Documentos para la historia de la Colegiata de Santa María de Calatayud
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Documentos para la historia de la Colegiata de Santa María de Calatayud
13edificiación, en el entorno sobre el que acabaría levantándose el claustro, y no al oriente, tal y como solía ser habitual.
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Esta iglesia fue consagrada en 1249 en una ceremonia en la que tomaron parte Pedro Albalate, arzobispo de Tarragona, metropolitano y primado de la Corona de Aragón, Arnaldo Peralta, obispo de Valencia, y García Frontín, que ocupaba la sede turiasonense en ese momento.
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Su configuración resulta muy difícil de precisar, pero el hecho de que las iglesias de San Andrés y de San Pedro de los Francos se concibiesen conforme a modelos basilicales de tres naves permite aventurar la posibilidad de que la de Santa María se levantase conforme a un modelo planimétrico muy similar, sobre todo, si se tiene en cuenta que el templo gozaba de la dignidad colegial al convertirse en la sede de un vicariato eclesiástico o arcedianato creado por el Papa Lucio III (1181-1185),
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y que, según la limitación de las parroquias de Calatayud, y la asignación de familias a las mismas, realizada por el obispo García Frontín en 1253, la de Santa María se erigió en parroquia principal o mayor e iglesia de la nobleza.
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No sabemos si se levantó en piedra, tal y como sugirió Leopoldo Torres Balbás, o en ladrillo, tal y como ha defendido Gonzalo M. Borrás Gualis, que ha planteado la posibilidad de que se asemejase a la iglesia de San Pedro de Zuera,
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construida, precisamente, en la pri-mera mitad del siglo XIII;
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pero todo parece indicar que su fábrica ya se habría concluido para 1254, fecha en la que García Frontín concedió cuarenta días de indulgencia a quienes colaborasen económicamente para acometer ciertas mejoras en el interior del templo —y más concretamente, en el coro—, así como para dotar al altar de un tabernáculo y un frontal.
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En todo caso, interesa señalar que los vestigios de época medieval que han llegado hasta nuestros días —el claustro, el cuerpo inferior del ábside y los dos primeros módulos de la torre— se vienen fechando bastante más tarde, a comienzos del siglo XV [fig. 2].
2.1. El claustro
Condicionado por el desagüe natural que discurría por la calle de los Amparados, que se utilizó para canalizar unas aguas destinadas al uso de varias herrerías ubicadas en esta zona de la ciudad, provocando un pleito entre los cabildos de San Andrés y de Santa María en 1355, el claustro se levantó sobre una zona que, más allá de acoger el cementerio de la primera iglesia cristiana, todavía estaba cubierta de cañaverales en ese momento.
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6. Véase nota nº 13.7. F, V. ,
Historia de la siempre augusta…
, vol. I,
op. cit
., pp. 235-237, y doc. núm. XXXV, p. 375.8. C E, O., «Santa María la Mayor de Calatayud durante el pontificado del Papa Luna», en
Actas de las Jornadas de estudio VI centenario del Papa Luna
, Calatayud-Illueca, 1994, Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos, Institución «Fernando el Católico»,
1996, pp. 21-43, espec. p. 22.9. F, V. ,
Historia de la siempre augusta…
, vol. I,
op. cit
., pp. 242-243, y doc. núm. LII, pp. 397-411.10. B G, G. M., «Historia constructiva», en
La Colegiata de Santa María de Calatayud
, Zaragoza, Vestigium, Universidad de Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2007, pp. 15-27 y pp. 35-41, espec. pp. 16-17.11. S M M, A., «Iglesia de San Pedro de Zuera. En los orígenes del mudéjar», en Criado Mainar, J. (coord.),
Arte mudéjar aragonés. Patrimonio de la Humanidad
,
Actas del X Coloquio de Arte Aragonés
, Zaragoza, Institu-ción «Fernando el Católico», Excma. Diputación de Zaragoza, Departamento de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza, 2002, pp. 167-181.12. F, V. ,
Historia de la siempre augusta…
, vol. I,
op. cit
., p. 237.13. Tal y como se precisaba en el pleito, el desagüe arrancaba de la judería —situada en lo que ahora se conoce como cuesta de Santa Ana—, pasaba por San Andrés, y continuaba hasta Santa María (G J, M. y G A, J., «Un curioso pleito entre los cabildos de Santa María y San Andrés, de Calatayud, en 1335»,
Zaragoza
, XXI, Zaragoza, Excma. Diputación Provincial, 1965, pp. 177-181).

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J I F y J. F A A
Fig. 2. Cabecera en el s. XV. Alzado. En sombra, perfiles hipotéticos.


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15 Aunque podría ser ligeramente anterior, su construcción se ha puesto en relación con la institución de una cátedra de Teología que, dotada con una biblioteca por el caballero bilbilitano Miguel Sánchez de Algaraví en 1412, recibió la correspondiente confirmación pontificia un año más tarde a través de una bula expedida desde Peñíscola por Benedicto XIII, el Papa Luna. En ella se precisaba que la cátedra tenía que habilitarse en el claustro de Santa María, que también acogería el Estudio General de Calatayud fundado por el propio pontífice dos años más tarde, en 1415, y clausurado en 1418.
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Estas circunstancias, que han servido para relacionar la construcción del recinto con Benedicto XIII, e incluso con su maestro de obras, Mahoma Rami,
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podrían explicar sus inusuales dimensiones, que vienen a doblar las de otros claustros rigurosamente coetáneos.En efecto, el claustro medieval, que puede identificarse con la planta baja del actual,
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se desarrolla conforme a una planta rectangular alargada que cuenta con nueve tramos cubiertos mediante bóvedas de crucería simple de nervaduras boceladas en sus lados largos, y cinco en los cortos; una configuración sumamente singular, sobre todo, si se consideran las de otros claustros levantados por esas mismas fechas, como el del Santo Sepulcro, en la misma ciudad de Calatayud,
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o el de la iglesia de San Pedro de Teruel [figs. 3 a 6].
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Como en el resto de estructuras medievales de la Colegiata, las fábricas son, en toda su sección, de ladrillo recibido con yeso, siempre enlucido. No obstante, los maestros constructores recurrieron al empleo de la piedra para la definición del zócalo y algunos elementos singulares de talla, como fustes, capiteles y ménsulas, así como para el acceso y los vanos de la sala capitular. Las bóvedas también son de rosca de ladrillo, y tienen un espesor de medio pie.Sus rasgos morfológicos resultan muy similares a los que pueden descubrirse en otros edificios de la ciudad. Así, los arcos formeros recuerdan, sobre todo en su sección, a los del claustro de San Pedro de los Francos, del que tan sólo subsisten unos cuantos vestigios;
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mientras que los capiteles y las ménsulas presentan señaladas concomitancias con los con-
La existencia de este desagüe ha venido a confirmarse tras los estudios geotécnicos promovidos por el Instituto del Patrimonio Cultural de España y el Gobierno de Aragón en 2010, que han permitido constatar el diferente perfil que presentan las tierras sobre las que se asienta el templo, y las correspondientes a la zona exterior de la cabecera.14. C E, O.,
Aportaciones culturales y artísticas del Papa Luna (1394-1423) a la ciudad de Calatayud
, Zaragoza, Diputación Provincial, Institución «Fernando el Católico», 1984, pp. 18-23.15. B G, G. M., «Historia constructiva»,
op. cit.
, pp. 18-23.16. De hecho, conviene advertir que, tras las reformas y restauraciones de que ha sido objeto, tan sólo puede considerarse obra medieval en su planta baja, en la que se localiza la sala capitular y los restos, completamente desnaturalizados, de las que se adosarían a su flanco suroeste, frontero con el templo.17. I F, J. y A A, J. F., «El Santo Sepulcro de Calatayud. Hacia una nueva lectura e inter-pretación del monumento», en
Actas del XI Simposio Internacional de Mudejarismo
, Teruel, 18-20 de septiembre de 2008, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, 2009, pp. 197-209, espec. pp. 206-207.18. B G, G. M.,
Arte mudéjar aragonés
, Zaragoza, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja y Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos y Aparejadores de Zaragoza, 1985, vol. II, pp. 384-385. Véase una aproximación más reciente al edificio en P S, A. y S Z, J. Mª, «La iglesia de San Pedro de Teruel»,
Stvdivm
, 4,
Homenaje al profesor Antonio Gargallo Moya
, Teruel, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Teruel, Universidad de Zaragoza, 1997, vol. II, pp. 221-236.19. El claustro de San Pedro de los Francos, conservado de manera fragmentaria, no ha sido estudiado en profun-didad (B G, G. M.,
Arte mudéjar…
,
op. cit.
, vol. II, pp. 113-114). Agustín Sanmiguel dio a conocer algunos muros y arranques de bóvedas contenidos en trasteros vecinos (S M, A., «El claustro del Santo Sepulcro de Calatayud», en
Actas de las I Jornadas de Estudio La Orden del Santo Sepulcro
, Calatayud-Zaragoza, 2-5 abril 1991, Madrid, Alpuerto, 1991, pp. 281-292, espec. p. 287). El actual atrio de acceso desde la calle Bode-guilla constituye, en realidad, un tramo de su ala oriental contiguo a lo descrito por Sanmiguel.

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J I F y J. F A A
Fig. 3. Claustro hacia el Sureste. Fotografía de Ramiro Moya, anterior a la restauración de 1966. Fig. 4. Aspecto actual del claustro hacia el Sureste, tras las restauraciones sufridas entre 1966 y 2000.



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Fig. 5. Claustro hacia el Oeste. Fotografía de Ramiro Moya, anterior a la restauración de 1966. Fig. 6. Aspecto actual del claustro hacia el Oeste, tras las restauraciones sufridas entre 1966 y 2000.



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