domingo, 25 de junio de 2017

7 – Enseñar, Transparencia y Credibilidad – Mensajes de la Santa Trinidad

7 – Enseñar, Transparencia y Credibilidad – Mensajes de la Santa Trinidad
















7 – Enseñar, Transparencia y Credibilidad



7- ENSEÑANZA DEL PADRE CELESTIAL – Enseñar, transparencia, credibilidad

Los maestros deben enseñar…

-Padre ¿eres tú?

Si quien
más. Tu preguntas yo respondo. Y deja de sorprenderte ya, os he dicho
que estoy para hablar en cualquier instante, y este es el mejor, o acaso
¿no tienes paz?

– Si Padre,
dime porqué es tan difícil a veces escribir tus mensajes, por qué ha de
ser en medio del bullicio, los problemas, de esta casa en la que somos
tantos, y tu bien sabes que en esas ocasiones me es difícil?

Porque es el lugar donde vives.

– pero necesito Padre un lugar para estar contigo.

Hija los
lugares no son importantes, el mensaje ha de llegar de una manera u
otra, debes hallar en ti la tranquilidad interior, de silenciar los
ruidos exteriores, para escuchar la voz interior, la mía.

No te
equivoques pensando como lo han hecho tantos a lo largo y a lo ancho del
tiempo, de solamente aislados en un monasterio o en una montaña ser
capaces de escuchar mi voz, has de saber escucharla en medio del
bullicio, en medio del ruido, en medio del desorden para tener la
capacidad de poner silencio al bullicio, acallar los ruidos y poner
orden al desorden, esa es la capacidad que estas desarrollando, y créeme
hija mía que lo estás haciendo bien.

Ahora sigamos, tú preguntaste qué es lo principal que debemos hacer los maestros, y yo te he respondido  ENSEÑAR.

Padre, me he preguntado también si…

Si ya se lo que preguntaste y la respuesta es no.

¿No?

No.

No me interesa que escribas un libro, nunca me interesó en realidad, no sirve para nada.

¿Por qué
Padre? Yo he encontrado iluminación en muchos libros que he leído,
libros escritos desde el amor de aquellos que tuvieron la dicha de
encontrarte.

Si, tu y
muchos más. ¿Pero quienes más? ¿Cuántos mas? Hay un solo libro que he
mandado escribir con mis palabras, las únicas verdaderas y dime hija mía
¿Cuantos la conocen en verdad?

Hoy hay
cientos de libros escritos, y cada uno, cada maestro ha hecho un libro
con su verdad, con la que ellos dicen haber recibido de mi.

¿Recuerdas?

Cada uno
desea que lo que ha escrito sea la verdad revelada, no aceptan la verdad
rebelada  de otros, y así sucesivamente. Resultado: Desunión.

Si tan solo
los maestros se hubieran dedicado a testimoniar con sus palabras, con
sus vidas, con sus hechos lo que de Mi, recibieron, en lugar de escribir
libros, que solo sirvieron para su ego personal, el mundo créeme hija
mía, no estaría como está.

Deseo de
vosotros una entrega total, vivida con ilusión, con pequeñeces con
faltas, con grandes y pequeños momentos, deseosos de dar al mundo lo
mejor que lleváis dentro y que os he dado por mi gracia y por mi bondad:
la presencia en vuestras vidas de Jesús vuestro hermano, el cariño de
vuestra Madre, la realidad de MI PALABRA la que está en el Evangelio, MI
VERDAD.

-Buena Noticia ¿verdad Padre? Eso es lo que significa esa palabra Evangelio: Buena Noticia.

– Si hija
mía y tengo mucho que decir acerca de esa palabra, os he llamado a ser
Buena Noticia en el mundo, pero vosotros habéis de ser Buena Noticia, no
simplemente transmitir con Palabras, sed vosotros Buena Noticia para
aquellos que os ven, Palabra hecha carne, palabra vivida, palabra
demostrada en la autenticidad. Recuerdas aquella palabra hija mía, que
un día te transmití en aquel encuentro y tu dijiste que grabarías a
fuego?

-Si Padre la recuerdo no la he olvidado.

Transparencia.

-Así es Transparencia, es lo que pido a cada uno de mis hijos, la que he pedido a cada uno de vuestros maestros, que vuestra vida sea transparente para que se vea la luz que lleváis dentro,
es la clave de vuestra misión, de la gran evangelización a la que
habéis sido llamados: llevar dentro vuestra  luz y que se vea. Que
vuestra vida la transmita casi sin palabras, que los hombres caigan en
cuenta, que se os note, que se luzca en vosotros vuestro bautismo.

Transmitida desde el sentimiento, desde el corazón, desde la experiencia de Dios, luz verdadera de luz verdadera.

Ahora os
indicaré una segunda palabra: CREDIBILIDAD, debéis ser creíbles, que
cuando os dirijáis a alguien, sea quien sea, y del tema que sea, porque
os van a juzgar a vosotros y a lo que predicáis según vuestra persona,
pues sois el único portador de la Buena Noticia que conocen, y si no os
portáis como corresponde a un hijo de tal Padre, entonces se llevarán
una mala experiencia de  Mi, rechazarán todo cuanto venga de mí a través
vuestro. ¿Vas comprendiendo hija?

-Si Padre,
es como si estuviéramos en una vidriera ¿verdad? Mostrando todo el
tiempo nuestra imagen, tratando de que otros compren lo que deseamos
vender, (perdón por la comparación amado Padre no se me ocurre otra) en
este caso vender tu amor, hacer propaganda de una vida diferente al
resto , una vida en tu eterno e inconmensurable amor, una vida renovada y
valiosa, que vale la pena experimentar…

– Si la
vidriera más importante del mundo, donde todos se presentan alguna vez
para ver si lo que ofrecen vale la pena y créeme hija mía que
últimamente se van más que desilusionados.

-No es lo suficientemente transparente verdad Padre?

-La primera
transparencia, la primera credibilidad, ha de ser con vosotros mismos, y
os resulta difícil, por eso muy pocos la ponen en práctica. Si los
demás no ven en vosotros la alegría de Cristo Resucitado, si no ven de
alguna manera esa luz, esa atracción que posee el amor hecho vida, no se
acercarán.

Otra
palabra que deseo que comprendan bien es VERDAD, que no significa no
decir mentiras, lo cual está bien, porque muchas veces os mentís a
vosotros mismos y a los demás con cierta facilidad, sino que vuestra
vida sea verdad, que vuestra conducta esté conforme con vuestras
creencias, que vuestra vida con todas las dificultades que tiene sea
fundamentalmente verdad.

-Padre no somos ángeles, estamos muy lejos de eso.

– Es mucho
mas serio que eso, sois mis mensajeros por lo tanto es vuestra
obligación que vuestras vidas respondan a vuestras creencias, a mi
mismo, pues YO SOY vuestro Padre y vosotros sois mis hijos, mis
discípulos, mis elegidos, aún con vuestras fallas, pues muy a menudo
esas mismas fallas son las que os dan más credibilidad, por que si
siempre aparecierais con esa máscara de que nada os pasa, de que en nada
falláis y que sois perfectos, entonces nadie os creerá.

-Lo siento
Padre, siento lo que acaba de suceder, lamento que tu presencia en esta
casa no se haga notar en mi comportamiento, en el comportamiento de toda
mi familia, es contra esto que lucho todos los días de mi vida, y
muchas veces te he preguntado…

– si ya se lo que me has preguntado ¿por qué yo? Y la respuesta ha sido siempre la misma: porque te amo.

Y amo tus
esfuerzos, amo tu entrega, amo tu valor para acusar el golpe, derramar
lágrimas pero luego encontrar dentro de ti la fortaleza para levantarte y
seguir adelante, amo también tu capacidad para dar alegría aunque estés
destrozada por dentro, amo hija mía esa luz que brilla en tu mirada y
que ha sido fuente de descubrimiento y de alegría para muchos.  Pero
debes orar mas, hija mía, no descuides nunca la oración, no porque yo
necesite de ellas no es así, eres tu la que necesitas de la oración pues
esa es tu fortaleza, y necesitas orar unida a tu esposo, a mi 
guerrero, la oración conjunta tiene mucho mas poder que la oración
dividida, pues han sido llamados a servir unidos y unidos ha de ser
vuestra oración, encontrad pues el momento en el que os podáis juntar y
orad juntos, entonces han de ver ambos cómo os revestís de la armadura
de Dios, esa armadura impenetrable y que es coraza contra la maldad y la
falta de amor, revestíos de mi armadura para el combate que libráis día
a día.

Te amo Padre

Te amo hija

¿Regresarás?

¿Cómo he de regresar a un lugar del cual jamás he partido?

Aquí estaré y os hablaré, os instruiré y lo haré personalmente como hoy, conversaremos unidos en el Amor.

Yo los
bendigo con la señal de la Cruz, la que os veo cada día resplandecer en
vuestra frente, la que os ha signado como mis hijos, por toda la
eternidad. Así sea.

Así sea amado Padre.

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