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Reflexión |
El significado del Shabat |
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Para el judaísmo, el hombre (todo hombre) no
sólo tiene el derecho de soñar, tiene el deber de soñar, de conectarse
con su esencia humana durante un día por semana al menos, dejándose
ganar activamente por las delicias de la espiritualidad, de la melodía,
del sueño, del ocio creativo. Si se pudiera condensar simbólicamente en
una sola palabra todo el judaísmo, su esencia, su poesía, posiblemente
alcanzaría con nombrar el SHABAT. |
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El primero en celebrarlo, según el Génesis, fue
el mismísimo Creador. Tras dar forma a todos los mundos, a todos los
seres vivos y también a la más extraña de sus obras, el ser humano, esa
criatura que contiene en sí todas las posibilidades, las más sublimes y
las más abyectas, la espiritualización total, la bestialidad completa, y
toda la gama intermedia, culminó su tarea no descansando sino creando
el Shabat.
La idea del Shabat no es simplemente una noche y un
día de descanso sino una jornada de canto y alegría, de comida y bebida
en comunidad, en familia; una jornada para el afecto y la exaltación,
para el estudio y la reflexión. En el informe sucederse de días y
noches sin significado, el sábado judío viene a implantar, cada séptimo
día, una jornada completa de reencuentro con lo trascendente, con lo
espiritual, con lo verdaderamente humano del ser humano.
Decía
el Maharal de Praga** que todo el mundo material creado en los seis días
tiene seis dimensiones: este, oeste, norte, sur, arriba y abajo. Con el
advenimiento del Shabat se le agrega una séptima dimensión, la
espiritual, que otorga sentido a las otras seis.
Ese sábado
judío simboliza explícitamente una cantidad de ideas que hacen a la
esencia del judaísmo. Contrariamente a lo que era común entre otros
pueblos en los que la sabiduría, como fuente de poder, estaba en manos
de unos pocos, para los judíos estudiar fue desde siempre no sólo un
derecho de todos sino un deber para cada uno, un deber que se debía (se
debe) tratar de cumplir todos los días, estándole dedicado especialmente
el Shabat.
Del mismo modo, en otras culturas sólo los poderosos y
los pudientes disponían de su tiempo mientras los menos afortunados
nunca podían disponer de él; entre los judíos una vez por semana, en
Shabat, todos tenían (tienen) derecho, no sólo a un descanso (en el que
están incluidas hasta las bestias) sino derecho a la alegría y a la
espiritualidad, a sentirse ese día reyes de la creación; testimonio de
la esencial igualdad de todos los hombres propia del pensamiento judío. Shabat
expresa también el valor dado por el judaísmo a la vida: Los preceptos
que regulan el descanso sabático de los observantes son bastante
rígidos, sin embargo ninguno tiene vigencia si alguna vida corre el más
mínimo riesgo. El Shabat fue creado para los judíos y no los judíos para
el Shabat.
* Así dice el Talmud: "Mi she’lan bli jalom sheva iamim nikrá ra" (Berajot 55b).
**
El Maharal (Morenu Harav Rabi Loew 1525-1609) fue el famoso rabí Iehuda
Loew de Praga, erudito talmudista, cabalista y matemático, cuyo
renombre mayor se relaciona con la leyenda que le atribuye haber creado
un Golem para encargarle la defensa de su comunidad.
Con el acento puesto en el SER y no en el TENER, es decir en el TIEMPO y no en el ESPACIO "El
judaísmo apunta a la santificación del tiempo. Los sábados son nuestras
grandes catedrales". Abraham Iehoshúa Heschel. Original pensador judío
(1907-1972).
En las mitologías de todos los pueblos el espacio es
mucho más importante que el tiempo. Cuando esos pueblos perdían su
lugar sagrado también perdían su entidad nacional. Para el pueblo judío,
en cambio, el tiempo es mucho más importante que el espacio. Un templo
puede ser trasladado, el sábado no. La destrucción física del Templo de
Jerusalem no significó el fin del pueblo judío sino la condensación de
Jerusalem en una suerte de templo portátil, de patria portátil, el
TaNaJ, la Biblia hebrea.
Todo lugar donde un grupo de diez o más
judíos --un minián-- estudia Torá, es un lugar judío. Una sinagoga
puede venderse, incluso a sabiendas de que va a levantarse en ese sitio
una iglesia o una mezquita. Se quitan las mezuzot y demás símbolos
judíos y eso es todo. Cuando en hebreo se dice EL LUGAR, HA’MAKOM, uno
no se refiere a ningún sitio terrenal sino a Dios mismo: ÉL es el lugar.
Y es también el tiempo sin principio ni fin: El Tetragrámaton, esas
cuatro letras impronunciables de Su nombre oculto e inefable, traducidas
a nuestros parámetros humanos, resumen la eternidad: EL QUE FUE, EL QUE
ES, EL QUE SERÁ.
Para el judaísmo lo sacralizado es el tiempo,
estando la vida judía pautada tradicionalmente por ciclos, comenzando
precisamente por el semanal Shabat.
Otro ciclo es el anual, de
las festividades en las que se cruzan ejes históricos, agrícolas y
espirituales. Y otro ciclo es el vital, con sus ritos o ceremonias de
pasaje: brit milá, bar/bat mitzvá, jatuná, levaiá. El objetivo es
siempre humanizar, espiritualizar, llenar de contenido e incluso dar
sentido histórico al tiempo de las personas.
Sábado Pleno Celebra el día con alegres manos como si bendijeras lo que tocas: Hoy habla Dios por nuestras pobres bocas y en la fiesta común somos hermanos.
Mi corazón no tiene otro presente para el Sábado que éstas Aleluyas de pecho ardido. Tómalas, son tuyas. Vamos a izarlas silenciosamente.
César Tiempo. Poeta judío argentino (1903-1980).
Cantata de la noche de Shabat
Aunque
aprendí todas las plegarias /soy incapaz de rezarlas; /espero que el
rabí no se dé cuenta /que es la melodía lo que me fascina /y no su Dios
ni su mirada fija /que evapora el hechizo. /Desesperadamente estrecho
manos /y abandono la sinagoga, /infiel por ansiar apenas una melodía,
/no temiendo el infierno /pero sí la prédica o el silencio /cuando
reemplazan la santidad desnuda. Completamente hereje, /con
frecuencia me siento una réproba /cuando la congregación reza. /Yo,
adoradora de la melodía, /debo de estar profanando/aquella alegría en
Dios /que cada ofrenda extiende, /pero cada noche de viernes /me siento
atraída por algo que ni Bach /podría explicar de modo Coherente. Florence Victor. Poeta norteamericana contemporánea.
¿Se puede profanar el sábado para dar de beber a los animales?
Esto sucedió en una colonia agrícola judía argentina, Colonia Mauricio, allá por los primeros años del siglo XX. Como
no existían entonces molinos de viento, había que extraer agua de un
pozo utilizando para eso un caballo que tiraba del balde hasta llenar la
batea donde el ganado venía a beber. Pero en sábado no sólo no está
permitido cabalgar sino tampoco conducir al caballo por la brida; por
otra parte, ¿cómo hacerlo extraer agua cuando existe la obligación de
dar descanso el sábado también a los animales? Entonces los santurrones
ordenaron a su ganado que para beber esperase hasta que se fuese el
sábado...
Pero sucede que el ganado argentino es muy ignorante,
no conoce las normas judías, y comenzó a protestar, a mugir, a atacar a
la gente, a entorpecer los rezos... Y los bueyes mayores llevaron su
enojo tan lejos que tampoco el domingo quisieron ya tomar agua... Las
cosas se pusieron feas. ¿Qué se hace?
Algunos jóvenes se
decidieron a sacar por sí mismos el pesado balde del pozo, sin la ayuda
del caballo, con tal de dar de beber a los animales, pero uno de ellos,
un estudioso, les señaló que ésa era una transgresión aún mayor.
Consiguieron
entonces que un colono que sabía hacerlo, redactase en hebreo esa
consulta a un gran rabino de Kovno, Lituania, pidiéndole de manera
indirecta una autorización rabínica para quebrar el sábado en beneficio
de los animales...
Algunos meses más tarde llegó la ansiada
respuesta. ¿Se animan a adivinar lo que ese genio y hombre santo
respondió? ¿Ya se ríen? ¡Esperen y van a reírse más todavía! Se convocó a
toda la gente y se rompió con cuidado el sobre, extrayendo de él una
cuartilla en blanco con la firma y el sello del rabino.
Reb Itzjok Eljonon de Kovne. --¿Sólo un papel en blanco? --preguntó desilusionada la gente-- ¿qué significa esto? Don
Leib Diner montó los anteojos sobre su nariz y descubrió tres palabras
escritas con letrita muy menuda y las leyó sin respirar: "NO PREGUNTEN
ESTUPIDECES..." Marcos Alpersohn. Escritor ídish argentino (1860-1947)
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