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martes, 29 de mayo de 2012
DIÁCONO.
Un diácono (del griego διακονος, diakonos, y luego del latín diaconus, «servidor») es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico,[1] cuyas calificaciones y funciones muestran variaciones según las distintas ramas del cristianismo. En las Iglesias católica, copta y ortodoxa se refiere así a aquél que ha recibido el primer grado del sacramento del Orden Sagrado por la imposición de las manos del obispo, y por lo tanto se lo considera la imagen sacramental de Cristo servidor, en virtud de la Sagrada Escritura
que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos
10:45).
es decir, los diáconos o asistentes (Filipenses 1:1). Esta mención de
los presbíteros y los diáconos es considerada hoy como un antecedente
embrional de la actual jerarquía.[2]
El libro de los Hechos de los Apóstoles, datado de 60-70 d.C.,[3] narra la constitución por parte de los Apóstoles de los que podrían ser considerados los primeros siete diáconos de la Iglesia de Jerusalén.

Simón Pedro consagra a Esteban (de rodillas) como diácono de la iglesia de Jerusalén. Fresco de la Capilla Niccolina, Palacios Pontificios, Vaticano. Detrás y de pie, se encuentran otros seis diáconos ordenados.
no reconocen en la «institución de los Siete» la institución del
diaconado como tal. Recién Ireneo de Lyon, en torno al año 180, menciona a Esteban, uno de los siete, como diácono. Cipriano de Cartago y Agustín de Hipona opinan que el diaconado fue instituido en aquel momento, mientras que Juan Crisóstomo no lo admite.[4] Estos siete hombres entran en función, al igual que los presbíteros, por la imposición de las manos. Entre ellos se destacan Esteban, el primer mártir cristiano, Felipe, el predicador en Samaría, y Prócoro, a quien se atribuye haber sido amanuense de Juan el Apóstol en su destierro en la isla de Patmos.
Es evidente que el ministerio que desarrollarían desborda rápidamente
el servicio material (ejemplificado por el hecho de «servir las mesas» y
«atender a las viudas»), puesto que luego predicarían, y a Felipe se le
llegaría a calificar explícitamente de «evangelista» (Hechos de los
Apóstoles 21:8).[2]
Por lo tanto el diaconado es, en sus orígenes cristianos, un ministerio cuyas funciones no resultan fáciles de precisar.[2] Sin embargo, la primera epístola a Timoteo señala algunas cualidades esperables del diácono:[2]

Pintura de autor anónimo que representa a Vicente de Zaragoza, uno de los diáconos venerados en la Historia de la cristiandad, famoso por el martirio sangriento de que fue objeto.
pasaje de su vida funciones como diáconos para pasar luego a cargos más
elevados son:

En Polonia, un diácono de la Iglesia católica canta el pregón pascual o Exsultet en la liturgia de la Vigilia Pascual. Según el Concilio Vaticano II, una de las funciones del diácono consiste en servir al pueblo en el ministerio de la liturgia.
situaciones se establece el diaconado como grado propio y permanente de
la jerarquía, y a quiénes puede conferirse:
se les confiere este ministerio por un período limitado de tiempo,
hasta culminar sus estudios y ser ordenados presbíteros
por el Obispo. Por lo tanto, los presbíteros son usualmente ordenados
con anterioridad en calidad de diáconos transitorios (es decir, en tránsito hacia el presbiterado).
se restableció nuevamente el diaconado permanente. Este tipo de
diaconado puede ser conferido a hombres casados. El diácono permanente
debe ser considerado hombre «probo» por la comunidad, caritativo,
respetuoso, misericordioso y servicial. Es determinación del obispo
exigir que sea casado, y en este caso, la esposa deberá autorizar por
medio escrito al obispo la aceptación para la ordenación del esposo
(requisito indispensable). Un diácono casado que pierde a su esposa no
puede volver a contraer matrimonio, pero si puede optar a ser presbítero. Quien es ordenado diácono siendo soltero se compromete al celibato permanente.
Solo el varón («vir») bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden confiere un carácter espiritual indeleble
y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado.
Se le puede liberar de obligaciones y de las funciones vinculadas a la
ordenación y hasta se le puede impedir ejercerlas, pero no vuelve a ser
laico nuevamente puesto que, desde la ordenación, se considera que el
diácono queda marcado espiritualmente de forma permanente (de allí el término marca o carácter).
específicas de la Diócesis, particularmente todo aquello relacionado con
la realización de obras de misericordia, y la animación de las comunidades en que se desempeñan.
puesta al modo diaconal, es decir, cruzada en el cuerpo desde el hombro
izquierdo y unida en el lado derecho, a la altura de la cintura y sobre
esta la dalmática, vestidura cerrada con amplias mangas, utilizada sobre todo en las grandes celebraciones y solemnidades.
El diácono también puede usar camisa clerical (clériman) y alzacuellos si así lo sintiera.
Además de leer el Evangelio y de ayudar en la administración de la Comunión, en las Iglesias orientales el diácono inciensa los íconos y la gente, convoca al pueblo a la oración, precede las letanías de los santos y letanías lauretanas, y tiene un papel en el diálogo de la Anáfora.
De acuerdo con la tradición oriental, no se le permite administrar los
sacramentos por cuenta propia, con excepción del bautismo in extremis
(en peligro de muerte), situación en la que cualquier cristiano con
recta intención, incluyendo un laico, puede bautizar. Al participar en
un bautismo normal, el diácono es a menudo quien se sumerge en el agua
junto con la persona que es bautizada (Hechos 8:38). En contraste con la
Iglesia Católica, los diáconos de las Iglesias orientales no pueden
presidir la celebración de matrimonios ya que, en la teología cristiana
de Oriente, el sacramento se confiere por la bendición nupcial de un
sacerdote.
Los ornamentos diaconales son: el sticharion (dalmática), el orarion (estola diaconal), y los epimanikia (mangas de tela) que se usan debajo del sticharion, no sobre ella como lo hace un sacerdote o un obispo. El diácono usa generalmente un orarion simple que solo cubre el hombro izquierdo pero, si fue elevado a la categoría de «archidiácono», lleva el orarion
doble, lo que significa que se pasa sobre el hombro izquierdo, debajo
del brazo derecho, y luego cruzado sobre el hombro izquierdo (ver
fotografía de la izquierda). En la práctica griega moderna, un diácono
lleva este orarion doble desde el momento de su ordenación.
Además, en la práctica griega, lleva el kamilavka clerical de forma casi cilíndrica, que cubre la cabeza. En la práctica eslava, un hierodiácono (diácono monje) lleva el kamilavka negro simple de un monje (sin borde), pero se quita el velo monástico cuando corresponde. El diácono casado no usa un kamilavka a menos que se lo haya otorgado el obispo como un premio eclesiástico. La kamilavka honoraria es de color púrpura, y puede ser otorgada a cualquiera de los clérigos, casados o monásticos.
Un protodiácono (en griego: πρωτοδιάκονος: protodiakonos)
es un diácono distinguido u honrado en razón de su función más elevada,
ya que por lo general sirve como parte del personal del obispo
diocesano. Un archidiácono es similar al anterior, pero se encuentra entre el clero monacal. Los protodiáconos y los archidiáconos utilizan un orarion
doble, aunque no es la tradición local de todos los diáconos el usarlo.
En la tradición eslava un diácono puede ser honrado con el orarion doble, aunque no sea un protodiácono o un archidiácono.

Certificado de Ordenación como diácono de la Iglesia de Inglaterra otorgado por Richard Terrick, obispo de Londres, a Gideon Bostwick; 24 de febrero de 1770En la Comunión Anglicana,
los diáconos trabajan a menudo directamente en el ministerio
relacionado con las obras de misericordia corporales, dentro y fuera de
la Iglesia: la asistencia a los pobres, los enfermos, los hambrientos y
los encarcelados. A diferencia de los diáconos ortodoxos y católicos,
que pueden contraer matrimonio solo antes de la ordenación, se permite a
los diáconos anglicanos casarse libremente, tanto antes como después de
su ordenación (al igual que los sacerdotes anglicanos). La mayoría de
los diáconos son personas en preparación para el sacerdocio y son
ordenados sacerdotes por lo general alrededor de un año después de su
ordenación diaconal. Sin embargo, hay algunos diáconos que no reciben a posteriori la ordenación sacerdotal. Muchas provincias de la Comunión Anglicana ordenan como diáconos tanto a hombres como a mujeres.
Los diáconos anglicanos pueden bautizar y en algunas diócesis se
conceden licencias para solemnizar el matrimonio, por lo general bajo la
supervisión de su párroco y del obispo. Suelen oficiar la adoración eucarística con exposión del Santísimo Sacramento.
Los diáconos no pueden presidir la eucaristía (pero pueden participar
del ministerio de la eucaristía, distribuyendo las formas ya
consagradas), ni pueden absolver los pecados o pronunciar la bendición
trinitaria.[6]
Un diácono anglicano lleva vestimenta similar a la de un sacerdote
anglicano: sotana, sobrepelliz y esclavina. Sin embargo, en la liturgia,
los diáconos llevan por lo general una estola sobre su hombro
izquierdo, que se fija en el lado derecho de su cintura. Esto se usa
tanto sobre la sobrepelliz y el alba. Un diácono también puede usar una
dalmática.
que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos
10:45).
[editar] El diácono en la Biblia y en la historia de la cristiandad
La epístola a los Filipenses, fechada tentativamente de 61 a 63 d.C., se dirige a los episkopoi (que no son todavía los obispos actuales, sino los presbíteros y ancianos encargados de dirigir la comunidad) y los diakonoi,es decir, los diáconos o asistentes (Filipenses 1:1). Esta mención de
los presbíteros y los diáconos es considerada hoy como un antecedente
embrional de la actual jerarquía.[2]
El libro de los Hechos de los Apóstoles, datado de 60-70 d.C.,[3] narra la constitución por parte de los Apóstoles de los que podrían ser considerados los primeros siete diáconos de la Iglesia de Jerusalén.
Simón Pedro consagra a Esteban (de rodillas) como diácono de la iglesia de Jerusalén. Fresco de la Capilla Niccolina, Palacios Pontificios, Vaticano. Detrás y de pie, se encuentran otros seis diáconos ordenados.
Este texto es discutido, porque la mayor parte de los teólogos de hoy
Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de
los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas
en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los
discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la
Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de
entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de
sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que
nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.»
Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban,
hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a
Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; los presentaron a
los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.
Hechos de los Apóstoles 6:1-6
no reconocen en la «institución de los Siete» la institución del
diaconado como tal. Recién Ireneo de Lyon, en torno al año 180, menciona a Esteban, uno de los siete, como diácono. Cipriano de Cartago y Agustín de Hipona opinan que el diaconado fue instituido en aquel momento, mientras que Juan Crisóstomo no lo admite.[4] Estos siete hombres entran en función, al igual que los presbíteros, por la imposición de las manos. Entre ellos se destacan Esteban, el primer mártir cristiano, Felipe, el predicador en Samaría, y Prócoro, a quien se atribuye haber sido amanuense de Juan el Apóstol en su destierro en la isla de Patmos.
Es evidente que el ministerio que desarrollarían desborda rápidamente
el servicio material (ejemplificado por el hecho de «servir las mesas» y
«atender a las viudas»), puesto que luego predicarían, y a Felipe se le
llegaría a calificar explícitamente de «evangelista» (Hechos de los
Apóstoles 21:8).[2]
Por lo tanto el diaconado es, en sus orígenes cristianos, un ministerio cuyas funciones no resultan fáciles de precisar.[2] Sin embargo, la primera epístola a Timoteo señala algunas cualidades esperables del diácono:[2]
Entre los diáconos que tuvieron un papel preeminente en la Historia de la cristiandad sobresalieron:
También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber
mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el Misterio de la fe con
una conciencia pura. Primero se les someterá a prueba y después, si
fuesen irreprensibles, serán diáconos. Las mujeres igualmente deben ser
dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo. Los diáconos sean
casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa.
Porque los que ejercen bien el diaconado alcanzan un puesto honroso y
grande entereza en la fe de Cristo Jesús.
I Timoteo 3: 8-13
Pintura de autor anónimo que representa a Vicente de Zaragoza, uno de los diáconos venerados en la Historia de la cristiandad, famoso por el martirio sangriento de que fue objeto.
-
- el valeroso San Lorenzo, uno de los diáconos de Roma martirizado en una parrilla al fuego en 258;
- Vicente de Zaragoza, el protomártir español martirizado bajo el mandato de Diocleciano (ca. 304);
- Efrén de Siria (muerto ca. 306), Padre y Doctor de la Iglesia;
- Romano el Mélodo (ca. 490 - ca. 556), uno de los más grandes himnógrafos griegos, apodado «el Píndaro de la poesía rítmica»;
- Francisco de Asís (1182–1226), uno de los santos más admirados y queridos por su sencillez y pobreza espiritual.
pasaje de su vida funciones como diáconos para pasar luego a cargos más
elevados son:
-
- Atanasio de Alejandría (Padre griego y Doctor de la Iglesia);
- Tomás Becket (más tarde arzobispo, lord canciller y mártir);
- Reginald Pole (más tarde cardenal y último arzobispo católico de Canterbury).
[editar] El diácono en la Iglesia católica
El Concilio Vaticano II especifica con claridad el lugar ocupado por los diáconos en la Iglesia católica y sus funciones:En Polonia, un diácono de la Iglesia católica canta el pregón pascual o Exsultet en la liturgia de la Vigilia Pascual. Según el Concilio Vaticano II, una de las funciones del diácono consiste en servir al pueblo en el ministerio de la liturgia.
El Concilio también señala la forma en que debe ejercerse este ministerio:
En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos, que reciben
la imposición de las manos «no en orden al sacerdocio, sino en orden al
ministerio». Así, confortados con la gracias sacramental, en comunión
con el obispo y su presbítero, sirven al pueblo de Dios en el ministerio
de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Es oficio propio del
diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente,
administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la
Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia,
llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los
fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de
los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los
funerales y sepultura.
Lumen gentium 29, Concilio Vaticano II
En el mismo documento, el Concilio Vaticano II indica en qué
Dedicados a los oficios de la caridad y de la administración, recuerden los diáconos el aviso del bienaventurado Policarpo: «Misericordiosos, diligentes, procediendo conformes a la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos» (San Policarpo, Ad phil. 5,2).
Lumen gentium 29, Concilio Vaticano II
situaciones se establece el diaconado como grado propio y permanente de
la jerarquía, y a quiénes puede conferirse:
Años más tarde, el Catecismo de la Iglesia Católica señala:
[...] como estos oficios [...] difícilmente pueden ser desempeñados
en muchas regiones, se podrá restablecer en adelante el diaconado como
grado propio y permanente de la jerarquía. Corresponde a las distintas
Conferencias territoriales de Obispos, de acuerdo con el mismo Sumo
Pontífice, decidir si se cree oportuno y en dónde el establecer estos
diáconos para la atención de los fieles. Con el consentimiento del
Romano Pontífice, este diaconado podrá ser conferido a varones de edad
madura, aunque estén casados, y también a jóvenes idóneos, para quienes
debe mantenerse firme la ley del celibato.
Lumen gentium 29, Concilio Vaticano II
Más adelante, el mismo Catecismo hace referencia a la importancia y ocasión del restablecimiento del diaconado en la Iglesia católica:
Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden los marcó con un sello
(«carácter») que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con
Cristo que se hizo «diácono», es decir, el servidor de todos.
Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los
presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la
Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración
del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir
las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad.
Catecismo de la Iglesia católica, N° 1570.[5]
Dentro de la Iglesia Católica existen, pues, dos clases de diáconos:
Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el
diaconado «como un grado particular dentro de la jerarquía» (LG 29),
mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente,
que puede ser conferido a hombres casados, constituye un
enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. En efecto, es
apropiado y útil que hombres que realizan en la Iglesia un ministerio
verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las
obras sociales y caritativas, «sean fortalecidos por la imposición de
las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente
al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su
ministerio por la gracia sacramental del diaconado» (AG 16)
Catecismo de la Iglesia católica, N° 1571.[5]
-
-
- Diácono transitorio
- Diácono permanente
-
[editar] Diácono transitorio
Se califica como transitorios a aquellos diáconos a los cualesse les confiere este ministerio por un período limitado de tiempo,
hasta culminar sus estudios y ser ordenados presbíteros
por el Obispo. Por lo tanto, los presbíteros son usualmente ordenados
con anterioridad en calidad de diáconos transitorios (es decir, en tránsito hacia el presbiterado).
[editar] Diácono permanente
En el Concilio Vaticano II,se restableció nuevamente el diaconado permanente. Este tipo de
diaconado puede ser conferido a hombres casados. El diácono permanente
debe ser considerado hombre «probo» por la comunidad, caritativo,
respetuoso, misericordioso y servicial. Es determinación del obispo
exigir que sea casado, y en este caso, la esposa deberá autorizar por
medio escrito al obispo la aceptación para la ordenación del esposo
(requisito indispensable). Un diácono casado que pierde a su esposa no
puede volver a contraer matrimonio, pero si puede optar a ser presbítero. Quien es ordenado diácono siendo soltero se compromete al celibato permanente.
Solo el varón («vir») bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden confiere un carácter espiritual indeleble
y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado.
Se le puede liberar de obligaciones y de las funciones vinculadas a la
ordenación y hasta se le puede impedir ejercerlas, pero no vuelve a ser
laico nuevamente puesto que, desde la ordenación, se considera que el
diácono queda marcado espiritualmente de forma permanente (de allí el término marca o carácter).
[editar] Funciones de los diáconos
Las funciones del diácono en la Iglesia católica son:-
-
- Proclamar el Evangelio, predicar y asistir en el Altar;
- Administrar el sacramento del bautismo,
- Presidir la celebración del sacramento del matrimonio
- Conferir los sacramentales (tales como la bendición, el agua bendita, etc.)
- Llevar el Viático (sacramento de la eucaristía así llamado cuando se
administra particularmente a los enfermos que están en peligro de
muerte) pero no puede administrar el sacramento de la unción de los enfermos.
-
-
-
- Dirigir la administración de alguna parroquia;
- Ser designado a cargo de una Diaconía;
- Presidir la celebración dominical, aunque no consagrar la Eucaristía (lo cual corresponde solo al presbítero).
-
específicas de la Diócesis, particularmente todo aquello relacionado con
la realización de obras de misericordia, y la animación de las comunidades en que se desempeñan.
[editar] Vestiduras propias del diácono
Las vestiduras propias del diácono son la estolapuesta al modo diaconal, es decir, cruzada en el cuerpo desde el hombro
izquierdo y unida en el lado derecho, a la altura de la cintura y sobre
esta la dalmática, vestidura cerrada con amplias mangas, utilizada sobre todo en las grandes celebraciones y solemnidades.
El diácono también puede usar camisa clerical (clériman) y alzacuellos si así lo sintiera.
[editar] El diácono en las Iglesias ortodoxa, copta y católicas orientales
De acuerdo con la tradición oriental, no se le permite administrar los
sacramentos por cuenta propia, con excepción del bautismo in extremis
(en peligro de muerte), situación en la que cualquier cristiano con
recta intención, incluyendo un laico, puede bautizar. Al participar en
un bautismo normal, el diácono es a menudo quien se sumerge en el agua
junto con la persona que es bautizada (Hechos 8:38). En contraste con la
Iglesia Católica, los diáconos de las Iglesias orientales no pueden
presidir la celebración de matrimonios ya que, en la teología cristiana
de Oriente, el sacramento se confiere por la bendición nupcial de un
sacerdote.
doble, lo que significa que se pasa sobre el hombro izquierdo, debajo
del brazo derecho, y luego cruzado sobre el hombro izquierdo (ver
fotografía de la izquierda). En la práctica griega moderna, un diácono
lleva este orarion doble desde el momento de su ordenación.
Un protodiácono (en griego: πρωτοδιάκονος: protodiakonos)
es un diácono distinguido u honrado en razón de su función más elevada,
ya que por lo general sirve como parte del personal del obispo
diocesano. Un archidiácono es similar al anterior, pero se encuentra entre el clero monacal. Los protodiáconos y los archidiáconos utilizan un orarion
doble, aunque no es la tradición local de todos los diáconos el usarlo.
En la tradición eslava un diácono puede ser honrado con el orarion doble, aunque no sea un protodiácono o un archidiácono.
[editar] El diácono en la Comunión Anglicana
Certificado de Ordenación como diácono de la Iglesia de Inglaterra otorgado por Richard Terrick, obispo de Londres, a Gideon Bostwick; 24 de febrero de 1770
los diáconos trabajan a menudo directamente en el ministerio
relacionado con las obras de misericordia corporales, dentro y fuera de
la Iglesia: la asistencia a los pobres, los enfermos, los hambrientos y
los encarcelados. A diferencia de los diáconos ortodoxos y católicos,
que pueden contraer matrimonio solo antes de la ordenación, se permite a
los diáconos anglicanos casarse libremente, tanto antes como después de
su ordenación (al igual que los sacerdotes anglicanos). La mayoría de
los diáconos son personas en preparación para el sacerdocio y son
ordenados sacerdotes por lo general alrededor de un año después de su
ordenación diaconal. Sin embargo, hay algunos diáconos que no reciben a posteriori la ordenación sacerdotal. Muchas provincias de la Comunión Anglicana ordenan como diáconos tanto a hombres como a mujeres.
conceden licencias para solemnizar el matrimonio, por lo general bajo la
supervisión de su párroco y del obispo. Suelen oficiar la adoración eucarística con exposión del Santísimo Sacramento.
Los diáconos no pueden presidir la eucaristía (pero pueden participar
del ministerio de la eucaristía, distribuyendo las formas ya
consagradas), ni pueden absolver los pecados o pronunciar la bendición
trinitaria.[6]
Un diácono anglicano lleva vestimenta similar a la de un sacerdote
anglicano: sotana, sobrepelliz y esclavina. Sin embargo, en la liturgia,
los diáconos llevan por lo general una estola sobre su hombro
izquierdo, que se fija en el lado derecho de su cintura. Esto se usa
tanto sobre la sobrepelliz y el alba. Un diácono también puede usar una
dalmática.
[editar] Referencias
- ↑ Liddell, Henry George; Scott, Robert (1889). An Intermediate Greek-English Lexicon. Oxford: Clarendon Press. ISBN 0-1991-0206-6. http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.04.0058%3Aentry%3D%237832&redirect=true.
- ↑ a b c d Léon-Dufour, Xavier (2001). «Ministerio». Vocabulario de Teología Bíblica (18a. edición). Barcelona (España): Biblioteca Herder. p. 541. ISBN 978-84-254-0809-0.
- ↑ Se lo llega a datar de hasta 80 d.C., aunque las dataciones tempranas prevalecen en número.
- ↑ Rigal, Jean (2002) (en español). Descubrir los ministerios. Secretariado Trinitario (por licencia de Desclée de Brouwer (2001). p. 200. ISBN 84-88643-74-8. http://books.google.com.ar/books?id=12z3f0bBCsQC&pg=PA200&dq=diaconado&hl=es#v=onepage&q=diaconado&f=false. Consultado el 15 de agosto de 2011.
- ↑ a b Llaurens, José Manuel (y equipo) (1992). Catecismo de la Iglesia Católica.
Santo Domingo (República Dominicana): Librería Juan Pablo II (derechos
cedidos por la Librería Editrice Vaticana). pp. 360-361. - ↑ The Christian Faith: Ch 63- Ordination- (2) As a Sacrament
[editar] Bibliografía
- Comisión Teológica Internacional (2003). El diaconado: evolución y perspectivas. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. 149 pp. ISBN 978-84-7914-653-5.
[editar] Enlaces externos
- Normas
básicas de la formación de los diáconos permanentes-Directorio para el
ministerio y la vida de los diáconos permanentes. Congregación para la
educación católica-Congregación para el clero. - Carta de la Santa Sede a los diáconos permanentes
- Catecismo de la Iglesia Católica. Los tres grados del sacramento del Orden
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