de las armas de Murat antes que
el de los patriotas, compuestos únicamente de las clases populares.


En el Salón del Prado
fueron fusiladas 32 personas el mismo día 2 de mayo, otras 11 personas
fueron ejecutadas en otros puntos de la ciudad (Cibeles, Recoletos,
Puerta de Alcalá y Buen Suceso). Al día siguiente los franceses
fusilaron a 24 personas en la montaña del Príncipe Pío y otros 12 en el
Buen Retiro. La cifra exacta de bajas ha sido objeto de gran
controversia, pero el historiador Pérez Guzmán, que revisó todos los
archivos disponibles en 1908, contabilizó 409 muertos, 39 de ellos
militares, y 170 heridos, de los cuales 28 eran militares. El resto de
los muertos y heridos eran civiles.3
Aún considerando otros fallecimientos que no fueran registrados (por la
confusión del momento o por miedo a represalias francesas) se ha
calculado que la cifra total de bajas no superó los 500 muertos, y solo
una décima parte de ellos militares.


Consecuencias

Murat pensaba haber acabado con los ímpetus revolucionarios de los
españoles, habiéndoles infundido un miedo pavoroso y garantizando para
sí mismo la corona de España. Sin embargo, la sangre derramada no hizo
sino inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de
la lucha en toda España contra las tropas invasoras. El mismo 2 de mayo
por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias horribles traídas por los fugitivos de la represión en la capital, un destacado político, Juan Pérez Villamil, Secretario del Almirantazgo y Fiscal del Supremo Consejo de Guerra, hizo firmar a los alcaldes del pueblo (Andrés Torrejón y Simón Hernández) un bando
en el que se llamaba a todos los españoles a empuñar las armas en
contra del invasor, empezando por acudir al socorro de la capital. Dicho
bando haría, de un modo indirecto, comenzar el levantamiento general,
cuyos primeros movimientos, aunque posteriormente suspendidos, fueron
los que promovieron el corregidor de Talavera de la Reina, Pedro Pérez de la Mula, y el alcalde Mayor de Trujillo, Antonio Martín Rivas.
Ambas autoridades prepararon alistamientos de voluntarios, con víveres y
armas, y la movilización de tropas, para acudir al auxilio de la
capital.


El Dos de Mayo en la actualidad


Monumento a los Héroes del Dos de Mayo, de Aniceto Marinas (1891, inaugurado el 1908).

Monumento a los Caídos por España, inaugurado en Madrid en 1840.
Actualmente es un hecho muy importante e influyente a la hora de
conocer acerca de la guerra de independencia española contra los
franceses, al ser el periodo que prácticamente inicia dicha guerra. Los
acontecimientos del Dos de mayo suelen recibir homenajes todos los
aniversarios de dicha fecha. Además se celebra el Día de la Comunidad de Madrid. Entre los homenajes cabe destacar los celebrados con motivo del Primer Centenario en 1908, con la inauguración del conjunto escultórico de bronce Héroes del Dos de Mayo, del escultor Aniceto Marinas, por parte del rey Alfonso XIII; y las celebraciones del Segundo Centenario en 2008. Estas últimas estuvieron protagonizadas por un espectáculo en la plaza de Cibeles del grupo teatral La Fura dels Baus,
en el que se narraban los antecedentes históricos del Levantamiento y
los fusilamientos del 3 de mayo. También se llevaron a cabo otras
actividades culturales, en la capital y en Móstoles. Tradicionalmente, los actos incluyen una ofrenda floral a los héroes en el cementerio de la Florida por parte de los máximos responsables políticos madrileños, un desfile militar en la puerta del Sol
con la colocación de una corona de flores a las placas de
agradecimiento a los que lucharon aquel dia de 1808, así como a los
ciudadanos que ayudaron a las víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004, y la ceremonia de entrega de las Medallas del Dos de Mayo en la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.


En la propia casa de Pedro Velarde, en Muriedas (Cantabria),
todos los vecinos, junto con las autoridades del ayuntamiento y del
gobierno regional de Cantabria celebran una misa en su memoria y se hace
una ofrenda floral. Del mismo modo en Sevilla, cuna de Daoiz, un
destacamento de artillería rinde honores ante su estatua, que preside la
céntrica Plaza del Dos de Mayo.[cita requerida]


Véase también

Referencias


  • «2 de Mayo/Dos de Mayo». Fundéu BBVA. 28 de octubre de 2010.

    1. Relación de víctimas. Revisado en octubre de 2014.

    Bibliografía

    Enlaces externos

    Menú de navegación


  • Galdós. Episodio nacional nº3 serie 1, El 19 de Marzo y el 2 de Mayo. Cap XXVI, pág. 105.


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