jueves, 6 de julio de 2017

Jaredí - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Jaredí




Jaredíes leyendo un cartel en Jerusalén.
Los jaredíes (en hebreo חרדים, jaredim), también conocidos como ultraortodoxos o como los que temen a Dios, son judíos ortodoxos cuya práctica religiosa es especialmente devota. Los jaredíes afirman, al igual que todo el judaísmo ortodoxo, que la Torá entregada en el Monte Sinaí por Dios, con sus respectivas leyes, constituye el "manual de instrucciones del mundo".
En otras palabras, la Torá es el código que permite, en términos
fundamentales, el comportamiento armónico de la Creación y los creados,
la regulación sus leyes y principios, y los métodos que llevarán a cada
individuo a unirse a Dios para disfrutar de deleite infinito, máximo
objetivo de la creación del mundo.


Sin embargo, a pesar de que otros grupos judíos ortodoxos (ya sean
jasídicos u ortodoxos modernos) aceptan esta afirmación, hay diferencias
entre todos los grupos en cuanto al comportamiento en ámbitos no
legales; es decir, en el ámbito de la cosmovisión individual y
colectiva, que no está reglamentada por la Torá.


Los jaredíes suelen vivir al margen de las sociedades laicas que los
rodean, incluyendo las judías, debido a que intentan poner en práctica
los preceptos bíblicos en un ámbito no-hostil. Hoy en día muestran una fuerte presencia en Israel,
donde cuentan con su propios barrios (e, incluso, sus ciudades), sus
partidos políticos, sus comercios y sus escuelas. También existen grupos
de jaredíes en muchas comunidades judías de la diáspora, particularmente en Estados Unidos y Europa Occidental. Los jaredíes tienen sus propios periódicos, el más importante de los cuales es Hamodia ("El Anunciador").


Desde finales del siglo XIX, el sector israelí de los jaredíes rechaza parcialmente la «modernidad» occidental, tanto en lo que se refiere a costumbres como en lo que toca a la ideología. Sin embargo, esta postura no es unánime en el mundo jaredí. Por caso, aquellos oriundos de EE.UU. poseen una visión más inclusiva de la modernidad que la que prevalece entre los israelíes.



Índice

Ortodoxos y ultraortodoxos

Los sociólogos israelíes suelen distinguir entre los laicos
(poco interesados por la religión, aunque no necesariamente
antirreligiosos), los tradicionalistas (cuya práctica religiosa es
parcial), los ortodoxos (de práctica religiosa estricta, aunque inmersos
en el mundo moderno) y los ultraortodoxos o jaredíes (de práctica
religiosa estricta, que rechazan ciertas formas de modernidad, fuerte
voluntad de separatismo social: vestimenta específica, barrios
específicos, instituciones religiosas específicas).1


Los jaredíes no se definen a sí mismos como ultraortodoxos, sino como judíos ortodoxos jaredíes ("los que tiemblan", en el sentido de "los que tiemblan ante Dios", o los "que temen a Dios"). La raíz de la palabra jaredí es jarada, la palabra más rotunda en hebreo para designar el miedo, indicando que un jaredí se siente "aterrorizado" ante la idea de violar cualquiera de las 613 mitzvot.


Los ortodoxos "modernos" y los jaredíes no se diferencian en nada
desde el punto de vista teológico, pero sí en su modo de vida y
orientaciones políticas.


Origen de la divergencia entre ortodoxos y ultraortodoxos


Rollo de la Torá.
Durante siglos, no existió el concepto de judaísmo ortodoxo, puesto
que para ello hubiera sido necesaria la existencia de un judaísmo
heterodoxo. De hecho, este judaísmo heterodoxo existía (por ejemplo, los
karaítas), aunque su relevancia no era lo suficientemente significativa como para dar origen a una denominación específica.


En el siglo XIX, la llegada a Occidente de la modernidad hace que se produzcan fuertes evoluciones en el judaísmo, primero en Alemania y más adelante en toda Europa. De modo particular aparece durante la primera mitad del siglo XIX en Alemania el Judaísmo reformista, que defiende la autonomía individual en lo relativo a la interpretación de los preceptos religiosos (Hebreo: מצוות mitzvot). [1]. El "judaísmo ortodoxo"
se ve, pues, obligado a definirse como salvaguardia de lo que éste
interpreta como "tradición religiosa" ante este "nuevo" fenómeno.


Pero la cuestión de la "modernización" de la religión judía no fue la
única que ocasionó la fractura. Fue el tema de la modernización de las
sociedades judías en su conjunto (en lo relacionado con las estructuras
sociales, con las estructuras de poder y con las relaciones con el
Estado) el que se planteó. Y ahí, las respuestas entre los distintos
grupos ortodoxos no fueron unánimes.


A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la corriente llamada neoortodoxa alemana, siguiendo al rabino Samson Raphael Hirsch (1808-1888),
teoriza acerca de un moderado acercamiento a la modernidad técnica y
social. Según esta teoría, los judíos no deben alejarse de sus valores,
pero pueden participar en la vida social del entorno en el que se
mueven. En cambio, y contrariamente a los reformistas (y a los
asimilacionistas), que consideran que el hecho religioso judío debe
permanecer en el ámbito privado, la nueva ortodoxia considera que los
judíos también deben existir como colectivo organizado, por lo que deben
rechazar asimismo aquellos aspectos del mundo moderno que sean
contrarios a los 613 mitzvot (mandatos) reunidos por la tradición.



Cubierta de un Talmud.
Sin embargo, otra corriente rechazó frontalmente la entrada en las
sociedades occidentales consideradas opuestas por sus valores a la
tradición judía. Esta corriente apareció sobre todo en el este de Europa.
Aceptó algunos aspectos de la modernidad técnica, pero rechazaba casi
todos los aspectos relacionados con la "modernidad" social o política: nacionalismo, democracia, salida del gueto...


En un primer momento, los ortodoxos permanecieron bastante unidos.
Así, la nueva ortodoxia alemana y los conservadores del este de Europa
fundaron conjuntamente el partido político Agudat Israel en 1912 en Polonia. Se ven afectados por el peligro que corren los judíos religiosos en general, por lo que se unen. Ambos grupos rechazan el sionismo, la asimilación, el socialismo, el ateísmo...
Pero en el periodo de entreguerras, las divergencias entre ortodoxos
"modernos", más o menos influenciados por las tesis del rabino
Samson Raphael Hirsch, y los conservadores se acentúan. Se puede ya
hablar en ese momento de la existencia plenamente asumida de una rama
específica: la ultraortodoxia. Los ortodoxos "modernos" abandonan Agudat Israel en esa época.


Características específicas del mundo jaredí

El mundo jaredí tiene hoy numerosas características específicas, tanto respecto a los no judíos (o gentiles) como respecto a los judíos laicos y a los judíos religiosos ortodoxos "modernos".


El poder


Rabinos dirigentes de la dinastía de los jasidíes de Chernóbil.
Se aplican dos principios fundamentales en el mundo jaredí: Daat Torah: "lo que dice la Torá", y Emunat Jajamim:
"la fe en los sabios". "Con esto hay que entender un sistema [...] en
el que todos los pensamientos, todas las acciones están gobernadas por
los textos sagrados. No hay posibilidad alguna de combinarlos con
ninguna otra fuente de inspiración, con otra filosofía. Y la Ley
religiosa no existe para regular una parte específica de la vida, sino
la vida en su integridad."2 Estos dos principios absolutos tienen varias consecuencias:


Por una parte, la Torá debe ser la fuente de cualquier tipo de legislación, y el rechazo del Estado judío a aceptar este principio le quita toda legitimidad (ver el capítulo acerca de las relaciones con el sionismo).
Por esa misma razón, no debe existir constitución en Israel. De hecho,
el movimiento sionista aceptó este principio y sólo instituyó "leyes
fundamentales".3 La distinción es simbólica, pero importante para los jaredíes.


La democracia es un principio de funcionamiento que sitúa la opinión de la mayoría por encima de Dios.
La democracia no molesta a los jaredíes cuando afecta a los que no son
judíos (que tienen libertad de hacer lo que les plazca). Pero entre los
judíos, es un cuestionamiento manifiesto de Daat Torah y de Emunat Jajamim.


Por último, todo judío piadoso debe tener un rabino,
que guíe su vida, hasta en los menores detalles. Son "sabios", o
"grandes de la Torá", o "luminarias" o "decisores" y tienen poder
absoluto sobre su grey. A menudo son objeto de un verdadero culto a la
personalidad, al "tener acceso al 'conocimiento supremo', saben lo que
sucederá a largo plazo, en un nivel superior".2


En la práctica, las comunidades jasidíes (una de las dos corrientes principales del judaísmo jaredí) tienen un referente supremo, su admor o rebbe. El referente de los rabinos jaredíes de la tendencia "lituana" es su jefe de yeshivá (generalmente aquella en la que han estudiado). Estos mismos jefes de yeshivot pueden por su parte rendir cuentas a un jefe de yeshivá con más prestigio. Admor
o jefe de yeshivá, los "grandes" con frecuencia son ancianos y en
general viven aislados, sin leer la prensa ni ver la televisión. Algunos
de ellos no salen prácticamente nunca a la calle, y aún menos de los
barrios específicos en los que residen. Su información acerca del mundo
exterior pasa casi siempre por el filtro de un entorno reducido, que
consigue de ese modo poder e influencia. Los mayores sabios viven en
Israel y Estados Unidos.
Teniendo en cuenta su influencia sobre los partidos religiosos
israelíes (muchos jaredíes israelíes dependen de un "sabio"
estadounidense, o viceversa), los políticos de Israel tratan siempre de
tenerlos a su favor.


Por encima de los propios "grandes" no hay nadie, salvo, en cierta
medida, el "consejo de los grandes" de los tres partidos religiosos
(cuando se unen, lo que no siempre es el caso, ver el apartado sobre
política). El gran rabinato israelí no tiene verdadera influencia sobre
ellos. Esta instancia sin capacidad de decisión suprema puede conducir a
enfrentamientos a veces virulentos, llegando incluso en ocasiones a la
violencia física, entre los seguidores de una "luminaria" u otra,
siempre convencidos de la absoluta superioridad del punto de vista de su
"sabio".


Daat Torah y Emunat Jajamim existen también entre los
ortodoxos "modernos", pero el poder del rabino referente se limita sobre
todo al terreno religioso, no a los demás (para los jaredíes todo es
religioso). En Israel, los ortodoxos "modernos" reconocen en general la
autoridad del gran rabinato israelí.


El separatismo


Consulta de carteles en el barrio jaredí de Mea Shearim (Jerusalén) en 2006. Los murales son una vía tradicional de comunicación de las posturas de los rabinos en los barrios ultraortodoxos.
El ideal de los jaredíes es una vida judía vivida en torno a los rabinos.
Por eso rechazan muchos aspectos del mundo moderno (existe un especial
rechazo hacia la televisión), con barrios separados de los no judíos y
de los judíos laicos. Físicamente, su indumentaria negra (los "hombres
de negro" siguiendo la expresión israelí) hace que puedan ser
distinguidos con facilidad. Sin embargo, no estamos ante una actitud de
rechazo de la modernidad tan radical como la de los Amish: se acepta la electricidad, el automóvil, el ordenador y el avión.


La visión fundamental de los jaredíes es que el mundo que les rodea
es una fuente permanente de perversión. La televisión o la publicidad
son una fuente de imágenes sexuales. En ellas aparecen elogios a valores
como la independencia del individuo, el relativismo ideológico, la
igualdad de sexos o de religiones.
Según su opinión, resulta ilusorio creer, como hacen los ortodoxos, que
se puede vivir en ese mundo a la vez que se respetan estrictamente los
613 mitzvot.
La amenaza es permanente y para no sucumbir a ella es necesario vivir
en grupo, en barrios separados y bajo la estricta dirección de los
rabinos.


La sexualidad ocupa un lugar central en el rechazo de los jaredíes al
mundo moderno. El temor ante la tentación sexual es permanente. No sólo
la mujer jaredí debe ser "modesta" (lo que implica, por ejemplo,
ocultar sus cabellos), sino que cualquier mujer que entre en los barrios
jaredíes debe hacer lo mismo. Esta voluntad de control social es una de
las razones por las que eligen vivir en barrios separados.
Desarrollaron en esos barrios una sociedad aparte, con sus tiendas, sus
escuelas, sus instituciones, sus periódicos.


La geografía


Jóvenes jaredíes junto con trabajadores sij en Nueva York, en 2005.
Las poblaciones jaredíes están mucho más concentradas que la
población judía en general, como consecuencia de su voluntad de vivir
separadas de las sociedades modernas.


Los jaredíes son hoy numerosos sobre todo en Israel y los Estados Unidos. Pero se encuentran también comunidades relativamente importantes en los Países Bajos, Zúrich (Suiza), Reino Unido y Francia, especialmente en Estrasburgo.


En Israel, las 3 comunidades principales son por orden decreciente de importancia:


Los jaredíes también son numerosos en las ciudades santas de Safed y Tiberíades.


En los Estados Unidos, los jaredíes se concentran sobre todo en la aglomeración urbana de Nueva York (especialmente en Brooklyn).
Algunas comunidades han levantado auténticos municipios judíos en ese
país, caso de los jasidíes de Satmar, entre los que algunos se han
agrupado en el seno de Kiryas Joel en el condado de Orange (Estado de Nueva York)4


El sionismo


Rabinos del movimiento Neturei Karta durante un mitin en apoyo a Palestina.
La relación entre los jaredíes y el sionismo siempre ha sido difícil.
Antes de la creación del Estado de Israel la mayoría de la judería
jaredí se opuso al sionismo. Según una tesis mayoritaria (aunque no sea
exclusiva) entre los religiosos, Dios destruyó el reino de Israel para castigar a los judíos, y sólo su Mesías puede volver a crearlo. La vida en Tierra Santa
es posible, pero cualquier intento autónomo de crear un estado es una
rebelión contra Dios y una provocación contra los pueblos gentiles. Sin
embargo, tras el Holocausto
y la fundación del estado moderno israelí, los diferentes movimientos
ultraortodoxos han adoptado diversas posturas, desde la radical
oposición al Estado de Israel de los Neturei Karta,
hasta la aceptación crítica de la mayoría. Los partidos que los
representan llegan a tener incluso ministros dentro de su gobierno, pero
opinan que el "culto" al Estado propio de los sionistas es una
idolatría que la Biblia condena.


La ciencia y el racionalismo

Los jaredíes no otrogan a la ciencia ningún valor especial. Se
aprecia cierta hostilidad, o al menos desprecio hacia ella. El periódico
Haredi Yated neeman utiliza como argumentos los errores científicos y concluye: "¿Por qué deberíamos pasar el tiempo estudiando hechos que la mitad de las veces serán contemplados dentro de diez años como falsos?5
" Los avances e inventos debidos a la ciencia, como las máquinas o los
tratamientos médicos, no son forzosamente rechazados, pero los inventos o
los conceptos que puedan violar la ley religiosa judía como internet o
la televisión son rechazados a causa de sus imágenes "indecentes".


El evolucionismo es una teoría especialmente sdespreciada. Así, para uno de los dirigentes del Shas —partido jaredí sefardita— "una mujer sefardita que besa con devoción un rollo de la Torá es preferible a cincuenta profesores enseñando que el hombre desciende del mono".6 El grado de rechazo varía de una comunidad a otra.


Bastante indiferentes al racionalismo
moderno, los medios jaredíes son permeables al temor debido a
maldiciones. Así "unos rabinos organizaron una oración colectiva en los
locales de la Seguridad Social israelí en Tel-Aviv para conjurar una
maldición pretendidamente lanzada a sus empleados por personas privadas
de subvenciones".7 En 1985, el Ministro del Interior (del Shas)
"explicó un terrible accidente en el que un tren colisionó con un
autobús de niños por la venganza de Dios por la desacralización del Shabat con la apertura de los cines el viernes por la noche".2 Tras la brutal muerte en diciembre de 1989
de Zion Garmi, director adjunto del Ministerio de Culto, "un rumor
persistente afirma que tres funcionarios del Ministerio lo habrían
maldecido, y que incluso Itshak Kaddouri, el famoso cabalista [...] no consiguió con sus encantamientos acabar con dicha maldición".2


El estudio


El estudio de los textos religiosos en una yeshivá
es el primer objetivo de cualquier varón jaredí. También existen cursos
de estudios religiosos destinados a mujeres, aunque no con el mismo
rigor. Siempre que sea posible, el hombre jaredí tratará de consagrar
todo su tiempo al estudio, evitando la pérdida de tiempo (Bitul Torah8 ). Cuando no fuera posible, tratará de compaginar su actividad laboral con el estudio.


Los estudios seglares, en cambio, están bastante poco valorados.
Según ellos, son una pérdida de tiempo, puesto que restan tiempo al
estudio religioso. No hay, o son muy pocos los médicos, abogados,
ingenieros o simplemente fontaneros entre los jaredíes de Israel. Hay
más en la diáspora.


En Israel,
los jaredíes obtuvieron significativas subvenciones del Estado para sus
actividades, lo que permite a muchos hombres adultos consagrar todo su
tiempo al estudio. En la práctica, las estadísticas muestran sin embargo
que la situación socio-económica de muchos de estos jaredíes los obliga
a trabajar en el sector productivo. En la diáspora,
estas subvenciones no existen o son muy escasas, y el tiempo que
dediquen al estudio debe completarse con un trabajo remunerado que les
permita sobrevivir.


Hay que destacar que a finales de 2005, Yissachar Dov Rokeach II, el actual rebbe de la dinastía jasídica
de Belz, sorprendió al animar a sus partidarios israelíes a proseguir
estudios profesionales y no sólo estudios religiosos, con el objeto de
mejorar su estatus socio-económico. Anunció que los yeshivot de Belz reservarían "algunas horas por semana por las tardes" a estas formaciones.9
Esta evolución limitada es reveladora de los problemas económicos
encontrados por los jaredíes israelíes centrados en el estudio y muy
dependientes de las subvenciones del estado.


La vida familiar

Los jaredíes se casan jóvenes. Las bodas a menudo están pactadas por un casador (Shadkhanim)
y el objetivo de todo matrimonio es tener el máximo número posible de
hijos. Salvo casos médicos, las familias tienen de 5 a 10 hijos (7 hijos
por familia como media en Israel en 2005). Se trata para los jaredíes de un mandato religioso importante: "creced y multiplicaos" (Génesis 1:28, 9:1,7).


En la mayor parte de los grupos jaredíes (aunque no en todos), se notó entre los años 1970-80
una tendencia al desarrollo del trabajo de las mujeres. En efecto, las
familias numerosas tienen importantes necesidades financieras, sobre
todo cuando el marido no trabaja, sino que se consagra al estudio de los
textos sagrados (sobre todo en Israel). Este trabajo es un factor
limitado aunque real para reforzar el peso de la mujer jaredí.2 Sin embargo, no se trata de igualdad. Hay que destacar que ciertos jaredíes (Edah Haredit)
consideran que esa evolución es un grave pecado. Hay que tener en
cuenta que el trabajo de las mujeres está limitado por dos factores: no
es posible aceptar que la mujer jaredí trabaje en un medio mixto, lo que
reduce mucho el número de puestos de trabajo accesibles; los frecuentes
embarazos frenan mucho a los empleadores.


Los hijos deben ser educados cuando es posible en escuelas religiosas específicas: esto es bastante sencillo en Israel, y a veces más difícil en la diáspora,
sobre todo en los grupos más pequeños. Este hecho favorece el
agrupamiento en comunidades compactas, dotadas de sus propias escuelas.


La homosexualidad o el concubinato están totalmente rechazadas.


El estatus socio-económico

Se ha visto que los jaredíes tenían familias numerosas, seguían pocos
estudios "modernos" susceptibles de proporcionar empleos bien
remunerados, trataban (sobre todo en el caso de los hombres y en Israel)
de evitar el trabajo productivo
para consagrarse en la medida de lo posible a los estudios religiosos.
Esos tres fenómenos implican un nivel socio-económico bastante
desfavorecido, sobre todo en Israel. En 2005, las cifras oficiales indican que el 21,3% de los jaredíes viven por debajo del umbral de pobreza.1
Las comunidades jaredíes de Israel dependen bastante de los fondos
educativos del Estado, así como de las ayudas sociales del Estado de
Bienestar, lo que refuerza el papel de los partidos políticos jaredíes
(que reparten algunas o presionan para obtenerlas), y la aceptación de
hecho del Estado sionista, proveedor de fondos.


El rápido crecimiento demográfico de los jaredíes hace cada vez más
difícil el hecho de no contar más que con fondos del Estado que además
que no se pueden ampliar indefinidamente. Se ve por eso un número
creciente de jaredíes israelíes de sexo masculino que ocupan un empleo
remunerado. En la diáspora, el trabajo remunerado, a falta de
subvenciones, está mucho más extendido, y los jaredíes en general
cuentan con un estatus socio-económico más favorable que en Israel.


Un sector económico conocido por la fuerte presencia jaredí es el de la talla de diamantes.


La política


El rav Ovadia Yossef, jefe espiritual de los jaredíes sefarditas.
La sociedad jaredí en general no se interesa en la política, ya que
su prioridad se centra en el estudio religioso. Sin embargo, para
defender sus intereses, se vio obligada a crear partidos políticos
religiosos (Agudat Israel en sus orígenes, y luego Shas y Degel HaTorah). Agudat Israel fue activo en principio en la diáspora, pero este partido y sus escisiones se encuentran sobre todo en Israel.
Esos partidos específicos, que son reflejo de las divisiones internas
en el mundo jaredí israelí, tienen una doble función. Desde un punto de
vista ideológico, se trata de apoyar leyes obligatorias acerca del
respeto a los mandamientos y en general de defender una visión religiosa
del mundo en la esfera de las instituciones políticas. Desde un punto
de vista pragmático, se trata de defender los intereses de los jaredíes,
en especial la recolección de fondos del Estado para la financiación de
las familias numerosas y de las instituciones religiosas. Al final, se
trata de permitir al máximo posible de varones estudiar el máximo tiempo
posible, perdiendo el mínimo tiempo posible en actividades anexas, como
el trabajo remunerado. La política de reducción de ayudas sociales
llevada por el gobierno israelí desde 2001 suscitó por eso una fuerte oposición: "No se puede liberar a Sharon y Netanyahu
de sus responsabilidades frente a ese desastre social, pero no podrían
haber concebido este programa de empobrecimiento masivo [...] sin el
impulso y el apoyo del partido capitalista y ventajista de Lapid.10
Lapid y sus compañeros sólo tuvieron un objetivo: reducir al público
ortodoxo a la indigencia, sus escuelas a la pobreza, y a sus hijos al
hambre11 ".


Si vemos Emunat Jajamim (fe en los sabios), uno de los
principios fundamentales del judaísmo ortodoxo, cada partido está
gobernado por un "consejo de los sabios de la Torá" cooptado (y en
ningún caso elegido). El primero fue el del Agudat, y fue creado en Katowice en 1918. Un consejo no se mezcla en la política del día a día, pero define las grandes orientaciones de su partido.


En Israel, Agudat Israel representa sobre todo a los jasidíes de origen europeo. Degel HaTorah representa sobre todo a la corriente llamada "lituana" (mitnagddim) de origen europeo (exceptuando a los jasidíes de Belz, que apoyan a Degel HaTorah). Por último, el Shas representa sobre todo a los jaredíes de origen oriental (mizrahíes).
Contrariamente a los dos primeros partidos, también atrae a un
electorado que no es jaredí: ortodoxos y tradicionalistas mizrahíes.
Pero el partido está bajo el estricto control de los jaredíes.


Hay que destacar que Agudat y Degel están en general agrupados dentro
de un cartel electoral muy amplio, el "Judaísmo unificado de la Torá".
Sin embargo, ha tenido algunas crisis y ha cesado su actividad en
algunos momentos.


En las elecciones parlamentarias israelíes de marzo de 2006, Shas obtuvo un 9,5% de los votos (12 escaños de 120) y "Judaísmo unificado de la Torah" 4,7% de los votos (6 escaños).


Características: síntesis


Jaredíes dirigiéndose a la sinagoga, en Rehovot, en Israel, en 2004.
Con respecto a los demás judíos ortodoxos, los jaredíes tienen estas características:


  • El separatismo social (escuelas propias, comercios propios),
    geográfico (barrios separados, a veces físicamente cerrados durante el Shabat)
    y de vestimenta (indumentaria negra). Los ortodoxos "modernos" son
    infinitamente menos particularistas, y no tienen por ejemplo ni barrios
    reservados ni indumentaria particular (salvo el uso de la kipá y de indumentaria "modesta" para las mujeres);
  • Una fe muy vivida. En Israel, las subvenciones estatales de las yeshivot permiten a una gran proporción de jaredíes varones estudiar el Talmud
    toda su vida, sin trabajo remunerado. Los ortodoxos "modernos" en
    cambio realizan estudios seglares y desempeñan trabajos en los sectores
    económicos clásicos;
  • Una relación con el sionismo que va desde la oposición abierta de los Neturei Karta
    (muy minoritaria) a una visión positiva (minoritaria), pasando por una
    neutralidad interesada aunque crítica (mayoritaria). Los ortodoxos
    "modernos" en cambio son hoy casi todos favorables al sionismo (lo que
    no era siempre el caso a principios del siglo XX)
  • El rechazo de los valores de la "modernidad"
    social: mezcla entre hombres y mujeres, "culto" al Estado, sexualidad
    libre. En ese terreno, los ortodoxos "modernos" son más abiertos, a
    pesar de que la libertad sexual se rechace de plano;
  • La indiferencia ante la ciencia. Está mucho mejor valorada (aunque menos que la religión) entre los ortodoxos "modernos";
  • En Israel, un estatus socio-económico netamente inferior al de los ortodoxos "modernos".

Divisiones en el mundo jaredí

El mundo jaredí tiene unas características muy especiales. La visión
exterior de los "hombres de negro" es pues a menudo la de un grupo
homogéneo y compacto. A pesar de que esto sea parcialmente exacto, esta
visión tiene que matizarse: los jaredíes no cuentan con una dirección
única, y existen numerosas divisiones entre ellos.


Divisiones entre mitnagdíes y jasidíes

El jasidismo nace en Europa oriental a mediados del siglo XVIII. Con respecto a los demás jaredíes, los jasidíes insisten especialmente en la comunión feliz con Dios,
en particular mediante el canto y la danza, en la importancia de la
plegaria de cada individuo, así sea una simple persona y no sea un
erudito, y se organizan en comunidades dirigidas por un Admor (o Rebbe) hereditario.


Desde sus orígenes, muchos rabinos se opusieron enérgicamente al jasidismo, de ahí su nombre de "mitnagdíes", los "opositores". También se los conoce como "lituanos".


Los jasidíes se dejan llevar hacia la mística fundada en la exaltación de las emociones religiosas, mientras los mitnagdíes, mayoritariamente surgidos de las escuelas talmúdicas de Lituania, practican un judaísmo más austero. Critican una orientación jasídica a la vez que aseguran la supremacía de la Cábala (mística judía) sobre la Halajá, los mitnagdíes les reprochan en particular una "alegría de vivir" que, opinan, es incompatible con el estudio de la Torá.
Por último, el culto a la personalidad, tradicional en los jasidíes,
siempre hizo temer a los "lituanos" la aparición de un nuevo
pseudo-mesianismo, recordando de hecho la desgraciada aventura del
Mesías autodeclarado Sabbataï Zevi.12


Esta hostilidad se diluyó en la segunda mitad del siglo XIX ante el ascenso del sionismo, de la asimilación o del socialismo. Sin embargo, no desapareció. El gran líder de los mitnagdíes hasta su muerte, en los años 1990, el rabino Eleazar Shaj (o Chaj) llegó incluso a preguntarse si los jasidíes de Lubavitch seguían siendo judíos. Sin embargo no extendió este cuestionamiento a las demás comunidades jasidíes.


Los mitnagdíes se centran en sus jefes de yeshivot, mientras los jasidíes se centran en sus Admorim o Rebbe (jefes religiosos carismáticos y hereditarios).


Hoy en día, esta divergencia no se ejerce solamente en las instancias
de poder religioso internas en el mundo jaredí. También se expresa
políticamente: los jasidíes están en general (en Israel) a favor del partido Agudat Israel, mientras los mitnagdíes askenazíes votan preferentemente a Degel HaTorah (o Hatora), y los orientales a Shas. Los jasidíes de fuera de Israel pocas veces tienen relaciones con los partidos.


Divisiones entre jasidíes

Existen decenas de denominaciones jasídicas. Cada una cuenta con su Admor o Rebbe,
y a veces tienen enfrentamientos virulentos, a pesar de que las
divergencias religiosas reales son muy débiles. Los jasidíes de Belz y
los de Satmar se han enfrentado a veces en grandes peleas colectivas en
sus barrios de Jerusalén y de Brooklyn,
debido a sus divergencias acerca del sionismo (tolerado por los Belz, y
radicalmente rechazado por los Satmar), y debido al fuerte
enfrentamiento entre sus admorim. Sin embargo lo más normal es que las relaciones entre comunidades jasídicas sean cordiales.


En cambio, el mundo de los mitnagdíes está más unificado, reunido alrededor de un pequeño número de responsables de grandes yeshivot prestigiosas.


Divisiones acerca del sionismo

Divisiones acerca de la "modernidad"

Si la desconfianza hacia la "modernidad" es general, el grado de esta desconfianza varía bastante.


Los jaredíes que viven en los países de fuera de Israel
normalmente tienen un trabajo (asalariados o profesión liberal), y por
ello están obligados por las realidades económicas a aceptar un cierto
grado de apertura hacia el mundo. Los sociólogos han notado que los que
emigraban a Israel (se cuentan varias decenas de miles en los últimos 30
años) tenían a veces tensiones en este punto con los jaredíes
israelíes. También los jasidíes de Lubavitch, muestran una cierta apertura, y no temen aparecer en la televisión, al igual que los jaredíes mizrahí|mizrahíes del Shas.


Muchas corrientes jaredíes israelíes (sobre todo asquenazíes)
son más reservadas. Se acepta la modernidad técnica. Pero la televisión
y la mezcla de sexos siguen siendo vistos con desconfianza o son
rechazadas. Sin embargo, se ha notado que la educación de las chicas
jóvenes se había desarrollado mucho en esos grupos con respecto a la
situación imperante a principios del siglo XX.


Por último, una tercera corriente, muy minoritaria, rechaza
ampliamente esa modernidad, y considera que los jaredíes clásicos se han
hecho demasiado laxos. Estos grupos son sobre todo los de la Edah Haredit. La educación de las chicas por ejemplo se mantiene de modo voluntario en un nivel muy primario.2


Al final, la común desconfianza ante la modernidad (sobre todo social
y política) lleva a adoptar posiciones que van de algunas cómodas
adaptaciones hasta una orgullosa hostilidad.


Divisiones entre orientales y occidentales

Históricamente, la ultra ortodoxia es askenazí. A partir de los años 1950, entran en la red escolar de Agudat Israel los mizrahíes, y aparecen jaredíes mizrahíes. Estos permanecieron en el seno de Agudat hasta 1984. Pero al verse apartados de los centros de poder se creó la escisión del Shas en 1984. Los jaredíes mizrahíes tienen hoy sus propios líderes religiosos (Ovadia Yosef),
su partido, y defienden los intereses de su comunidad. Pero tampoco hay
una clara ruptura, en especial con la corriente mitnagdí. En efecto,
con frecuencia surgieron de sus yeshivot. Las divergencias entre
jaredíes orientales y occidentales se refuerzan en efecto por las
existentes entre mitnagdíes ("lituanos") y jasidíes: "Si bien es cierto
que el Rav Schach [líder de los mitnagdíes occidentales] estaba
especialmente preocupado en dotar a los jaredíes mizrahíes de una
auténtica representación política que corrigiera la desigualdad étnica
original, conviene subrayar que su actividad también fue dictada por
otros tipos de consideraciones, que trataban a la vez de asentar el
poder de los lituanos en el campo jaredí y de optimizar la
estructuración de éste de cara a futuras conquistas electorales. La
oposición entre jasidíes y "lituanos" fue, pues, el origen de Shas,
reactivada por el Rav Schach pero también por el Rav Ovadia Yossef que a pesar de ser mizrahí, estaba cerca de la corriente lituana13 ".


Se nota a menudo una sensibilidad más "moderna" en los mizrahíes (de
cara a la televisión o a la implicación en el gobierno israelí). Esta
corriente es esencialmente israelí, y no se encuentra en la diáspora.


Divisiones acerca de las obligaciones religiosas

A partir de 1977, los partidos religiosos se encuentran con un papel de bisagra política en Israel, y han usado este papel ampliamente para reforzar las leyes de coacción religiosa (venta de cerdo, respeto del Shabat...). Esta orientación se explica por dos razones:


  • Algunas mitzvot no pueden respetarse con facilidad de manera
    individual. Es el caso de la prohibición de ver imágenes de "estupro",
    puesto que éstas se encuentran en la publicidad mural o en las tapas de
    las revistas. De ahí el intento de que se prohíba la presencia de
    cualquier mujer desnuda en esos soportes (en Israel), al menos en los
    barrios jaredíes.
  • Existe una tradición que indica que todo judío
    es responsable del comportamiento de los otros. Lo que funda el castigo
    colectivo de Dios, al destruir el antiguo Israel por las faltas de
    algunos. El "buen comportamiento" de los demás judíos (los no judíos no
    están afectados) también concierne a los jaredíes.
Podemos notar que algunos líderes religiosos, como el rabino Elazar Shach,
sin embargo se han opuesto parcialmente a los intentos de coacción
religiosa en Israel. Para ellos, amplificar el conflicto con los judíos
laicos, no impide que éstos cometan sus pecados en privado, con lo que
no los libran del castigo divino. Por último, pedir a una Knesset (cámara de representantes) que incluye a laicos, marxistas y árabes, que se pronuncie acerca de la mejor manera de seguir la ley religiosa es simplemente algo poco serio.


En realidad ese debate nunca se ha cerrado, pero la tendencia a
solicitar un refuerzo de la legislación religiosa en Israel es
mayoritaria.


Divisiones políticas

El partido Agudat Israel es el partido histórico de los jaredíes (creado en 1912), en Israel y en el mundo. Conoció en los años 1920 hasta finales de los años 1980 una escisión más "nacionalista" y más "modernista", el Poale Agudat Israel. Esta división no existe ya hoy. Pero aparecieron nuevos partidos.


Son el Shas, en 1984, que representa las opiniones de los jaredíes mizrahíes,
pero que ha conseguido también, y éste es un hecho excepcional para un
partido jaredí, atraer a numerosos electores no jaredíes. Luego surgió Degel HaTorah, que se crea en 1988, y expresa las opiniones de los jaredíes mitnagdíes askenazíes.


Degel HaTorah y Agudat se han enfrentado a veces violentamente (especialmente en las elecciones israelíes de 1988). Pero también han presentado un frente electoral común a partir de los años 1990: "Judaísmo unificado de la Torah".


La actitud general de los jaredíes de cara a la política sigue siendo
en general bastante distante. Participar en las elecciones no es
realmente una prioridad: sólo el estudio religioso lo es. Se nota de
hecho que existen actitudes divergentes según las comunidades: los
jasidíes de Gur, muy implicados en Agudat Israel, participan por ejemplo
más que los jasidíes de Lubavitch, externos al partido. Al final, la
participación depende mucho de las instrucciones dadas por los rabinos
de cada grupo. La Edah Haredit rechaza evidentemente cualquier participación electoral en las instituciones del Estado "impío".


Al final, las divisiones entre partidos son reales, pero los
cimientos siguen estando muy cercanos. La lucha por la atribución de los
fondos del Estado a los órganos educativos y religiosos de los
diferentes grupos es sin embargo un objetivo fundamental de esos
partidos, y lleva a veces a enfrentamientos políticos.


Los jaredíes y la violencia

Contrariamente a ciertos cristianos (Cruzadas) o a ciertos musulmanes (Yihad),
y a ciertos judíos que creen en la necesidad de ejercer violencia
religiosa para el triunfo de Dios, los jaredíes no creen en ese
procedimiento. La mayor parte de ellos rechazan el servicio militar,
incluso en el ejército israelí. Para ellos, Tsahal es sobre todo una gran casa de prostitución para las mujeres soldados. Así, el diputado Ben-Shlomo, del Shas declaró en diciembre de 1984 que "si 603 soldados israelíes murieron durante la guerra del Líbano de 1982, ello se debió a la conducta sexual licenciosa de las mujeres soldado".2


Sin embargo, la violencia no es ajena a la sociedad jaredí. Es una
sociedad que se siente en efecto permanentemente agredida por un mundo
extraño y hostil, y que tiene a la vez una fuerte convicción en cuanto a
su superioridad natural. Esto lleva a frecuentes tensiones. No se trata
tanto de su relación con los no judíos, cuyos valores no interesan en
absoluto a los jaredíes, como de la relación con los otros jaredíes o
con los otros judíos. Esas tensiones a veces desembocan en violencia.


Violencia entre jaredíes

La multiplicidad de comunidades jasidíes y de yeshivot
implica un mundo jaredí muy dividido. Los enfrentamientos, aunque
escasos, son a veces brutales. Se habló antes de las peleas entre
jasidíes de Belz y de Satmar.


También se puede recordar la agresión en 1983 al diputado de Agudat Israel Menahem Porush por jasidíes de Gur, también de Agudat, que le acusaban de haber "insultado" a su admor. Menahem Porush pasó varios días en el hospital.


La violencia puede tener como objetivo los quioscos de periódicos que
vendan periódicos de otra tendencia jaredí, o los bienes de otra
comunidad.


Violencia contra otros judíos

La violencia contra los judíos no jaredíes es frecuente en Israel: piedras lanzadas contra los vehículos que circulan en el Shabat
(día de descanso de la Torá) que pasa por el barrio de Sanhedria
(barrio ultraortodoxo), pero no es de todos los ultraortodoxos, sino de
un pequeño grupo (Jasidim, de una sola Jasidut) y son condenados por la
gran generalidad de los ultraortodoxos porque la forma de llamar la
atención, según dice la Torá, es simplemente, hablando, nunca con
violencia, como dice el versículo, "reprochar, reprocharás a tu pueblo,
pero no habrá en ti pecado" (en la forma de reprochar).


Hay varias citas que condenan el reproche dado de mala forma. Por
ejemplo, el Rab Moshe Jaim Luzzato, escribe en el Orjot Tzadikim "kol
hamitbaiesh javero berabim ein lo jelek leolam haba" (todo el que
avergüenza a su prójimo en público, no tiene parte en el mundo
venidero).


También hay prohibición de mover piedras en Shabat (Muktzé), lo cual
hace más condenable el acto por los mismos ultraortodoxos....


Motines contra las autopsias (prohibidas por la ley judía). En 1986
tuvo lugar la "guerra de las marquesinas", destrucción sistemática por
parte de los jaredíes de las marquesinas de su barrios o cercanas a
ellos y que tenían anuncios con imágenes "indecentes". En los años 1980 apareció un grupo clandestino jaredí israelí llamado Keshet
(Arco iris), especializado en ataques contra los bienes (pero nunca
contra las personas) pertenecientes a individuos o a grupos considerados
hostiles a los jaredíes. Fueron los autores de numerosos incendios
contra quioscos de prensa que vendían prensa "impía" en los barrios
jaredíes.


Tampoco es escasa la violencia verbal. Los ataques contra los grupos "heterodoxos" como los caraítas o los samaritanos pueden ir muy lejos, a veces con acusaciones fantasiosas (semimusulmanes, enemigos de los judíos...). Los miembros de los kibbutz también fueron acusados (rabino Schach) de no ser judíos. El diputado Shas Shlomo Dayan declaró durante un debate en la Knesset el 13 de diciembre de 1988 "la prensa israelí y la prensa nazi
se parecen en más de un aspecto. ¿Qué expresiones utilizadas por esta
última aparecen [en la prensa israelí acerca de los jaredíes]?
"Chantaje". ¿No es de eso de lo que se acusaba a los judíos en la prensa
alemana? "Sanguijuelas". ¿No lo dijeron los nazis de los judíos? Ahora
es la prensa israelí la que lo escribe".14


La oposición a la homosexualidad
genera en Israel una violencia creciente, unida a la creciente
visibilidad de la comunidad homosexual. Así, "los jaredíes atacan al Orgullo Gay internacional. A modo de protesta ante la programación del desfile del 10 de agosto de 2006 en Jerusalén,
cientos de cartas preconizando "la muerte de los Sodomitas" se
distribuyeron en los buzones de la ciudad del martes por la mañana. Esos
escritos prometían 20.000 shekels "a cualquiera que diera muerte a una persona de Sodoma y Gomorra".
A pesar de que negó cualquier responsabilidad en este asunto del
panfleto, la comunidad jaredí publicó y distribuyó panfletos oficiales
que decían que "todos los que tengan la posibilidad deben hacer cuanto
puedan por destruir las puertas del Infierno, sea cual sea el modo
elegido"15
". En noviembre de 2006, las violentas manifestaciones jaredíes contra
un desfile homosexual en Jerusalén causaron 860.000 dólares en daños.16 En 2005, un homosexual fue apuñalado por jaredíes.


Violencia contra los jaredíes

Los jaredíes despiertan regularmente reacciones hostiles,
especialmente en Israel, tanto por su política de obligaciones
religiosas como por sus diferencias visibles. Estas reacciones pueden ir
hasta la violencia verbal o física. Así, el escultor israelí Yigal Tomarkin escribió en los años 1980 "viéndolos, se entiende la Shoah, se entiende por qué los Judíos
son odiados. El primitivismo se instala [...]. Esos elementos de la
oscuridad no dejan de roer al pueblo. Ante esos hombres de negro que
pululan como gusanos, el sueño sionista muere".17


En junio de 1986, la sinagoga de Kiryat Shalom, en la periferia de Tel-Aviv,
fue incendiada durante la "guerra de las marquesinas". Tres días
después, tras nuevas destrucciones de marquesinas por jaredíes, una
segunda sinagoga fue incendiada, y rollos de la Torá destrozados.


Estos casos extremos de ataques de judíos laicos contra jaredíes son
casos relativamente aislados, pero reveladores de una tensión que la
prensa israelí bautizó como "Kulturkampf" ("guerra de culturas"), por el nombre de una campaña anti-católica lanzada por Otto von Bismarck en Alemania en el siglo XIX.


El crecimiento demográfico del mundo jaredí

Hoy en Israel y en la diáspora, los jaredíes crecen demográficamente de modo bastante rápido. Había entre los judíos israelíes un 6% de jaredíes en 2002, 8% en 2004, 13% en 2006 entre los judíos nacidos en Israel.1


Desde un punto de vista socio-económico, su rechazo (relativo) de la
educación moderna y su voluntad de privilegiar el estudio talmúdico
sobre un trabajo en el sector productivo (sobre todo si está inmerso en
el mundo de los laicos) les llevan a niveles de vida bastante modestos.
Esta situación es especialmente fuerte en Israel, en donde las
comunidades se cierran en esos puntos.1


Pero a pesar de esa situación socio-económica, los jaredíes son una
población de gran dinamismo demográfico. Las mujeres se casan jóvenes y
tienen entre 5 y 10 hijos (27% de los jaredíes israelíes declaran vivir
en un alojamiento superpoblado, contra un 2% de judíos laicos1 ), y ciertos judíos ortodoxos, o tradicionalistas, se dejan ganar por la Techuva (arrepentimiento) y se convierten en jaredíes.


Este crecimiento a veces explosivo lleva a tensiones con los vecinos.
En efecto, el objetivo de los jaredíes es conseguir barrios homogéneos y
relativamente cerrados. Cuando los jaredíes se implantan numerosamente
en un nuevo barrio, y es un movimiento permanente, tienden a imponer sus
reglas (con más firmeza en Israel, pero el fenómeno no es desconocido en la diáspora: decisiones de la justicia aceptaron en Canadá el cierre físico de barrios jaredíes el día del Shabat).



Jasidíes en Jerusalén, en 2005.
Para evitar numerosos conflictos, las autoridades israelíes trataron
de crear nuevos barrios o ciudades para los jaredíes, evitando de ese
modo una presión excesiva sobre los barrios "laicos". En Jerusalén, numerosos barrios de colonización de Jerusalén Este fueron creados en beneficio suyo. Lo mismo sucedió en Bné Brak, segunda ciudad jaredí de Israel, en la periferia de Tel-Aviv, y con la importante colonia israelí de Modiin Illit, la tercera comunidad del país.


Este rápido crecimiento demográfico y geográfico se percibe a veces (especialmente en Jerusalén,
en donde los jaredíes representan casi la mitad de la población judía)
como una invasión por parte de los vecinos. Regularmente, el fantasma de
una Jerusalén no sionista (dominada por los árabes18 y los jaredíes) resurge. De hecho, en 2003, fue un jaredí, el rabino Uri Lupolianski,
el que salió elegido alcalde de Jerusalén. Padre de 12 hijos,
considerado como un moderado, trató sin embargo de prohibir la
celebración del Orgullo Gay de Jerusalén, pero fue desautorizado por la Justicia.


En Israel, en 2004, los jaredíes representarían alrededor de un 8% de la población judía (13% entre los judíos nacidos en Israel).


Percepción por los jaredíes de los no jaredíes

Teniendo en cuenta la fragmentación del mundo jaredí en muchas
comunidades, una presentación única es imposible. Sin embargo se pueden
definir algunas grandes líneas.


No judíos: la tradición judía ortodoxa indica que cada pueblo
define por sí mismo su relación con Dios, pero que los judíos tienen un
papel especial en los proyectos de Dios. No se trata pues de tratar de
convertir a los no judíos (a pesar de que esas conversiones son posibles
en caso de que haya demanda expresa). Al final, los jaredíes son
bastante indiferentes sobre lo que piensan o hacen los no judíos.
Teniendo en cuenta pasadas persecuciones, se nota una cierta
desconfianza, y a veces una voluntad de no "provocar a las naciones (goyim)".


Judíos laicos: "Los jaredíes y los judíos no religiosos en
Israel constituyen hoy dos naciones separadas. [...] Esta situación sólo
podrá cambiar con la Techuva (arrepentimiento) de los que se
alejaron de la Torá. [...] En presencia de judíos no religiosos, somos
partidarios a comportarnos como si ni siquiera estuvieran ahí".19
La idea es que el mundo de los judíos laicos es peligroso y culpable, y
que hay que separarse de ellos e ir a barrios reservados. Sin embargo
hay que destacar que los jasidíes de Lubavitch practican un intenso proselitismo entre los judíos laicos, mientras las otras comunidades están más bien separadas.


Judíos reformistas y judíos conservadores (masortim): esas corrientes, aparecidas en el siglo XIX y poderosas sobre todo hoy en los Estados Unidos, vuelven a cuestionar parcialmente la Halajá
(ley religiosa judía ortodoxa). Los jaredíes los consideran judíos,
aunque peligrosamente alejados de la ortodoxia. Sus rabinos no están
reconocidos, al igual que sus conversiones. Al aceptar el estado de Israel
las conversiones de esos rabinos, existen israelíes reconocidos como
judíos por parte de Israel, pero no por los ultra-ortodoxos (ni tampoco
por los religiosos ortodoxos "modernos"). Una de las luchas políticas
recurrentes entre los partidos jaredíes de Israel y los de los Estados
Unidos desde los años 1980 es la de modificar la ley del retorno
israelí, para excluir a esos conversos. El Estado siempre se negó a esa
reforma, que sería una auténtica declaración de guerra contra el judaísmo estadounidense, dominado por esas corrientes.


Beta Israel (judíos de Etiopía, o Falasha): Los jaredíes seguidores del rav Yosef (Shas), el antiguo gran rabino sefardí de Israel que los reconoció como judíos en 1973,
los aceptan sin problema. Otros grupos jaredíes son mucho más
refractarios. Algunos no los aceptan como plenamente judíos hasta una
conversión acelerada por inmersión en un baño ritual (lo que los Beta Israel rechazan en general). Los ortodoxos "modernos" los reconocen como plenamente judíos.


Samaritanos y caraítas:
son grupos muy heterodoxos (desde el punto de vista jaredí), pero
reconocidos como judíos por Israel. Son totalmente rechazados, y las
acusaciones más diversas, a veces muy violentas, florecen contra ellos:
paganos, cripto-musulmanes, enemigos de los judíos...


Cómo son vistos los jaredíes por los demás judíos

Ortodoxos "modernos": la legitimidad de los jaredíes está
ampliamente aceptada. Se ve, en especial en Israel, una tendencia a
inspirarse en sus prácticas más estrictas. Su rechazo al sionismo, al ejército (Tsahal), al trabajo productivo, sin embargo, se consideran excesivos. Pero también se les considera los guardianes de la tradición.


Tradicionalistas (judíos cuya práctica religiosa es parcial):
se ve a los jaredíes de manera bastante similar a la de los ortodoxos,
aunque en general con mayores reticencias. Hay que destacar sin embargo
que muchos tradicionalistas mizrahíes y sefardíes votan hoy a Shas, el partido mizrahí jaredí.


Laicos: Los jaredíes están peor vistos. Por una parte,
representan una tradición a la que muchos judíos, incluso no
practicantes, siguen unidos. Pero por otra, su crecimiento demográfico
da miedo. Su voluntad de reforzar la coacción religiosa (al menos en
Israel) se rechaza. Su negativa a hacer el servicio militar se considera
un peligro para Israel. Su amplio rechazo a trabajar, y su demanda de
fondos del Estado (también en Israel) para compensar ese rechazo, se
perciben mal con frecuencia. Se lee a veces en la prensa términos como
"parasitismo". Así, el partido Shinui
basó su éxito electoral de 2003 (15 escaños) en una fuerte denuncia de
las leyes religiosas obligatorias y de las ayudas financieras a los
jaredíes.


Síntesis

Hoy, los jaredíes son un grupo en expansión en el seno del judaísmo
mundial. Su natalidad es muy alta (salvo casos médicos, todas las
familias son muy numerosas) y su capacidad para atraer a ciertos
ortodoxos, e incluso a laicos, lo explican.


Su aislacionismo es relativo (según los grupos), aunque real. Son una
de las comunidades religiosas más particularistas que existen hoy, y
sus relaciones con los demás judíos (al menos los laicos) son a veces
difíciles.


Medios de comunicación

Los jaredíes tienen terminantemente prohibido ver la televisión, aunque tienen permitido tener internet en casa, siempre que posean un filtro parental. Sus principales medios de comunicación son por parte de los periódicos,
pero no pueden leer cualquier periódico, pues los jaredíes tienen los
suyos propios, los cuales están en consonancia con sus creencias. Dichos
periódicos deben cumplir ciertos requisitos, como por ejemplo el que no
pueden aparecer fotografías de mujeres en sus páginas. Los periódicos
jaredíes más importantes son Hamodia (El Anunciador), Yated Neeman (Base Leal), Mishpacha (Familia) y Bakehilla (En la Comunidad) que contradictoriamente poseen páginas webs.


Otros periódicos dirigidos a un público religioso judío son Yom Hadash, Yom Leyom, Kfar Jabad, o los gratuitos B’Sheva, Makor Rishon o Hatzofeh.


Al mismo tiempo, hay emisoras con meditaciones religiosas y música
jasídica, así como incluso un portal de noticias para judíos
ultraortodoxos, Ladaat.net.


Véase también

Bibliografía

  • Ilan Greilsammer, Israël, les hommes en noir (Israel, los hombres de negro), Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, 01/1991
  • Doris Bensimon, Religion et État en Israël (Religión y estado en Israel), L’Harmattan, 1992
  • Shalom Cohen, Dieu est un baril de poudre (Dios es un barril de pólvora), Calman-Levy, 1989, reedición de 01/01/1994
  • Gershon Weiler, La tentation théocratique (La tentación teocrática), Calman-Levy, abril de 1991,
  • Josette Alia, Etoile bleue, chapeaux noirs: Israël aujourd’hui (Estrella azul, sombreros negros), Grasset, 19 de mayo de 1999
  • Yakov Rabkin, Au nom de la Torah - Une histoire de l’opposition juive au siónisme (En nombre de la Torah - Una historia de la oposición judía al siónismo), Presses De L’universite Laval, mayo de 2004
  • Simeon Baumel, Sacred Speakers: Language And Culture Among The Haredim In Israel, Berghahn Books, 30 de diciembre de 2005

Artículos

  • Israël: la tentation ultra-orthodoxe, revista "L'Histoire", N° 224, P. 50-53, septiembre de 1998, de Jean-Christophe Attias

Enlaces externos

Notas y referencias


  • Según un sondeo llevado a cabo en diciembre de 2003 y enero de 2004,
    unos 7.616 israelíes de más de 20 años, el 8% de la población judía
    israelí es jaredí, el 9% ortodoxa "moderna", el 39% tradicionalista y el
    44% laica. Estas cifras serían de un 13% de jaredíes y un 52% de laicos
    entre los judíos israelíes nacidos en el Estado de Israel y no en el extranjero. Los religiosos liberales y massortim
    no son muy numerosos en Israel y no son considerados en este estudio.
    Según una tendencia marcada desde hace varias décadas, el número de
    ortodoxos "modernos" y tradicionalistas disminuye, a la vez que crece el
    número de jaredíes y el de laicos: 6% de jaredíes y 42% de laicos en 2002.
    Esta progresiva polarización hace temer a muchos observadores una
    división cada vez mayor con el tiempo de la sociedad judía israelí. El
    nivel de vida de los jaredíes es generalmente inferior: un 29% de los
    jaredíes declara que su familia posee un solo automóvil, frente a un 73%
    de los laicos. El 27% de los jaredíes declara vivir en viviendas
    superpobladas, frente a un 2% de los laicos en un sondeo del Jerusalem Post de 10 de abril de 2006.

    1. Citas del diario jaredí Yated Neeman del 2 de febrero de 1990, recogidas por Ilan Greilsammer.

    Menú de navegación


  • Israel, los hombres de negro


  • Religión y Estado en Israel


  • Sitio oficial de Kiryas Joel (en inglés)


  • Yated Neeman, periódico jaredí israelí, 13 de septiembre de 2006


  • Rabbin I. Peretz, dirigente del partido Shas, en el curso de la campaña electoral de 1988, citado por Ilan Greilsammer en Israel, los hombres de negro.


  • La Croix, 5 de septiembre de 2006


  • Bitul Torah es el tiempo consagrado a cualquier cosa futil, que debería haberse dedicado al estudio de la Torá


  • "Los estudiantes a largo plazo en yeshivot
    capacitados y con medios económicos tienen suerte, pero los que,
    después de un año, ven que sus estudios no van bien, por sus
    calificaciones o su situación económica, deben aprender una profesión
    para ganarse la vida. No hablo de llegar a ricos sino de ganarse la
    vida, de manera que no lleguen a endeudarse... Se puede uno preparar
    para esto en la yeshivá y consagrar algunas horas a la semana por las
    tardes al estudio de una profesión" Yair Ettinger, Tough times push men out of yeshiva and into work, Haaretz, 23 de diciembre de 2005.


  • Tomy Lapid es el dirigente del Shinui, un partido claramente opuesto a los jaredíes.


  • Editorial de Yated Neeman, diario jaredí fundado por el rav Shach, del 16 Teveth de 2006


  • La
    revanche d'une identité ethno-religieuse en Israël: La percée du parti
    Shas entre construction identitaire sefarade-haredi et dynamiques
    clientelistes
    , P.233. Tesis doctoral del Institut de Estudios Políticos de Bordeaux IV, en formato PDF.


  • La
    revanche d'une identité ethno-religieuse en Israël: La percée du Parti
    Shas entre construction identitaire Séfarade-Haredi et dynamiques
    clientelistes
    . Tesis doctroral del Institut d’Etudes Politiques de Bordeaux IV, en formato PDF.


  • Citado por Dios es un barril de pólvora


  • Panfleto jaredí anti-homosexuales, citado por el diario Yedioth Ahronoth del 11 de julio de 2006


  • "Police readying for Gay Pride parade as protests continue", por Jonathan Lis, Ha'aretz del 8 de noviembre de 2006


  • Citado durante los debates parlamentarios de la Knesset, 13 de diciembre de 1988, relatado por Shalom Cohen en Dios es un barril de pólvora


  • En 2005, los árabes representan el 34% de la población de Jerusalén, y los judíos un 66% según un estudio del Jerusalem Institute for Israel Studies citado por el diario Haaretz el 15 de septiembre de 2006.


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