Rabbi Efraín Ben José Eliakim
1856-1930
Desde
el segundo siglo de la Era Cristiana en Tiberíades, al lado del Mar de
Galilea estuvo la cuna de los Patriarcas Judíos, y, a su vez, el centro
Judío de aprendizaje más grande de su tiempo. Este le dio al mundo el
Mishná, el Talmud de Jerusalén, y El Texto Masorético. Este ha mantenido
su posición de dignidad hasta el día de hoy, y algunos titulares más
merecen respeto, como por ejemplo “El Rabino de Tiberíades”
el segundo siglo de la Era Cristiana en Tiberíades, al lado del Mar de
Galilea estuvo la cuna de los Patriarcas Judíos, y, a su vez, el centro
Judío de aprendizaje más grande de su tiempo. Este le dio al mundo el
Mishná, el Talmud de Jerusalén, y El Texto Masorético. Este ha mantenido
su posición de dignidad hasta el día de hoy, y algunos titulares más
merecen respeto, como por ejemplo “El Rabino de Tiberíades”
En
tal atmósfera nació Efraín ben José Eliakim. Su padre fue un Rabino en
la Ciudad Antigua, un líder en su comunidad Judía de habla Árabe. Efraín
fue de los primeros destinados a tomar el puesto Rabínico, y se hizo un
estudiante diligente de la Biblia y de temas del libro de Talmud, y con
el tiempo obtuvo la dignidad de Jajam, la designación normal para un
Rabino en la sección nativa al Judaísmo Palestino.
tal atmósfera nació Efraín ben José Eliakim. Su padre fue un Rabino en
la Ciudad Antigua, un líder en su comunidad Judía de habla Árabe. Efraín
fue de los primeros destinados a tomar el puesto Rabínico, y se hizo un
estudiante diligente de la Biblia y de temas del libro de Talmud, y con
el tiempo obtuvo la dignidad de Jajam, la designación normal para un
Rabino en la sección nativa al Judaísmo Palestino.
Estimado
y honrado por los judíos y árabes por igual, él recibió un puesto líder
en su comunidad, y llegó a ser uno de los Jueces Rabínicos encargado
específicamente de los derechos e intereses de los individuos de su
comunidad. Coincidentemente, con estos avances contrajo matrimonio con
la hija del Rabino Jefe, y como la familia había obtenido protección
Francesa, tenía razón al esperar gozar de una vida cómoda y libre de
preocupaciones a diferencia de los rabinos de origen Turco que tenían
que sufrir a manos de los oficiales menores.
y honrado por los judíos y árabes por igual, él recibió un puesto líder
en su comunidad, y llegó a ser uno de los Jueces Rabínicos encargado
específicamente de los derechos e intereses de los individuos de su
comunidad. Coincidentemente, con estos avances contrajo matrimonio con
la hija del Rabino Jefe, y como la familia había obtenido protección
Francesa, tenía razón al esperar gozar de una vida cómoda y libre de
preocupaciones a diferencia de los rabinos de origen Turco que tenían
que sufrir a manos de los oficiales menores.
Junto
con sus otras responsabilidades, el Rabí Efraín enseñaba del Tanaj y el
Talmud. Su escuela era como las demás escuelas comunes en Tibieras en
la última década del siglo segundo. El Rabí se sentaba en su silla
mientras sus estudiantes se sentaban en tapetes a su alrededor,
literalmente a los pies de su maestro. Generalmente el Tanaj solamente
se estudiaba a través del Talmud, aunque el rabino le daba más atención
de lo ordinario.
con sus otras responsabilidades, el Rabí Efraín enseñaba del Tanaj y el
Talmud. Su escuela era como las demás escuelas comunes en Tibieras en
la última década del siglo segundo. El Rabí se sentaba en su silla
mientras sus estudiantes se sentaban en tapetes a su alrededor,
literalmente a los pies de su maestro. Generalmente el Tanaj solamente
se estudiaba a través del Talmud, aunque el rabino le daba más atención
de lo ordinario.
El
aún se mantenía como un judío fanático, odiando a los cristianos y
especialmente a los misioneros, planeando persecución en contra de
cualquiera que procurara siquiera acercarse a ellos. Con sus propias
palabras, me relató que estaba tan amargado que “nunca permitió que su
esposa e hijos se acercaran al departamento hospitalario de la misión,
sin importar la gravedad en la que se encontraran,” un compromiso que la
mayoría de los otros Rabinos estaban dispuestos a hacer cuando un
doctor judío no estaba disponible. Cada individuo al que se le
sospechaba simpatía hacia los cristianos tenía razón al temer.
aún se mantenía como un judío fanático, odiando a los cristianos y
especialmente a los misioneros, planeando persecución en contra de
cualquiera que procurara siquiera acercarse a ellos. Con sus propias
palabras, me relató que estaba tan amargado que “nunca permitió que su
esposa e hijos se acercaran al departamento hospitalario de la misión,
sin importar la gravedad en la que se encontraran,” un compromiso que la
mayoría de los otros Rabinos estaban dispuestos a hacer cuando un
doctor judío no estaba disponible. Cada individuo al que se le
sospechaba simpatía hacia los cristianos tenía razón al temer.
Pero
estaba por venir un cambio. El misionero de la iglesia escocesa en
Tiberíades en aquel tiempo era el Reverendo Dr. William Ewing. Él tenía
como huésped al Pastor Becker de Berlín. Se hizo una visita al pueblo, y
el presente escritor les acompañaba. Pasaron la escuela del Jajam
Efraín y se asomaron por la ventana. El Dr. Ewing hablaba fácilmente en
el idioma árabe, y conversó alegremente con el rabino. Palabras amables
de aquel al que él estaba acostumbrado a ver de distancia con temor y
odio a la vez tocaron su corazón, y unos cuantos días después se
presentó como un visitante a su puerta, donde fue recibido con cortesía.
estaba por venir un cambio. El misionero de la iglesia escocesa en
Tiberíades en aquel tiempo era el Reverendo Dr. William Ewing. Él tenía
como huésped al Pastor Becker de Berlín. Se hizo una visita al pueblo, y
el presente escritor les acompañaba. Pasaron la escuela del Jajam
Efraín y se asomaron por la ventana. El Dr. Ewing hablaba fácilmente en
el idioma árabe, y conversó alegremente con el rabino. Palabras amables
de aquel al que él estaba acostumbrado a ver de distancia con temor y
odio a la vez tocaron su corazón, y unos cuantos días después se
presentó como un visitante a su puerta, donde fue recibido con cortesía.
Los
dos hombres eran casi de la misma edad, y muy pronto las visitas
formales se fueron desarrollando en pláticas amigables, el Talmud y el
Tanaj siendo el centro de su conversación al principio, pero cada
conversación guiada por cualquiera de los dos lados terminaban
dirigiéndose a la declaración que Cristo era el Mesías y el Redentor. Su
firmeza bíblica se hacía clara, y gradualmente, las profecías se le
fueron haciendo más claras hasta que la luz de la aurora le
resplandeció.
dos hombres eran casi de la misma edad, y muy pronto las visitas
formales se fueron desarrollando en pláticas amigables, el Talmud y el
Tanaj siendo el centro de su conversación al principio, pero cada
conversación guiada por cualquiera de los dos lados terminaban
dirigiéndose a la declaración que Cristo era el Mesías y el Redentor. Su
firmeza bíblica se hacía clara, y gradualmente, las profecías se le
fueron haciendo más claras hasta que la luz de la aurora le
resplandeció.
La
antigua interpretación judía del capítulo cincuenta y tres de Isaías
era conocido como referencia al Rey Mesías, y no tomó mucho tiempo para
que Jajam Efraín reconociera el cuadro del Siervo que sufría “que por
sus llagas fuimos curados.” Los sufrimientos a través de los años y la
procuración de su propia gente desesperada, lo llenó de curiosidad. El
miraba la historia a través de los siglos y se preguntaba, “¿Dónde están
las promesas a nuestros padres? Somos el pueblo escogido de Dios, las
cosas gloriosas que serían nuestras son ahora la posesión de extraños.”
Guiado por su amigo el consideró: “ El primer templo fue destruido y la
nación dispersada por causa de tres grandes pecados cometidos por
Israel, pero setenta años después, el templo fue reconstruido; luego
vino la segunda destrucción, y por más de mil ochocientos años Israel ha
estado sin una Casa Santa. ¿Qué fue la causa de esta segunda
destrucción y de la gran dispersión? Idolatría no fue una razón. No
existía falta de celo por la Ley ni por los sacrificios. Los hombres
eran celosos de Dios y no cesaron el servicio del templo hasta la hora
de su destrucción. ¿Por qué Dios nos ha desamparado por tanto tiempo?”
antigua interpretación judía del capítulo cincuenta y tres de Isaías
era conocido como referencia al Rey Mesías, y no tomó mucho tiempo para
que Jajam Efraín reconociera el cuadro del Siervo que sufría “que por
sus llagas fuimos curados.” Los sufrimientos a través de los años y la
procuración de su propia gente desesperada, lo llenó de curiosidad. El
miraba la historia a través de los siglos y se preguntaba, “¿Dónde están
las promesas a nuestros padres? Somos el pueblo escogido de Dios, las
cosas gloriosas que serían nuestras son ahora la posesión de extraños.”
Guiado por su amigo el consideró: “ El primer templo fue destruido y la
nación dispersada por causa de tres grandes pecados cometidos por
Israel, pero setenta años después, el templo fue reconstruido; luego
vino la segunda destrucción, y por más de mil ochocientos años Israel ha
estado sin una Casa Santa. ¿Qué fue la causa de esta segunda
destrucción y de la gran dispersión? Idolatría no fue una razón. No
existía falta de celo por la Ley ni por los sacrificios. Los hombres
eran celosos de Dios y no cesaron el servicio del templo hasta la hora
de su destrucción. ¿Por qué Dios nos ha desamparado por tanto tiempo?”
El
lloraba y oraba y batallaba con los problemas, no dispuesto a ceder.
Hasta hacía preguntas de estas cosas a sus hermanos rabinos, pero ellos
nada más le podían dar las respuestas formales de la tradición judía ya
gastadas por el tiempo. El aún estaba insatisfecho, y el único resultado
de sus consultas era que levantaba sospecha y una vigilancia más
cercana de sus movimientos. Aun así batallaba, convencido que algún
pecado terrible había sido la causa de la ira del Dios Todopoderoso en
contra de su gente. Luego le se le aclaró el secreto de todo ello—“odio
sin causa” (Yoma, 9b). “Odio sin causa” es la razón que el Talmud da por
la destrucción del Segundo Templo.
lloraba y oraba y batallaba con los problemas, no dispuesto a ceder.
Hasta hacía preguntas de estas cosas a sus hermanos rabinos, pero ellos
nada más le podían dar las respuestas formales de la tradición judía ya
gastadas por el tiempo. El aún estaba insatisfecho, y el único resultado
de sus consultas era que levantaba sospecha y una vigilancia más
cercana de sus movimientos. Aun así batallaba, convencido que algún
pecado terrible había sido la causa de la ira del Dios Todopoderoso en
contra de su gente. Luego le se le aclaró el secreto de todo ello—“odio
sin causa” (Yoma, 9b). “Odio sin causa” es la razón que el Talmud da por
la destrucción del Segundo Templo.
“No
se alegren de mi los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me
aborrecen sin causa guiñen el ojo.” (Salmos 35:19) Jesús vino para ser
nuestro sacrificio de expiación, tal como profetas del Tanaj
profetizaron, pero muchos de nuestros antepasados lo odiaban sin causa.
Cuando nuestros antepasados rechazaron al Mesías, el Templo fue
destruido poco después (Daniel 9) trayendo el juicio de Salmos 2a sobre
nosotros y nuestros hijos.
se alegren de mi los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me
aborrecen sin causa guiñen el ojo.” (Salmos 35:19) Jesús vino para ser
nuestro sacrificio de expiación, tal como profetas del Tanaj
profetizaron, pero muchos de nuestros antepasados lo odiaban sin causa.
Cuando nuestros antepasados rechazaron al Mesías, el Templo fue
destruido poco después (Daniel 9) trayendo el juicio de Salmos 2a sobre
nosotros y nuestros hijos.
¿Por
qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se
levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra
Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, Y echemos
de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; El Señor se
burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con
su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo
publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te
engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como
posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de
hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes,
sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a
Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se
enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían.
qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se
levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra
Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, Y echemos
de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; El Señor se
burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con
su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo
publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te
engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como
posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de
hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes,
sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a
Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se
enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían.
Una
voz suave y apacible le susurraba a Efraín, “Cesa de odiarme. Ámame y
yo te daré paz.” La lucha se había acabado, había encontrado paz, que
mantuvo sin titubear hasta su último día.
voz suave y apacible le susurraba a Efraín, “Cesa de odiarme. Ámame y
yo te daré paz.” La lucha se había acabado, había encontrado paz, que
mantuvo sin titubear hasta su último día.
Al
pensar de la próxima escena todavía me dan escalofríos, aunque ya han
pasado más de 38 años. El Jajam Efraín le dijo a su familia que tenía la
intención de ir a Jope por unos días. Se le sospechó y se puso en
acción una emboscada, pero el encontró refugio en la casa pastoral. La
noche pasó y se resolvió que el Dr. Ewing, el Rabino, y yo
emprenderíamos el viaje antes del amanecer. Apenas habíamos pasado el
castillo antiguo cuando se dio una señal, y fuimos rodeados por una
multitud enfurecida, más maniáticos que hombres. Inmediatamente se nos
forzó a bajar de nuestras cabalgaduras, y la multitud comenzó a golpear a
Efraín al punto de casi despedazarlo. Justo a tiempo, Efraín extendió y
tomo mi mano y eso detuvo el furor de la multitud. Él [Dr. Ewing] era
súbdito francés, y el asunto seria doblemente serio si algún daño se le
hiciera a dos hombres de diferente nacionalidad causando una doble
complicación. El Dr. Ewing se dirigió y calmó a la multitud, y
regresaron a la casa pastoral.
pensar de la próxima escena todavía me dan escalofríos, aunque ya han
pasado más de 38 años. El Jajam Efraín le dijo a su familia que tenía la
intención de ir a Jope por unos días. Se le sospechó y se puso en
acción una emboscada, pero el encontró refugio en la casa pastoral. La
noche pasó y se resolvió que el Dr. Ewing, el Rabino, y yo
emprenderíamos el viaje antes del amanecer. Apenas habíamos pasado el
castillo antiguo cuando se dio una señal, y fuimos rodeados por una
multitud enfurecida, más maniáticos que hombres. Inmediatamente se nos
forzó a bajar de nuestras cabalgaduras, y la multitud comenzó a golpear a
Efraín al punto de casi despedazarlo. Justo a tiempo, Efraín extendió y
tomo mi mano y eso detuvo el furor de la multitud. Él [Dr. Ewing] era
súbdito francés, y el asunto seria doblemente serio si algún daño se le
hiciera a dos hombres de diferente nacionalidad causando una doble
complicación. El Dr. Ewing se dirigió y calmó a la multitud, y
regresaron a la casa pastoral.
Se
llevó a cabo una conferencia donde participaron su esposa y dos
Rabinos. Repentinamente, la conferencia fue interrumpida por un intruso
de un tonto del pueblo, que tenía alguna indignidad en contra de su
esposa y que parecía dividir a los cónyuges. El Jajam dio a entender que
el viaje estaba anulado. El cogió la mano de su esposa y caminó a casa
con ella.
llevó a cabo una conferencia donde participaron su esposa y dos
Rabinos. Repentinamente, la conferencia fue interrumpida por un intruso
de un tonto del pueblo, que tenía alguna indignidad en contra de su
esposa y que parecía dividir a los cónyuges. El Jajam dio a entender que
el viaje estaba anulado. El cogió la mano de su esposa y caminó a casa
con ella.
Luego
comenzó un tiempo de fiera persecución. El Rabino Efraín fue detenido
secreta y repentinamente sin darse cuenta los misioneros. Después se dio
a conocer que se le había acusado falsamente de robo, y que se le había
confinado en una celda sucia donde sufría degradación inexplicable. Su
determinación y espíritu se mantenían sin doblez, era azotado y
hambreado, un castigo que dañó su salud de por vida. Aun así se mantenía
firme en sus convicciones. Condenado como traidor, fue removido
secretamente del pueblo a una colonia judía en las Aguas de Merom (el
Lago Jule), y su nombre fue borrado de la memoria de sus amigos y
compañeros.
comenzó un tiempo de fiera persecución. El Rabino Efraín fue detenido
secreta y repentinamente sin darse cuenta los misioneros. Después se dio
a conocer que se le había acusado falsamente de robo, y que se le había
confinado en una celda sucia donde sufría degradación inexplicable. Su
determinación y espíritu se mantenían sin doblez, era azotado y
hambreado, un castigo que dañó su salud de por vida. Aun así se mantenía
firme en sus convicciones. Condenado como traidor, fue removido
secretamente del pueblo a una colonia judía en las Aguas de Merom (el
Lago Jule), y su nombre fue borrado de la memoria de sus amigos y
compañeros.
Muchos
meses después, uno de los misioneros cabalgaba en la parte alta del
Valle del Jordán y vió a un a criatura desamparada, agachándose en su
tarea en el campo, bajo el sol caluroso, y fue sorprendido al acercarse y
descubrir que era el mismo Rabino Efraín. Había cambiado bastante. Las
durezas que había soportado habían dejado huella en su cuerpo, sus
arrugas se habían profundizado en su piel ya maltratada por el clima;
pero había una brillo de bienvenida en sus ojos. En respuesta a las
preguntas relató brevemente de sus experiencias, aunque éstas no lo
habían doblegado. Nada lo desmoralizó, se mantuvo firme en su camino. Le
era imposible regresar a Tiberíades. Para su sostén económico, él
voluntariamente soporto el agotamiento de arduos e incesables trabajos
en el servicio a extraños, hasta que le placiera a Dios mostrarle Su
voluntad. Se puso de pie de entre los surcos del campo despidiéndose
genialmente de su amigo, luego, animado por el encuentro, continuó su
labor.
meses después, uno de los misioneros cabalgaba en la parte alta del
Valle del Jordán y vió a un a criatura desamparada, agachándose en su
tarea en el campo, bajo el sol caluroso, y fue sorprendido al acercarse y
descubrir que era el mismo Rabino Efraín. Había cambiado bastante. Las
durezas que había soportado habían dejado huella en su cuerpo, sus
arrugas se habían profundizado en su piel ya maltratada por el clima;
pero había una brillo de bienvenida en sus ojos. En respuesta a las
preguntas relató brevemente de sus experiencias, aunque éstas no lo
habían doblegado. Nada lo desmoralizó, se mantuvo firme en su camino. Le
era imposible regresar a Tiberíades. Para su sostén económico, él
voluntariamente soporto el agotamiento de arduos e incesables trabajos
en el servicio a extraños, hasta que le placiera a Dios mostrarle Su
voluntad. Se puso de pie de entre los surcos del campo despidiéndose
genialmente de su amigo, luego, animado por el encuentro, continuó su
labor.
No
mucho después el Rabino Efraín fue a Nazaret, con una luz de propósito
en sus ojos, y allí fue bautizado. Pronto aprendió que grandes cosas
debía sufrir por la causa de Cristo. Cuando regreso a Tiberíades, su
esposa e hijos le fueron quitados, y aunque su esposa lo amaba
entrañablemente, sus parientes de ambos lados de la familia se unieron
en amenazas y advertencias, y vigilaban cercanamente sus movimientos.
Las autoridades de la sinagoga parecían sentir fuertemente su deserción.
“Si hubiese sido un judío ordinario” decían para que yo escuchara “lo
hubiésemos comprendido, pero que un Rabino, y uno de su posición,
cambiase, ¡simplemente no hemos escuchado tal cosa!” Sus hijos eran
jóvenes, y eran puestos fuera del alcance de su influencia.
Constantemente estaban en su corazón, y constantemente intercedía por
ellos, pero en temas de fé, la barrera rabínica se mantenía, y hubo poca
asociación con ellos, excepto con su hijo el mayor en el periodo de la
Guerra Mundial.
mucho después el Rabino Efraín fue a Nazaret, con una luz de propósito
en sus ojos, y allí fue bautizado. Pronto aprendió que grandes cosas
debía sufrir por la causa de Cristo. Cuando regreso a Tiberíades, su
esposa e hijos le fueron quitados, y aunque su esposa lo amaba
entrañablemente, sus parientes de ambos lados de la familia se unieron
en amenazas y advertencias, y vigilaban cercanamente sus movimientos.
Las autoridades de la sinagoga parecían sentir fuertemente su deserción.
“Si hubiese sido un judío ordinario” decían para que yo escuchara “lo
hubiésemos comprendido, pero que un Rabino, y uno de su posición,
cambiase, ¡simplemente no hemos escuchado tal cosa!” Sus hijos eran
jóvenes, y eran puestos fuera del alcance de su influencia.
Constantemente estaban en su corazón, y constantemente intercedía por
ellos, pero en temas de fé, la barrera rabínica se mantenía, y hubo poca
asociación con ellos, excepto con su hijo el mayor en el periodo de la
Guerra Mundial.
Se
dirigió a Jerusalén. Era un desconocido a las comunidades cristianas.
Evadía sospecha y mal representación a través de su viaje, y casi todo
mundo lo malentendía. Por fin conoció a los Schnellers, cuyo orfanatorio
y otros trabajos habían sido una bendición para toda clase de gente en
la región por más de tres generaciones. Justo en ese tiempo estaban por
construir una adición para proveer más alojamiento y hospedaje. Allí el
“Rabino de Tiberíades” trabajo como un jornalero de día, cargando
cemento y piedra. Su ingreso era lo de un siervo ordinario, pero nunca
se quejó de ello. Se contentaba con la manera más sencilla de vida y
ropa, y todo aquello que podía ahorrar de su ya diminuto salario lo
usaba para ayudar a los pobres que conocía, y de quien tenía
conocimiento a través de su continuo testimonio para el evangelio. Así,
su servicio no era de palabra solamente sino de hechos. Su conexión con
los Schnellers continuó, siendo empleado por ellos en su fábrica de
alfarería.
dirigió a Jerusalén. Era un desconocido a las comunidades cristianas.
Evadía sospecha y mal representación a través de su viaje, y casi todo
mundo lo malentendía. Por fin conoció a los Schnellers, cuyo orfanatorio
y otros trabajos habían sido una bendición para toda clase de gente en
la región por más de tres generaciones. Justo en ese tiempo estaban por
construir una adición para proveer más alojamiento y hospedaje. Allí el
“Rabino de Tiberíades” trabajo como un jornalero de día, cargando
cemento y piedra. Su ingreso era lo de un siervo ordinario, pero nunca
se quejó de ello. Se contentaba con la manera más sencilla de vida y
ropa, y todo aquello que podía ahorrar de su ya diminuto salario lo
usaba para ayudar a los pobres que conocía, y de quien tenía
conocimiento a través de su continuo testimonio para el evangelio. Así,
su servicio no era de palabra solamente sino de hechos. Su conexión con
los Schnellers continuó, siendo empleado por ellos en su fábrica de
alfarería.
Durante
su trabajo en el Orfanatorio, tuvo mucho contacto con los Rabinos en
Jerusalén quienes habían sido sus estudiantes en Tiberíades, y quienes, a
través de sus enseñanzas, habían obtenido su alto rango. Ellos estaban
muy perturbados y confundidos al encontrarlo en su presente estado
despreciable, por lo cual ellos le pedían: “Te rogamos que tengas
lastima de tu edad avanzada, y abandones este rudo trabajo y regreses
con nosotros y nuestros padres para que seas jefe entre nosotros como lo
eras antes.” Él aceptaba la prueba de amistad de ellos con gratitud, y
aun con gozo, porque, en parte, había aun evidencias de amor de ellos
hacia su viejo maestro, aunque él se mantenía sin titubear en su lealtad
a Cristo.
su trabajo en el Orfanatorio, tuvo mucho contacto con los Rabinos en
Jerusalén quienes habían sido sus estudiantes en Tiberíades, y quienes, a
través de sus enseñanzas, habían obtenido su alto rango. Ellos estaban
muy perturbados y confundidos al encontrarlo en su presente estado
despreciable, por lo cual ellos le pedían: “Te rogamos que tengas
lastima de tu edad avanzada, y abandones este rudo trabajo y regreses
con nosotros y nuestros padres para que seas jefe entre nosotros como lo
eras antes.” Él aceptaba la prueba de amistad de ellos con gratitud, y
aun con gozo, porque, en parte, había aun evidencias de amor de ellos
hacia su viejo maestro, aunque él se mantenía sin titubear en su lealtad
a Cristo.
Un
cambio feliz llegó al ser transferido al servicio de la Alianza
Cristiana y Misionera, más cerca de la ciudad y de aquellos que ansiaba
alcanzar. Ya libre de trabajo manual, ahora podía dedicar todo su tiempo
y esfuerzos a testificar entre los judíos, a quienes él fue
especialmente encomendado como evangelista regular. La Alianza rentó un
cuarto para el en la Carretera Jope, y allí el Jajam Efraín pasaba sus
días presentando al Señor Jesucristo a sus hermanos, razonado con ellos
en cuanto a las cosas del Evangelio. En este lugar sucedió más que una
discusión agitada. En ocasiones era apedreado mientras regresaba a su
hogar, y en una ocasión una piedra le hizo una herida en la cabeza. Pero
aun así nunca pensó en cesar de predicar del Señor, ni en dejar de
predicar en los servicios de los Sábados por la tarde que a menudo se
llenaba de Judíos.
cambio feliz llegó al ser transferido al servicio de la Alianza
Cristiana y Misionera, más cerca de la ciudad y de aquellos que ansiaba
alcanzar. Ya libre de trabajo manual, ahora podía dedicar todo su tiempo
y esfuerzos a testificar entre los judíos, a quienes él fue
especialmente encomendado como evangelista regular. La Alianza rentó un
cuarto para el en la Carretera Jope, y allí el Jajam Efraín pasaba sus
días presentando al Señor Jesucristo a sus hermanos, razonado con ellos
en cuanto a las cosas del Evangelio. En este lugar sucedió más que una
discusión agitada. En ocasiones era apedreado mientras regresaba a su
hogar, y en una ocasión una piedra le hizo una herida en la cabeza. Pero
aun así nunca pensó en cesar de predicar del Señor, ni en dejar de
predicar en los servicios de los Sábados por la tarde que a menudo se
llenaba de Judíos.
Se
hicieron esfuerzos para obtener una renuncia de su parte, o por lo
menos silenciarlo, ya que la persecución había fallado en hacerlo. Con
buenas palabras e inducciones se trató de persuadirle. Fue invitado por
los Rabinos, y acepto la invitación del Jefe de los Rabinos, ya que por
este medio él podría obtener lo que su corazón tanto había deseado -la
oportunidad de predicarle del Evangelio. Pasaba horas con los Rabino
comprobándoles por medio de las Escrituras que Jesús era el Mesías. La
mayoría se mantenían sin ser convencidos, pero algunos de ellos fueron
despertados, reconociendo las pruebas infalibles que presentaba, y
después lo procuraban para pasar un tiempo privado de estudio y oración.
Personas con preguntas y dudas incrementaban en número, pero como
siempre, se esparcían a otras tierras donde su influencia se sentía en
las iglesias. A través de aquellos que permanecían se creó una tendencia
subyacente de meditación, que ha continuado hasta hoy en día.
hicieron esfuerzos para obtener una renuncia de su parte, o por lo
menos silenciarlo, ya que la persecución había fallado en hacerlo. Con
buenas palabras e inducciones se trató de persuadirle. Fue invitado por
los Rabinos, y acepto la invitación del Jefe de los Rabinos, ya que por
este medio él podría obtener lo que su corazón tanto había deseado -la
oportunidad de predicarle del Evangelio. Pasaba horas con los Rabino
comprobándoles por medio de las Escrituras que Jesús era el Mesías. La
mayoría se mantenían sin ser convencidos, pero algunos de ellos fueron
despertados, reconociendo las pruebas infalibles que presentaba, y
después lo procuraban para pasar un tiempo privado de estudio y oración.
Personas con preguntas y dudas incrementaban en número, pero como
siempre, se esparcían a otras tierras donde su influencia se sentía en
las iglesias. A través de aquellos que permanecían se creó una tendencia
subyacente de meditación, que ha continuado hasta hoy en día.
Al
principio de la Guerra Mundial, el Jajam Efraín fue a Egipto donde fue
recibido por su hijo mayor, que en ese tiempo residía en el Puerto Saíd.
Allí se encontró con esfuerzos renovados de parte de los líderes
religiosos locales para convencerlo por medio de sus argumentos, pero
las conferencias de pronto se suspendieron cuando uno de los Jajamin
menores comenzó a inclinarse hacia las creencias de Efraín.
principio de la Guerra Mundial, el Jajam Efraín fue a Egipto donde fue
recibido por su hijo mayor, que en ese tiempo residía en el Puerto Saíd.
Allí se encontró con esfuerzos renovados de parte de los líderes
religiosos locales para convencerlo por medio de sus argumentos, pero
las conferencias de pronto se suspendieron cuando uno de los Jajamin
menores comenzó a inclinarse hacia las creencias de Efraín.
Después
que acabo la guerra, regreso a Jerusalén donde fue empleado como
portero en casa de los Schnellers. En su cuarto pequeño al lado de la
puerta continuamente testificaba de Cristo, y allí el presente autor se
encontraba con él y conversaba con él en el verano de 1927—una reunión
llena de gozo y felicidad después de treinta y cuatro años. Él estaba
firme en la fe, humilde, y contento. Su asociación con la Alianza
continúo de una forma voluntaria. Le daba gran gozo pasar una parte de
los Sábados en el Cuarto de Lectura, que se titulaba Ben Dorshe Emeth.
(La Casa de los Buscadores de la Verdad.) Mientras que hombres y niños
entraban por docenas para hablar con él, muy seguido se quedaban al
servicio de la tarde que se hacía otra vez en el idioma viviente de la
Tierra Santa- el Hebreo. En todas las cosas daba un testimonio
sobresaliente del poder salvador del Señor Jesús.
que acabo la guerra, regreso a Jerusalén donde fue empleado como
portero en casa de los Schnellers. En su cuarto pequeño al lado de la
puerta continuamente testificaba de Cristo, y allí el presente autor se
encontraba con él y conversaba con él en el verano de 1927—una reunión
llena de gozo y felicidad después de treinta y cuatro años. Él estaba
firme en la fe, humilde, y contento. Su asociación con la Alianza
continúo de una forma voluntaria. Le daba gran gozo pasar una parte de
los Sábados en el Cuarto de Lectura, que se titulaba Ben Dorshe Emeth.
(La Casa de los Buscadores de la Verdad.) Mientras que hombres y niños
entraban por docenas para hablar con él, muy seguido se quedaban al
servicio de la tarde que se hacía otra vez en el idioma viviente de la
Tierra Santa- el Hebreo. En todas las cosas daba un testimonio
sobresaliente del poder salvador del Señor Jesús.
El
Reverendo Esber Domet, un cristiano árabe y un amigo cercano del
Rabino, relata de una forma hermosa su última plática juntos, la tarde
antes de que fuera llamado a Casa. El me escribió: “Yo sentí la
presencia del Señor cerca de esa cama. El Jajam Efraín me pidió que
orara con él. Después que yo había orado, el también oro de la siguiente
forma ‘O Señor Jesús, te doy la gloria porque me has redimido. Te
bendigo ya que me has usado en tu servicio para la salvación de muchas
almas. Te ruego, Señor Jesús, que bendigas tu Iglesia alrededor de todo
el mundo y que la fortalezcas; pero te doy gracias especialmente por la
iglesia secreta de Jerusalén. Dale, Señor, fe y medios para incrementar y
prosperar para tu gloria. Amen.’
Reverendo Esber Domet, un cristiano árabe y un amigo cercano del
Rabino, relata de una forma hermosa su última plática juntos, la tarde
antes de que fuera llamado a Casa. El me escribió: “Yo sentí la
presencia del Señor cerca de esa cama. El Jajam Efraín me pidió que
orara con él. Después que yo había orado, el también oro de la siguiente
forma ‘O Señor Jesús, te doy la gloria porque me has redimido. Te
bendigo ya que me has usado en tu servicio para la salvación de muchas
almas. Te ruego, Señor Jesús, que bendigas tu Iglesia alrededor de todo
el mundo y que la fortalezcas; pero te doy gracias especialmente por la
iglesia secreta de Jerusalén. Dale, Señor, fe y medios para incrementar y
prosperar para tu gloria. Amen.’
”
Con tales palabras y pensamientos de gloria y adoración del Señor a
quien amaba y a quien sirvió tan bien a través de lo bueno y lo malo,
con muchos sacrificios, paso a encontrar a su Señor para escuchar la
bienvenida “Bien hecho, buen siervo y fiel,” “Te daré la corona de la
vida.”
Con tales palabras y pensamientos de gloria y adoración del Señor a
quien amaba y a quien sirvió tan bien a través de lo bueno y lo malo,
con muchos sacrificios, paso a encontrar a su Señor para escuchar la
bienvenida “Bien hecho, buen siervo y fiel,” “Te daré la corona de la
vida.”
Esto
sucedió en el 30 de Agosto de 1930. El próximo día el venerable Rabino,
a la edad de setenta y cuatro, aunque parecía más viejo a causa de las
persecuciones y aflicciones, fue recostado en su último lugar de
descanso en esta tierra. Los Schnellers, y los Reverendos el señor Domet
y el señor Gabriel de la comunidad cristiana árabe estaban allí. El
señor Gabriel dicta esta verdad. “Otra sepultura se ha cavado a lado de
la de el para un hermano árabe Cristiano. Judío y árabe fueron
recostados lado a lado, y los judíos y árabes estaban puestos en pie con
sus rostros inclinados al lado de ambas sepulturas, tocados y
ablandados el uno con el otro.’ ” De “When Jews face Christ” (Cuando los
judíos enfrenten a Cristo) por Henry Einspurch, D.D.
sucedió en el 30 de Agosto de 1930. El próximo día el venerable Rabino,
a la edad de setenta y cuatro, aunque parecía más viejo a causa de las
persecuciones y aflicciones, fue recostado en su último lugar de
descanso en esta tierra. Los Schnellers, y los Reverendos el señor Domet
y el señor Gabriel de la comunidad cristiana árabe estaban allí. El
señor Gabriel dicta esta verdad. “Otra sepultura se ha cavado a lado de
la de el para un hermano árabe Cristiano. Judío y árabe fueron
recostados lado a lado, y los judíos y árabes estaban puestos en pie con
sus rostros inclinados al lado de ambas sepulturas, tocados y
ablandados el uno con el otro.’ ” De “When Jews face Christ” (Cuando los
judíos enfrenten a Cristo) por Henry Einspurch, D.D.
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