martes, 20 de junio de 2017

Salvador Monsalud - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Salvador Monsalud




Salvador Monsalud. Ilustración de "La segunda casaca" de Galdós.
Salvador Monsalud es el personaje principal1 de la segunda serie de los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós.2 Su posición, en términos políticos, evoluciona desde un inicial afrancesamiento al liberalismo progresista.3 4 Su antítesis está representada en las novelas por su medio5 hermano Carlos Navarro-Garrote, de ideología tradicionalista, reflejando su rivalidad la España partida del siglo xix, entre carlistas reaccionarios y liberales.3 6 Su figura ha sido comparada con la del hombre superfluo, un personaje tipo característico de la literatura rusa decimonónica.7


Biografía


Salvador Monsalud y Jenara. Ilustración de La segunda casaca, Administración de La Guirnalda y Episodios Nacionales, 1884.
Salvador es natural de Pipaón,
una pequeña localidad alavesa. Era hijo ilegítimo de Fermina Monsalud y
del coronel Fernando Garrote, uno de los caballeros más destacados de
la región de La Puebla de Arganzón. La vida de Salvador se desarrolla en una pequeña localidad que, como otras muchas, ha sufrido los avatares de la Guerra de la Independencia.
En condiciones de vida tan precarias, marginada su madre y sin conocer a
su padre, Salvador se ve obligado a emigrar a Madrid, renunciando a
Jenara Baraona, la mujer que ocupa su corazón. Solo en Madrid, con la
única compañía de su paisano Juan Bragas, sin encontrar trabajo y sin
más medios que los consejos de su tío, Salvador dedice alistarse como
jurado, cuerpo de españoles que formaban parte de la guardia del rey José I.
Aunque no profesa las ideas políticas de la revolución francesa ni
carece del sentido de patria, Salvador sentirá siempre un profundo
agradecimiento a quienes le adoptaron cuando lo necesitaba, dándole
alimento y un trabajo respetable.


A sus veintiún años, en mayo de 1813, Salvador Monsalud abandona
Madrid: sale con la comitiva real que traslada al rey José I a Francia.8
A su paso por tierras alavesas, Salvador decide visitar a su madre,
pero solo consigue obtener de ella el rechazo por su condición de afrancesado.
Salvador sufre el mismo rechazo en todo el pueblo, pero el más amargo
será el que provenga de su antigua novia Jenara, quien decide entregarse
a Carlos Garrote, un guerrillero, hijo legítimo del coronel. En
aquellos días, el coronel Garrote descubre que Salvador era su hijo.
Arrepentido de sus pasadas fechorías, sale a combatir a los franceses
para invocar el perdón de Dios, pero es capturado y hecho prisionero.
Por azar del destino, su guardián en la prisión será el jurado, su
propio hijo, quien firme en sus ideales y fiel a su honor, no duda en
enfrentarse a sus compañeros para evitar el cruel linchamiento del
prisionero y le hace entrega del arma que le servirá para poner fin a su
vida.


Derrotados y puestos en fuga los franceses por los aliados en la
batalla de Vitoria, Salvador fue ayudado por una mujer que viajaba en la
comitiva de afrancesados, Pepita Sanahuja, señora de Gil de la Cuadra,
oidor de la Chancillería de Valladolid,
quien le facilitó las ropas que le permitieron confundirse entre la
multitud. Pero antes de huir a Francia, Salvador es descubierto por
Carlos Garrote. Ambos hermanos se baten en duelo en el que Salvador
hiere gravemente a su hermanastro. Exiliado en Francia, Salvador se
dirige a la localidad de Poitiers, donde vive bajo la protección de la familia de Gil de la Cuadra.



Retrato de José I.

Intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis.

Primera guerra carlista.

Carlos Garrote, gran antagonista de Salvador Monsalud. Ilustración de Un voluntario realista (La Guirnalda, 1878).
Transcurridos unos años, Salvador se entera de que su madre se encuentra prisionera en la cárcel de la Inquisición de Logroño
y está siendo torturada por intrigas de los absolutistas, que lo que
pretenden es atraer a su hijo para darle captura. Salvador parte a
Madrid y se presenta repentinamente en casa de su antiguo amigo Pipaón
(Juan Bragas), donde el cortesano vive en compañía de Jenara Barahona,
su abuelo (Miguel Baraona) y su marido Navarro (Carlos Garrote), con la
intención de presionarle para que consiga la liberación de su madre.
Pipaón, consumado absolutista que ve el imparable auge de las ideas
liberales y cómo estas se encuentran próximas a triunfar, decide mudar
la casaca9
y abrazar la causa liberal: con la ayuda de Salvador se introducirá en
los círculos liberales en los instantes en los que se conoce el
levantamiento del general Riego en marzo de 1820 que obliga a Fernando VII a reconocer la Constitución y da paso al Trienio Liberal.
En los tumultos callejeros de esta revolución que no produce
derramamiento de sangre alguno, Baraona resulta herido. Salvador acude
en su auxilio y consigue llevarlo a su casa. Pero Garrote y sus secuaces
detienen a Salvador acusándole de ser él el causante de la agresión.
Jenara, consciente de que la detención de Salvador por su marido
responde a otros motivos, le ayuda a escapar cortando las cuerdas que le
inmovilizan y le facilita la huida de la casa. Este hecho provoca la
ruptura definitiva del matrimonio.


Tras conseguir la liberación de su madre de la prisión de Logroño,
Salvador decide establecerse con ella en Madrid. Su vivienda estaba en
el principal de una finca sita en la calle Coloreros, entre la calle Mayor
y la plaza (y arco) de San Ginés. El segundo piso de la vivienda lo
ocupaban D. Urbano Gil de la Cuadra con su hija Sola (la mujer de D.
Urbano, Dª Pepita, había fallecido durante el invierno del año 18): tras
la revolución del 20, Salvador había ayudado a la familia Gil de la
Cuadra a regresar a Madrid, en agradecimiento por las ayudas prestadas
durante su huida a Francia. En la misma casa vivía también Patricio
Sarmiento, un profesor de ideología liberal que impartía sus clases en
los bajos de la finca, y su hijo Lucas, de profesión sastre. En esta
etapa de marcado ambiente liberal, Salvador se introduce en las logias masónicas que mueven los hilos del gobierno desde la oscuridad y llega a participar en El Grande Oriente,10
en la que adoptó el nombre de «Aristogitón». Los absolutistas organizan
diversas conspiraciones contra el gobierno liberal. Uno de estos
intentos fue liderado por Matías Vinuesa,
apodado «el Cura de Tamajón», y en él se vio envuelto el señor Gil de
la Cuadra. Por ello fue buscado, detenido y encarcelado. D. Urbano
acudió a Salvador, apelando a que él y su familia le habían salvado la
vida en la huida de 1813, y le suplicó que hiciera todos los esfuerzos
en su mano para conseguir su liberación. También le rogó que se hiciera
cargo de la protección de su hija Sola durante todo el tiempo que él
estuviera prisionero, tratándola como si fuera su propia hermana y
procurando que nunca le faltara de nada. Salvador puso todo su empeño en
cumplir las dos promesas que le había hecho a Gil de la Cuadra y Sola
se trasladó a la casa de Salvador y Dª Fermina. Movió todos los resortes
que pudo para conseguir la liberación de su vecino. Movilizó a sus
conocidos con poder en el gobierno, e incluso llegó a realizar una
propuesta de liberación en el Gran Oriente que le supuso la
descalificación y expulsión de la logia bajo la acusación de
absolutista.


Por aquel entonces, Salvador mantenía relaciones con una mujer
llamada Andrea, una indiana que había vuelto de América con una pequeña
fortuna y que, tras la muerte de su padre, vivía en casa de su tío José
Campos, que era director general de Correos y miembro destacado de la
logia Grande Oriente. José tenía planes para casar a su sobrina con un
destacado miembro de la nobleza, el marqués de Fanfán de Godos. Salvador
apeló a su amigo Campos para que intercediera por la liberación de Gil
de la Cuadra. Para ayudarle, el director de Correos le exigió garantías
de que rompería totalmente con su sobrina, de modo que esta pudiera
casarse con el marqués. Salvador antepuso su lealtad y agradecimiento
como caballero y rompió su relación con Andrea. Con ello Salvador
consiguió la liberación de su viejo amigo, pero en su interior se sentía
profundamente dolido, falto de amor, amistad, de religión, viendo un
gran vacío fuera de él. Justo antes de su liberación, Gil de la Cuadra
tuvo conocimiento en la prisión por mediación de uno de los carceleros
de que su mujer había mantenido relaciones con Salvador durante su
estancia en Francia. Don Urbano, triste y abatido, transformó su
agradecimiento y amistad en profundo aborrecimiento a su liberador,
llegando incluso a rechazar los esfuerzos de Salvador para ser liberado.
Una vez libre, abandona su antigua casa y se traslada con hija a una
nueva vivienda, lejos de Salvador.


En la primavera de 1822, Salvador comenzó a trabajar como secretario
del duque del Parque. El duque era uno de los diputados por el partido
de Alcalá Galiano en el Congreso. Entre otros cometidos, Salvador le
escribía los discursos que el duque pronunciaba en las cortes. De esta
manera, conseguía un sueldo digno con el que podía mantener a su madre y
ayudar a la familia de Gil de la Cuadra, a escondidas de D. Urbano.
Urbano trata de casar a Sola con Anatolio, un primo suyo venido del
norte que posee ciertas tierras y riquezas, que se ha alistado en las
filas de la Guardia Real. Sola, por obediencia y para evitarle disgustos
a su enfermo padre, acepta prometerse a Anatolio, aunque ella realmente
está enamorada de Salvador. La muerte de Urbano no altera el compromiso
de Sola, que se compromete a mantener su promesa.


El 7 de julio11
se produce el enfrentamiento en las calles de Madrid entre la Guardia
Real partidaria de un rey absoluto y la Milicia Nacional, formada por
voluntarios liberales, entre cuyas filas se alista Salvador. El triunfo
de los milicianos obliga a los Guardias a dispersarse y huir. Salvador
ayuda a Sola a buscar a Anatolio y cuando éste aparece se da cuenta de
que Soledad no le quiere, sospecha una relación con Salvador, rompe su
compromiso y se retira a su tierra. En esos días, Salvador ha recibido
la visita de Jenara, su antigua novia, que había vuelto a Madrid como
partícipe de la conspiración del 7 de julio. Salvador se halla indeciso;
duda entre mantener la lealtad a su madre y su promesa de protección a
Sola, o romper con todo e iniciar una nueva vida fuera de la política y
lejos de las conspiraciones. Finalmente, una noche decide huir con
Jenara hacia una nueva vida.


En su huida hacia el norte, la pareja entra en terrenos donde se
fraguan las conspiraciones absolutistas a las cuales Jenara es afín. De
hecho, aunque Salvador no es consciente de ello, Jenara realmente es
portadora de una misión encomendada por el propio Fernando VII para
constituir una Regencia absolutista en la Seo de Urgel. La pareja es
detenida por los absolutistas y Salvador es hecho preso en Benabarre.
Tras una búsqueda inicial, Jenara decide abandonarle a su suerte en aras
del cumplimiento de su misión. Salvador vive durante seis meses en la
prisión de Benabarre en pésimas condiciones, hasta que finalmente es
liberado por el ejército de Espoz y Mina,
al que se une para combatir a los absolutistas. Jenara huye a Francia y
reside un tiempo en París, donde conoce una forma de pensamiento y unas
ideas políticas diferentes a las suyas. Se une a los Cien Mil Hijos de San Luis12
para regresar a España, y al cruzar la frontera se entera de que
Salvador sigue vivo y comienza la persecución y búsqueda desesperada de
su enamorado por toda la geografía española, persiguiendo al ejército
liberal que protege al rey: primero a Madrid, después Córdoba, Sevilla y
finalmente Cádiz. En Madrid, Jenara se entrevista con Sola y, presa de
los celos, se inventa una estratagema para enviarla a Valencia, lejos de
Salvador. El gobierno liberal traslada al rey Fernando VII a Sevilla,
donde las cortes le declaran incompetente para ejercer el gobierno, y
posteriormente a Cádiz, huyendo de los absolutistas. Finalmente, cuando
el duque de Angulema
logra vencer el último bastión liberal, el rey es liberado y el
gobierno debe huir para no ser hecho preso. Salvador consigue huir en
barco a Gibraltar,
desde donde partirá al exilio en Inglaterra. Por su parte, Jenara, es
detenida y hecha presa a pesar de las promesas del rey de no utilizar
mano dura con los enemigos.


En 1827, Salvador regresa de su exilio en Inglaterra y se traslada a
Cataluña, justo en el momento en que acontecen los hechos de la [[
Guerra de los Agraviados|sublevación apostólica]] de Manresa.13
Con el nombre falso de Jaime Servet, Salvador pretende llegar a Madrid
para conseguir ser absuelto de sus delitos y poder establecerse
tranquilamente y formar una familia, lejos de la política y de las
conspiraciones. Salvador se esconde una noche en el convento de las
monjas dominicas de Solsona para evitar ser descubierto por los
apostólicos. Esa noche, el convento es incendiado de forma intencionada
por un antiguo sacristán, Tilín. Pero encuentran a Salvador y le
detienen acusado de provocar el incendio. Mientras le trasladaban para
ser juzgado en un lugar próximo a Solsona, la patrulla coincide con la
partida de Carlos Garrote que se retiraba a su tierra desencantado de
los absolutistas. Garrote reconoce a Salvador y solicita a su amigo el
jefe de la patrulla, que le fusile por conspirador liberal. Pero gracias
a la intervención de Sor Teodora de Aransis, monja del convento de
Solsona, idean una estratagema para que la sentencia se cumpla sobre el
verdadero incendiario, salvando así a Salvador de la muerte.


Años más tarde, Salvador vuelve a establecerse en Madrid. Por
intermediación de D. Felicísimo Carnicero, un agente de asuntos
eclesiásticos, consigue su ansiada libertad y recupera su verdadero
nombre, lo que le permite además recibir una cuantiosa herencia. Para
cumplir su deseo de establecer una familia, busca a su antigua hermana
protegida con intención de proponerle matrimonio. Cuando Salvador
encuentra finalmente a Sola, esta le rechaza por estar ya comprometida
con Benigno Cordero, el héroe de Boteros. Ella tiene una gran deuda con
la familia que la acogió y la proporciono un hogar cuando quedó sola
tras la muerte de doña Fermina, y de esta manera Sola manifiesta su
agradecimiento. Durante su breve encuentro en Madrid, Sola le hace
entrega de una carta escrita por su madre antes de morir en la cual
Fermina le contaba toda la verdad sobre su padre: Salvador era hijo del
coronel Garrote y, por lo tanto hermano de su mayor enemigo, Carlos
Garrote.


Salvador y Benigno son viejos conocidos por compartir bandera en la
revuelta de la Guardia Real en Madrid del 7 de Julio. Ahora ambos
vuelven a encontrarse en La Granja,14
justo en el momento en que el rey Fernando VII está gravemente enfermo y
es engañado por los apostólicos para firmar el decreto de derogación de
la Pragmática. D. Benigno sufre un accidente que le fractura una pierna
y Salvador se encarga de su cuidado durante todo el invierno. La
convivencia con Salvador y sus atentos cuidados hacen reflexionar a D.
Benigno sobre su matrimonio. Reconoce que Salvador era mucho mejor
marido para Sola que él, por lo que rompe su compromiso con la hija de
Gil de la Cuadra y le propone que se case con Salvador. De vuelta a
Madrid, Salvador emprende por todos los medios la búsqueda de su hermano
con el fin de que conozca también la verdad de su parentesco. Cuando le
encuentra, Carlos Garrote está muy enfermo. Tras leer la carta que le
muestra Salvador Carlos admite la verdad, pero su odio le hace incapaz
de reconocer a Salvador como su hermano.


La muerte del rey Fernando VII desencadena una feroz persecución de los absolutistas por parte del gobierno.15
Carlos es detenido en Madrid, y Salvador hace todos los esfuerzos para
liberar a su hermano. Tras conseguirlo, Carlos abandona Madrid para
regresar a su tierra. Cuando van a contarle los nuevos planes para Sola,
Salvador ha abandonado Madrid. Había recibido la noticia de la nueva
detención de su hermano en Zaragoza y nuevamente se pone en camino para
conseguir su liberación. Consigue encontrarle cuando Garrote era
traslado a Pamplona, feudo de las tropas que apoyaban a Carlos María Isidro
como heredero al trono de España. Garrote estaba muy enfermo, tanto
física como mentalmente. Gracias a sus influencias, y a la vista del
estado de salud del preso, Salvador consigue que le conmuten la pena de
muerte por un tratamiento en un hospital de Pamplona. Finalmente,
Salvador consigue llevarle a una casa y, merced a sus cuidados, cariño y
paciencia consigue que el enfermo se recupere lentamente. Pero lo que
no consigue es que este llegue a reconocerle como hermano suyo.


Un día Garrote se siente con fuerzas y escapa para emular a Zumalacárregui,
poniéndose al frente de todo el ejército carlista. Una vez más,
Salvador se echará al monte para encontrar a su hermano y cuando
consigue dar con él le encuentra gravemente enfermo, con medio cuerpo
paralizado. Le recoge y encuentran refugio en la casa del cura de
Elizondo. Allí coinciden con el infante Don Carlos justo en el momento
en que éste llega a tierras navarras para encontrarse con Zumalacárregui
y ponerse al frente de su ejército con el objetivo de marchar sobre
Madrid para reclamar su derecho al trono. 0A pesar de los cuidados de
Salvador, Garrote no consigue sobrevivir a su enfermedad y muere sin
haber perdonado ni a su mujer, ni a su hermano. Salvador abandona
finalmente los dominios carlistas y regresa a Madrid para tomar a Sola
por esposa, con lo que finaliza la segunda serie de los Episodios
Nacionales.


Referencias


  • Palma, 1920, p. 23.

    1. Un faccioso más y unos frailes menos

    Bibliografía

    Menú de navegación


  • Campos Oramas, 2005, pp. 86-94.


  • Arencibia Santana, 1987, pp. 198-199.


  • Navascués, 1986, pp. 174-175.


  • Espejo-Saavedra, 2000, p. 46.


  • Navascués, 1986, pp. 173-174.


  • Patiño Eirín, 2013, pp. 147-156.


  • El equipaje del rey José


  • La segunda casaca


  • El Grande Oriente


  • El 7 de julio


  • Los Cien Mil Hijos de San Luis


  • Un voluntario realista


  • Los apostólicos


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